En el instituto y en la universidad a los que fui estaba obligado a memorizar lo que los profesores me decían o me contaban y luego, escribirlo todo en un examen. Este sistema no es muy racional, pero así era y yo lo debía aceptar. Yo creo que hay otros sistemas de aprendizaje más humanos, que atienden más a la razón. No sé cómo serán esos sistemas pero deben existir y se deberían poner en práctica por bien del docente y del discente. Luego, en la vida, me tocó a mí ser profesor e hice lo mismo que hicieron conmigo. Yo hablaba, mis alumnos copiaban y me lo ponían todo en un examen. Así de tonto, así de simple. Luego, no he tenido que memorizar ya nada más, sino habituarme a un lugar y a hacer cosas para mi supervivencia diaria. No he tenido que memorizar más pero sí soportar algunas situaciones difíciles que me han hecho cambiar, pensar mi ser por dentro, ver que no todo es levantarse, asearse y salir a la calle. No todo es como en la universidad sino que es más cambiante, más adaptativo, más complejo que memorizar y escribir.

La universidad.

La adversidad enseña más que un año de universidad.