miércoles, 28 de febrero de 2018

En el capítulo anterior contaba yo que estaba nervioso. Se debió a que mi hermano gemelo  Paco también lo estaba, pero en mayor grado. Hoy está en el Hospital. He estado con él en urgencias desde la una y cuarto del mediodía hasta las seis y media de la tarde por culpa de una urgencia que tenía que ver con una familia que estaban todos locos. Lloraba la madre, la hija y el novio. Han colapsado a los psiquiatras durante tres horas. Cuando nos han visto las psiquiatras (unas muchachillas que no aparentaban nada ser psiquiatras), mi hermano se ha puesto a dar un speech en toda regla. Le han dejado en el hospital en observación, supongo, pues malo del todo no estaba. Si llega a estar malo, lo tienen que atar del maratón que hemos sufrido en la salita de mierda de las urgencias. Al fin, me he venido a casa. Los días de antes, en que mi hermano despotricaba de todo y de todos ya han pasado. Me han acompañado en el Hospital mi cuñado y mi sobrino. Mi sobrino, de casi cuarenta años, no se explicaba lo sucedido aunque yo le decía que era causa de la enfermedad. Seguía preguntando y yo, que la enfermedad. Mi hermano, creo que lo que le ha pasado, es que se ha estresado mucho meses atrás por tres mil euros que le pedía injustamente y absurdamente la aseguradora Mapfre, a la que podían dar bien por culo a esa hija de puta. Espero que pronto esté en casa Paco, no sea que coja un virus en el hospital y se muera de asco.

Si te pasa algo, una de dos: o aguanta o jódete.

martes, 27 de febrero de 2018

A veces nos empeñamos en querer a quien no nos quiere. Este proceso puede durar tiempo, hasta que nos desengañamos de mala manera. A veces, no disponemos en nuestra vida de alguien que nos quiera a la que nosotros podamos querer. Entonces es aconsejable abrazar la poca independencia y soledad que podamos acaparar en nuestra pobre alma.
La soledad no da nada especial. No da amor, cariño, un chiste divertido y menos aún sexo compartido. Pero da mucha tranquilidad, reposo necesario hasta que surja alguien en quien poner los ojos y nuestro amor.
La vida es muy caprichosa y si se pone demasiado caprichosa, puede resultar muy dura ya que nos expone a males que no creíamos posibles hasta que llegamos a pensar que qué estoy haciendo en este mundo.
Pero no todo es malo en la vida si sabemos sufrir sus males o abrazamos la soledad, ya digo, con ese amorcito pobre que podamos guardar para ella en casos en que no podamos dar nuestro gran amor sin exponerlo gravemente.
La soledad sirve para hacer poemas, ir al cine o pasar un rato en el bar leyendo las noticias del periódico. No vale para mucho más.
El amor es muy bonito pero su revés suele ser duro de encajar mientras que la soledad es como un camino llano y aburrido que se anda más o menos bien.
No todo en la vida es como los anuncios de la tele, en los que todos sonríen. Es más bien al revés. Se suele llorar mucho en la vida o se pasa por ratos amargos. La soledad amortigua a veces, si se la sabe entender, esos ratos malos.
No siempre se ha de estar solos. Solo por estadística, tocamos a muchos habitantes por minuto y alguno habrá que nos toque y sea bueno y merezca la pena. Para esto, hay que querer a la soledad y a la paciencia por igual.

La soledad siempre está a tu lado así que es un recurso fácil.

La colmena zumba por las calles. La gente pasa presurosa. Las bocas de metro tragan y escupen. Los autobuses se retuercen como bestias en las curvas de las esquinas. Yo camino por la acera como uno más de esta maldita colmena.
Otros vendrán que de tu casa te echarán. Ayer comimos garbanzos, que sientan un poco pesados al estómago. En el parque juegan los niños con la paciencia de los dioses antiguos.
Dormir es una solución precaria a los problemas del mundo porque pronto o tarde despertarás del sueño y el monstruo seguirá ahí. 
Los escritores como yo imaginamos un montón de cosas curiosas pero la realidad ya nos ha ganado por ciento a uno hace mucho tiempo.
Suena la trompeta en el metro, suenan ya los pájaros que anuncian la primavera en los árboles cancerosos de la ciudad.
No hay que bajar la guardia frente a novedades que nos harán más esclavos. Los móviles no dejan de lanzar señales de estupidez al mundo.

La vida pasa, la muerte llega. Es la ley más fiel a la que está sujeto el ser humano y todos los seres con vida.

Ayer pasé un día malo. De nervios. De tensión emocional. De no saber dónde quedarme ni ir ni venir. Menos mal que pude dormir. Hoy me he levantado mejor. Ya no me sudan las manos. Ya no creo que todo vaya mal. Ya no creo que yo voy mal. Mi cabeza ha dejado de pensar mal y de crear estados nerviosos malsanos. Ayer fumé un montón para reducir la ansiedad. Hoy, sin embargo, todo está más calmado. Mi hermano notó mi malestar mental y se preocupó e intentó animarme. No he tenido que ir al médico.
La vida, por lo demás, sigue su curso, su honesto curso de horas sin variación.
He leído a un magnate de la comunicación en El País, un periódico español. Es un tío pesado escribiendo. Quiere ser muy moderno, muy moderno en sus ideas pero es muy pesado. Se llama Cebrián y es de los que quiere cambiar el mundo porque este no le gusta.
La gente que quiere cambiar el mundo debería empezar por su casa y por sus valores y no intentar inculcar estos a los demás.
Ya he dicho que no me gustan los cambios gratuitos y que valoro mucho las instituciones que hay en mi país. No  me gustan los aprendices de magos que no saben nada y lo quieren cambiar todo. Digo esto por toda la izquierda de España.
Llegará el día en que PSOE y Podemos se entiendan y quieran una España federal, una república y una nación de naciones. Eso fracasará pero habrá que reconstruir lo que estos cantamañanas destruyan con su soberbia de magos universitarios.
Tardará un tiempo (quizás seis o siete años) en que esto se produzca pero se producirá y veremos cómo los cambios propuestos traerán paro, ruina económica y sobresaltos sin parar. Yo lo he de ver pero no me gustará verlo.

Si quieres cambios, que sean buenos.

lunes, 26 de febrero de 2018

Estoy entre los vivos. Quizás debería dar gracias a Dios o a otras circunstancias por el hecho de estar vivo. Pero estar entre los vivos cuesta un poco. A veces se desearía estando vivo tener alguna cualidad de los muertos, por ejemplo, no sentir, porque hace daño muchas veces. Hoy he visto imágenes de Siria en guerra y me he sentido demasiado cómodo sentado en mi sofá. Tampoco puedo hacer gran cosa por ellos. Pago un dinero a una ONG. Tampoco es mucho, hay mucha gente que lo hace pero en mi calidad de enfermo mental yo no estoy para sufrir a los otros, quizás necesitaría yo ayuda en algunos casos y nadie me la ofrece y me apaño como puedo. En fin, estar entre los vivos duele y duele también ver cosas de políticos de mierda que en vez de construir solo piensan en romper las cosas que ya están y las instituciones se tambalean por caprichos políticos absurdos y ya nadie entiende a nadie y todos se pelean que es como se construyen las guerras como las de Siria.
A veces me sudan las manos como hoy y no doy una a derechas y solo deseo que se acabe el día a ver si mañana amanece mejor. Hoy estoy nervioso y no sé por qué, serán cosas de la enfermedad y no puedo estar en ningún sitio a gusto y escribo esto para desahogarme y apenas consigo nada y sigo nervioso. Me tumbo en la cama y pienso cosas malas y absurdas, me voy a la calle y todo me parece mal, estoy en casa y no puedo estar en casa.
Pero bueno, lo mío pasará pero lo de los niños sirios no. Morirán desangrados y esta guerra atraerá a otras guerras y así siempre y gente como yo no verá la solución a todo esta mierda que hay en el mundo y la gente que he visto hoy me parecía mi enemigo y así no se puede vivir. No tengo ganas de escribir mi novela. Mi novela me parece una mierda, yo mismo me parezco una mierda y el mundo entero, hoy, me parece una inmensa mierda.
No sé cómo acabaré el día pero sé cómo lo estoy pasando y desearía ser del espíritu de los muertos, que ni ven ni oyen ni sienten. Vaya mierda estar entre los vivos.

Si estás vivo, no hagas daño.

A uno que viene de un pueblo a la ciudad, se le hace difícil conocer gente. No solo  por una dificultad física al estar solo por tener los conocidos en el pueblo, sino también por una causa ideológica o de pensamiento, pues le parece a este hombre de pueblo que los de la ciudad piensan de otro modo o simplemente, están locos o son raros todos.
No digamos los emigrantes de otros países. Pero estos emigrantes se encuentran ya con una comunidad de los suyos ya muy asentada en diversos negocios o barrios, etc, donde pueden encontrar gente para conocer.
Uno que venía en los años 60 o 70 de Segovia, de Palencia, de León, se enfrentaba a una soledad de gentes que venían de un pueblo a Madrid o a Barcelona. Yo ya soy hijo de aquellos que vinieron en esas épocas. Pero tengo una manera de pensar por ser de pueblo y creo que también por tener unos padres muy mayores, muy refraneros, muy aconsejadores, que ya no me la quito de encima: es una manera de pensar muy conservadora, muy antigua, muy pegada quizás a la tierra.
Pero ayer domingo logré hacer unos conocimientos: conocía a Iván, el hijo de un militar; conocía a Inés, que trabaja desde casa con el ordenador y conocí a Carmen, con la que hablé de política de manera muy fructífera para mí, pues saqué algunas ideas buenas de lo que se habló.
Además, no es necesario ser de pueblo para que hacer conocimientos entre la gente sea difícil. Es que yo creo que con la vida que llevamos es muy difícil hacer conocimientos humanos de cualquier forma. Celebro pues haber conocido a esta gente gracias a Silvia, una buena amiga.

A veces suena la flauta y suena bien.

jueves, 22 de febrero de 2018

No sé por qué el otro cada vez nos parece más extraño. Decía Sartre, ese filósofo que apoyaba igual una huelga que al régimen de Stalin, que el problema es el otro. No sé en qué sentido lo decía porque no he leído su filosofía. No sé por qué coño el problema es el otro y no uno mismo. Pero el otro es cada vez más extraño: puede ser de una tendencia política extraña o por lo menos diversa, ya no hay solo progresistas y conservadores, hay partidos morados, naranjas, etc; pueden gustarle los animales a tal extremo de matar a un hombre o a una mujer si pega una patada a su perro; puede no gustarle el azúcar u odiar el azúcar porque el médico le ha detectado diabetes alta en la sangre; puede ser un psicópata, ahora hay muchos; puede ser terrorista o pederasta o feminista a ultranza (aunque sea hombre); puede ser tan de izquierdas que solo cree en la revolución con una fuerza que le hará dar gritos en una terraza en una reunión de amigos; incluso puede ser tu enemigo acérrimo. Así que cuantos más puntos de desencuentro tengan los seres humanos, menos nos daremos a conocer y así los poderosos se frotan las manos diciendo: mira qué tontos, desuniéndose indefinidamente hasta parecer extraños los unos con los otros. Con lo que nos queremos nosotros los que mandamos. Qué pena. Me echaré un cigarrillo a ver.

Cuanto más haya para elegir, más consumiremos, más raros nos haremos.

No me gustan ni los cambios bruscos ni las manifestaciones que se formen para esos cambios bruscos. Yo tenía alumnos que primero se quejaban de la fecha del examen y luego, se quejaban de los exámenes mismos y querían cambiar ese esquema de evaluación del todo. A mí me gustan los cambios que van precedidos del raciocinio y del buen gusto, no de voces ni de amenazas. Digo esto por la causa esa del feminismo a ultranza que hay ahora. Los cambios quieren venir de forzar las cosas y no plantearlas como Dios manda. Ayer oí en la radio, en una emisora de izquierdas que "la política es movimiento". Yo creo que la política no es movimiento sino que debería ser saber hacer las cosas con sentido común. Yo creo que si las mujeres cobran menos, deberían cobrar lo mismo y ya está. Pero que se empiece desde abajo arriba o desde arriba abajo y las mujeres se igualen en los salarios. Lo que pasa es que una madre es una madre y eso no lo cambia ni Dios que baje de los cielos. Y eso no lo quieren comprender las feministas de la nueva ola que hay ahora, que, quizás, dejen a los hijos a su libre albedrío y así nos irá en adelante.
Las mujeres paren y dan la teta y eso tampoco lo cambiará nadie por muy feminista que sea. Otra cosa es que forzando las cosas se desmadre todo y se vaya al carajo, que también puede pasar.
Yo, ante todo, deseo el orden mundial y de mi vecindario, aunque no conozco a ningún vecino y que cada santo aguante su vela y al freír de los huevos se verá todo como sale.
No me gusta que gente de izquierdas o feministas o cualquier otra movida que se invente vengan a cambiar las cosas y sacarlas de su quicio, que todo lo puso Dios en su orden y concierto y buscar pan de trastigo no es más que ganas de joder y ponerlo todo patas arriba para que nadie conozca a nadie y nos tengamos miedo unos a otros.

El que quiera cambios, que empiece por su casa.

Dice uno de mi pueblo que en España o va uno llevando el palio en la procesión, en primera fila, o va atrás del todo tirando piedras al Cristo. Quiere decir esto que en España no hay término medio. Ahora, hay que ser todos feministas; si no, se está en fuera de juego constantemente. La brecha salarial, el trabajo en casa, los derechos de las mujeres son invocados todos los días como si fueran una oración con la que congraciarse con la política que debe ser.

No solo se critica al que no piensa feministamente, sino que se le acosa de manera cruda y visceral. Para tumbar al gobierno de derechas que hay ahora se cargan de razón invocando al feminismo, como si el feminismo tuviera todas las respuestas para solucionar los problemas de toda la gente en general.
Si antes, el feminismo era una corriente como tantas, ahora es la principal, desde que el llamado Me Too entrara en escena, echando mierda sobre hombres que habían acosado mujeres. Vaya nacimiento de una corriente que apoya a las mujeres, criminalizando hombres.
Y así va todo en el mundo y en España, dando bandazos de una manera inconexa mientras una a una o de diez en diez se suman al carro y empiezan a vociferar como bestias.

La lucha ha de ser franca; si no, cae en guerrilla.

martes, 20 de febrero de 2018

Voy a usar este blog como entrenamiento para luego continuar con mi novela. Son las tres de la tarde. No he dormido siesta y me acompaño de una cocacola para excitarme mentalmente. He puesto en google "por qué "El idiota" de Dostovieski es un clásico". Aparecían algunas respuestas que intentaban explicar esa cuestión. Lo que yo pienso es que Dostovieski fue un genio escribiendo y ya está. Me da igual lo que cuente cualquier novela suya. Sin embargo, los clásicos americanos de habla española no me gustan tanto. Estoy leyendo "Pedro Páramo" y me leí "El amor en los tiempos del cólera" pero no me causan tanta sensación como los del ruso. Los clásicos son clásicos porque son universales y atractivos y por eso no mueren. Y se leen con mucho gusto. Hay que fijarse en los clásicos para luego escribir, no en las novedades que son efímeras, que solo duran lo que el marketing en los escaparates.
Voy a escribir también unos versos antes de ponerme con mi novela. Mis versos son muy sencillitos, hablan de la vida misma con alguna metáfora que los atraviesa.
Dostovieski escribió "El jugador" en veinte días. Porque estaba adeudado y porque era un genio. Me gustaría conocer genios italianos como Balzac o como Zola, que son franceses. Giacomo Leopardi fue un poeta. Verdi un genio de la ópera. ¿Quién fue el genio del realismo en Italia? No lo sé. Sí que hay genios del neorrealismo en los años 40 y 50.
Moravia, Calvino, Pavese fueron genios. Hay que leerlos.

Escribir es oficio duro, se te cansan los hemisferios cerebrales.


sábado, 17 de febrero de 2018

Hay personas que saben con el corazón porque las han pasado putas en la vida. Pero en la cabeza tienen un hueco grandísimo y permanente. Yo conozco una amiga a la que a su padre le dio un ictus cuando ella tenía 26 años, su madre la trataba como una criada porque la trataron como una criada a su vez. Tuvo muchos problemas esta chica y esta chica es buena pero en la cabeza no tiene más que programas absurdos de televisión, no conoce la cultura ni la conocerá nunca. Hay muchas mujeres y hombres que saben con el corazón. Son sabias, sí, pero el corazón no puede saberlo todo.
A esta amiga, cuando fue mi novia, se le fue la cabeza de aire que tenía y no dejó de maquinar estupideces en mi contra. Tantas tonterías decía y tan insistentemente que la tuve que dejar pues ya digo, su cabeza no regía, no conseguía atajar la estupidez de su corazón, que, a veces se volvía muy celoso y terco.
Yo creo que esta vida se siente de dos maneras: sentimentalmente e intelectualmente. No hay que descuidar ambas maneras de sabiduría que tiene el hombre.

Hay personas que saben con el corazón pero con la cabeza no saben nada.

jueves, 15 de febrero de 2018

Son las seis y media de la madrugada. No para de cantar el mirlo. No hiela. Se está bien en pijama. A lo mejor las personas sueñan con un mundo mejor tan insistentemente que molestan al mundo con sus sueños.
Sería mejor que el mundo mejor ya existiera para no tener que soñarlo y desearlo siempre, con tanta convicción.
Yo deseo mi mundo mejor escribiendo pequeñas historias que a lo mejor se hacen grandes si esos personajes de los que escribo me sobrevivieran de algún modo y tomaran vida propia como cualquier vecino al que le ha pasado de todo un poco.
La vida está llena de personajes que no son literarios, ni siquiera son todo lo humano que desearían ser, pero van viviendo.
La vida es ese regalo que se obtiene de la mano de Dios y de uno mismo, basta empujarla un poco con delicadeza suficiente para que vaya delante de nosotros y no detrás, como un niño pequeño que llora.
Nietzsche fue un gran filósofo del que apenas he leído nada. Hay tantos filósofos que deberían haber nacido en los tiempos en que no había filosofía para que resultaran más creíbles.

Si sueñas, realiza tu sueño; si vives, realiza tu vida.

Yo no soy de Facebook ni de nada de las redes sociales. No las entiendo. No conozco a ningún vecino, de eso estoy seguro. Me explicaron que con las redes sociales, volvías a tener contacto con los amigos del colegio pero, pasados tantos años, ¿para qué quiero yo conocer a los amigos del colegio? Otro ejemplo que me daban es que se juntaban los de la universidad, por medio de Facebook, y tenían una cena. Y eso, ¿de qué me sirve? Yo lo que veo es que no tengo muchos amigos y me es difícil hacerlos en mi comunidad. Creo que con las redes sociales se consigue el efecto inverso: conocer gente que no te interesa para nada mientras en tu barrio sigues sin conocer a nadie. Pues vaya adelanto.
No hay más que subirse a un autobús o al metro y ver cómo la gente se aplica a esos cacharritos y se pasan todo el trayecto mirando contactos. Está visto que el contacto visual de las personas se va perdiendo por otro virtual y asqueroso, que es estar comunicado en la distancia. Antes no era necesario saber lo que ocurre en tu pueblo en este preciso momento. Ahora sí. Todo se necesita saber para no saber nada.
En Facebook, me hago a la idea, cada uno pone sus características personales, sus gustos, etc y se "relaciona" con un montón de gente. Pero, ¿cómo se relaciona? Con una serie de mensajes estereotipados como: me gusta, iconos estúpidos que pueden ser malinterpretados, etc. ¿No es mejor la comunicación cara a cara, no es más real, más cercana, más atractiva y verdadera?
En esto estamos, en un mundo de comunicaciones rápidas, pasajeras y malinterpretables en vez de en un mundo real, simpático y alegre y directo. Con las redes sociales nuestra comunicación con los demás empeorará y se atrofiará y no seremos más que lo que quiera una máquina estúpida.
Yo deseo el contacto real, aunque más difícil, más verdadero.
He leído por encima un libro titulado "La paranoia" de Enrique González Duro. Este señor fue un reformador de la psiquiatría en España y en este libro habla de que la manera de vivir la vida en la actualidad es la paranoia o la esquizofrenia. Este libro es muy duro pues pone al individuo como un ser que desconfía continuamente de los demás, no sabe tener lazos afectivos, cree que le persiguen, etc. Por otro lado, en el periódico, he leído una entrevista a Bibí Andersen, esa mujer, como se define ella, que piensa que esta revolución de la mujer que no deja que la piropeen por la calle es un puritanismo y una hipocresía. Dice que todas estas prohibiciones son malas.
Yo creo que el ser humano actual no es que sea paranoico, sino que vive en la más completa incomunicación y en la soledad más triste. Y eso sucede en la era de la comunicación. Es la contradicción que tiene que soportar el hombre de hoy.
Nos podemos comunicar con un australiano, sí, pero no con el vecino de al lado. A eso es a lo que me refiero.
La soledad y la incomunicación que habita en la sociedad actual como un gusano muy asqueroso, se va imponiendo poco a poco ya desde la infancia.
No hay que exagerar diciendo que el ser humano actual es paranoico; simplemente, está muy solo, se comunica con muy poca gente y de ahí que tenga unos comportamientos de desconfianza.
Pero hay gente que quiere abrirse a los demás pasando de redes sociales y de internet y a veces triunfa y encuentra un alma gemela con la que poder comunicarse y eso es cojonudo.
Todo el mundo desea socializarse, comunicar sus problemas y sus deseos, enamorarse pero la soledad en la que vive no le deja hacer tales cosas porque la soledad, algunas veces implica aislamiento, no saber cómo salir de esa soledad vivida.
No es fácil comunicarse en la calle porque hay otros medios de comunicación que imposibilitan esa comunicación directa. Ahora, para comunicarnos, nos requieren que seamos de una red social, que estemos en el Facebook o esas malditas redes que no son más que un engaño del conocimiento de las personas, como si se dijera: si me quieres conocer tienes que reunir estos requisitos: ser de Facebook, ser de mi club, ser de esto o de lo otro cuando en una comunicación directa es esa misma persona en vivo y en directo la que da señas de su persona: yo soy fulano, vivo en tal sitio, etc. ¿No es más bonito que alguien te cuente su vida de primera mano que no que la tengas en el móvil? Pues parece que no. Queremos tener "fichadas" a las personas antes de hablar con ellas, como en un estado policial o algo así. Es denigrante que ahora los conocimientos de las personas, que antes eran tan saludables por lo espontáneos y directos, ahora tengan que ser a través de aparatitos y redes sociales de mierda que no hacen más que enredar un conocimiento que debería ser más libre de lo que es ahora.
Las redes sociales se han cargado la libre comunicación de las personas; es una moda absurda y llena de circunloquios que no lleva nada más que a malentendidos y falsos conocimientos.

Redes sociales, ¿para qué? Conoce a tu vecino.

Yo creo que en esta sociedad en que vivimos, la soledad anida en nosotros un poco o un mucho, según se mire. Componemos núcleos de población pequeños: madre, padre, hijo; madre e hijo; hermanos. No suele vivir en un piso más de tres personas. La carestía de la vida lo impone así o quizás el diseño de esta sociedad. Las familias extensas han desaparecido hace mucho tiempo, de ahí la soledad que se viene padeciendo. Cuando se llega a una edad, van quedando pocos amigos, todos se casan y forman su pequeña familia de uno o dos hijos. Luego están los divorciados. Son otro pozo de soledad porque se quedan aislados.
Hasta en los pueblos pequeños se va reproduciendo este esquema, aunque parece que en estos sitios la comunicación es mayor.
Ante la soledad, queda el intentar hacer conocimientos de gente. Se puede hacer mediante internet. A lo mejor no hay otra manera de hacerlos que por internet.
El que no es independiente en esta vida lo pasa mal. El que no sabe estar solo, lo pasa mal.
Quizás todo se deba a la divisa aquella que dice: "divide y vencerás". La sociedad está muy dividida, muy separada, muy atomizada.
Hay que apuntarse a cursos de fotografía, a cursos de literatura, a cursos de cerámica.
La vida es muy dura hoy. Si te descuidas, te quedas muy solo, muy solo.

Si te quedas solo, la soledad te empujará hacia otros.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Hoy, que es San Valentín y el Real Madrid va a jugar un partido decisivo contra el París Saint Germain, yo me siento bastante triste porque mi vida es de poca monta. Hace mucho que no viajo, que no veo cosas nuevas. Hace mucho tiempo que mi vida se limita, se acogota, se hace pequeña.
Es triste estar dando vueltas a las cosas y que las cosas no cambien. El mundo no cambia tampoco. La mayoría de la gente hace las mismas cosas todos los días.
No me puedo quejar. Tengo un status bueno de vida pero mi vida no se llena, no tiene el interés necesario, no se renueva.
Hoy voy a ver a mi amigo Antonio. No me suele contar nada interesante. Soy yo el que habla. No tengo nada que contar yo tampoco y aun así hablo, le cuento cosas que no tienen gran valor.
Me meto en el metro y veo gente. Gente que no piensa, que ejecuta una serie de acciones como ir en metro, salir del metro y trabajar.
Yo no trabajo, aparte de lo que escribo por puro placer, pues nada de lo escrito ha visto la luz.
Ayer leí la vida de Dostovieski. Le gustaba jugar, viajó a Italia, se casó un par de veces, tuvo hijos, tuvo epilepsia, escribió libros muy importantes. Yo he leído "El idiota". Quiero leerme "Los demonios".
Esta tarde iré a la radio de "Tú decides", a seguir hablando, a seguir comentando un trozo de vida, a describir al pormenor mi pequeña derrota.

martes, 13 de febrero de 2018

Había una página web que iba leyendo "El amor en los tiempos del cólera" de Márquez pero no la he encontrado. En ella, Shakira cantaba una canción muy bonita. Estoy sentado al lado del radiador sin ganas de crear, de escribir mis propias aventuras. He buscado en internet sobre personajes, tramas, novelas y he leído fragmentos de autores (Murakami, idolatrado; Hemingway, también idolatrado, etc). Esta mañana, he leído "Berta Isla" de Javier Marías y "La colmena" de Cela. Siempre venden libros los mismos. Yo calculo que hay tantos libros como habitantes en el mundo. No sé qué tendrá "El idiota" de Dostovieski que me ha gustado mucho. Tengo una triste sensación desde que leí en internet algo sobre Michael Foucault. Tengo la sensación que vivimos vidas obligadas, pensadas por otros, vidas demasiado sencillas en las que no entra el deseo ni la revolución ni la fuerza. Vamos viviendo, digamos, pero no vivimos. Voy a dar mi paseo de por las tardes pensando que mi vida no merece la pena porque no la comunico con nadie, porque no es suficientemente conocida. Yo no aspiro a la fama pero tampoco a vivir en un anonimato que mate mi vida.
La pena es que viviré así durante el resto de mi vida, sin la atención debida que tendría que tener toda vida, no solo la mía. Todo el mundo debería tener derecho a que le preguntaran: ¿qué fue de su vida, qué es de tu vida, qué vas a hacer mañana, qué deseas, qué piensas, quién es tu amor más grande?
Pero no. Me voy a echar un cigarrillo.
He echado a la olla jamón, lacón, tocino (tendría que haber sido manteca) y judías blancas. Lleva una hora cociendo. Luego, hay que echar los grelos (ya lavados) y el chorizo. La elección del tocino no ha sido muy buena porque huele a cocido, no a caldo gallego, que era lo que me proponía.
Por la calle, esta mañana, pasaba gente anodina que no tenía ningún  interés para mí. La mañana pesaba mucho en mi corazón pero quizás la tarde y la noche disuelvan esta sensación de inutilidad o de estúpida existencia.
Falta ya poco para que las judías estén cocidas y pueda echar lo demás y todavía cueza un poco más. Plato único.
La vida se espesa como un hígado o como el sabor de la sangre en la boca pero poco a poco la vida va haciéndose más líquida, menos gravosa para el corazón.

la mañana va dando a su fin.
la curva del sol llega a lo alto.
me levanté para dar consistencia al día
que vive sin mí.

Tengo pocos amigos. Alguno de ellos no merecen mucho la pena. Todos ellos parecen muy incultos, no leen, no se interesan por la actualidad, por los periódicos. A las seis de la tarde, todos los días, me juntaba con una amiga. Pero esa amiga solo dedicaba su tiempo a una hora, luego no se la podía llamar y tampoco se podía discutir la hora de quedar con ella. Ello ha supuesto que me cansara de la hora y de ella.
Es todo muy triste en mi vida. Amigos que solo disponen de una hora al día, amigos que no veo en toda la semana, amigos que pertenecen a una asociación. En fin, no tengo amigos que compartan conmigo una verdadera amistad. Hoy en día es difícil tener amigos, no digo ya amigos buenos, esos ni se los ve.
Dice la gente que la misma gente es mala, no se puede uno fiar de nadie.
Puede que tengan razón. A mí me da igual. Yo no hago amigos. No sé dónde acudir a hacer amigos y no sé si merece la pena gastar energías en hacer amigos.
La vida es muy pobre a veces. Me voy a echar un cigarrillo.

lunes, 12 de febrero de 2018

Cada uno de nosotros estamos atrapados en nuestro presente. Podemos maquillar ese presente con lecturas de libros que nos transporten a otros mundos más bonitos que el aquí y el ahora pero seguiremos en esta casa, en este sillón, viendo esta tele de mierda.
A mí me gustaría irme al mar, ver el mar pero no sé por qué no voy. La vida se repite una vez más como las capas de una cebolla muy pequeña.
Me angustia pensar que el lunes será como el martes y el martes como cualquier otro día. La rutina no tiene fin.
No hago cosas extraordinarias, no me divierto, no me rio de nada. Mi horizonte vital es tan cercano que solo llega hasta el supermercado.
He leído en el periódico sobre las acusaciones de violaciones, sobre un académico, sobre un revolucionario. Pero todo es igual. Todo es para redundar en lo mismo. Si no fuera por los estudios, por mis novelas, por lo que intento, no me costaría decir adiós a este mundo aburrido.
Es cuestión de coger un autobús en primavera, ver el mar fosforescer en una madrugada intensa y venirme con esa imagen en la retina.
Yo escribo novelas pero no sé por qué las escribo. No tengo un público lector. Todo lo que hago no vale para nada.
Solo deseo andar por las tardes a la ciudad cercana y envolver mis pasos con la rumia de mis ideas tristes.

Si la rutina te aplasta, es que eres uno de ellos.

jueves, 8 de febrero de 2018

Según los estudios que estoy haciendo de Psicología, los pobres se echan la culpa a sí mismos de serlo. Por otro lado, también los ricos se echan la culpa de ser ricos. Ser rico tiene sus inconvenientes; por ejemplo, siempre están los adinerados preocupados por que no les quiten lo que tienen. Los pobres no creen mucho en que nadie les va a ayudar, así que si los ayudan, están encantados, casi no se lo creen. Los de izquierdas tienen que hacer la revolución para ayudar a los pobres, lo que precisa de mucho tiempo, mucho convencimiento, muchas energías que se gastan que no van precisamente para dar de comer a los pobres. Los pobres necesitan una serie de comodidades que no tienen y si esperan a la revolución, no comen siquiera. La ayuda a los pobres ha de ser directa y de corazón o no ha de ser. No queremos revolución. Yo no soy pobre ni rico, que es como debería ser todo el mundo. Los nacionalismos y los de izquierdas hacen pensar a la gente que no hay para todos, que los recursos de la Tierra los consumen otros y que ni la nación ni los pobres disfrutan de esos recursos. Eso es un engaño al que recurren nacionalistas e izquierdosos para meter en la cabeza de la gente que otros les OPRIMEN. Yo creo que si un pobre se lo propusiera, podría llegar a dejar de serlo. Lo primero que tendría que hacer es ponerse a trabajar. El trabajo es aquello por lo que recibes un dinero. Ante eso, no hay revolución ni nacionalismo que dé más. Las izquierdas prometen y prometen y no dan nada, al igual que los nacionalistas. El trabajo DA DINERO.
El día pasa para todos igual, son veinticuatro horas de luz y tinieblas. A saber lo que hace la gente durante la noche.
Si te dicen que mañana va a ver un acontecimiento digno de ti, no te fíes, nada hay más digno de ti que pase el tiempo tranquilamente.
Los montes están llenos de recursos, pero nadie va a los montes.
El sol no se cansa de contemplarnos. Agradece sus rayos durante el día, pues.

De lo que te digan, la mitad es mentira y la otra mitad, vanidad.

Hoy me he levantado con el pie izquierdo. Me he sentido muy deprimido toda la mañana. No me hablo con mi hermano, no sé muy bien por qué. Bueno, es que me ha despertado dos noches seguidas por ir a recenar y hacer ruido en la cocina.
Ayer me examiné en un centro de la Uned que está en un barrio deprimido. Luego cogí el autobús 17 y me fui a la Plaza Mayor. Me lo pasé bien.
Una idea que tengo constante es que no sé si yo debería ser de izquierdas. La gente que conozco que es de izquierdas piensan que no se puede ser de otra manera que de izquierdas. Son verdaderos fanáticos. Se puede ser de izquierdas para unas cosas y para otras no, o siempre se ha de ser de izquierdas. Yo tengo un cuñado que siempre ha estado resentido de las injusticias y del tema de que haya pobres y ricos pero no ha hecho más que dar voces en la comida sobre ese tema. Ha llegado a decir que el alfabeto es un invento de los ricos para oprimir a los pobres. No ha hecho nada práctico en su vida para resolver ese tema que siempre saca a colación. Luego, he conocido a otro amigo que siempre piensa que los inmigrantes, las mujeres, etc están oprimidos y también tiene un alto sentido de la injusticia y del mal reparto de las riquezas. Pero no ha hecho nada para remediarlas. Solo discutir con todos los que somos sus amigos sobre ese tema tan debatido. Luego, he conocido a otro amigo, aunque le veo menos, que también sufre porque unos pocos tienen mucho y son los poderosos y la mayoría no tiene nada y tiene que aguantar a los poderosos. A mí toda esta gente me revienta bastante porque no está a gusto con la vida y quiere que los demás tampoco lo estemos. Dan voces, gritan, se ponen frenéticos para nada.
La verdad es que si yo fuera de izquierdas me apuntaría a algún partido o algo que fuera de verdad de izquierdas y no daría tantas voces ni molestaría tanto a la gente con el coñazo ese de las izquierdas.
Las izquierdas a mí me dan igual pero la gente esta que conozco que dice ser de izquierdas me pone malo, pienso en ellos como gente indeseable que se ha cruzado en mi vida y me la ha amargado bastante porque yo ya tengo cosas en qué pensar que no sean las putas izquierdas del demonio. A la mierda las izquierdas y los izquierdosos estos de mierda que ven un pobre por la calle y no el dan ni cinco céntimos.

La izquierda está bien, si se aplicara de una puta vez.

miércoles, 7 de febrero de 2018

He mirado en google "zp y el gasto público" y salen un montón de páginas web. El caso es que España tenía de superávit 35.000 millones de euros y se quedó con 45.000 millones de deuda. Se crearon aeropuertos que no tenían pasajeros y cuyo director cobraba 84.000 euros. Se crearon polideportivos para 1.000 personas en pueblos donde habitaban 500 personas, etc, etc, etc.
Podemos y el partido socialista están madurando. Yo no digo que no tenga que haber alternancia política para que mejore el país o se airee el poder pero como estos que vienen sigan la senda de zp, nos llevan a la ruina y a otros 5.000.000 de parados. Viviré para verlo, creo, y es la misma historia política de siempre: gobierno socialista despilfarrador y otro de derechas que corrige.
Por otro lado, en Majadahonda, en el que gobierna el PP, hay una noticia que dice: "el ayuntamiento esparce sal en las calles" y otras de este tenor que indica que el ayuntamiento no invierte un duro en la ciudad con todo lo que recauda de impuestos. En fin, qué asco. Se nos avecina un poder de izquierdas al que le importa una mierda la economía mientras los homosexuales puedan casarse y tenemos poderes locales que hacen que una ciudad rica parezca una ciudad pobre por su gestión. Yo no soy de los ricos pero en Majadahonda hay cada urbanización que quita el hipo a la que se le cobra un Impuesto de Bienes Inmuebles que también quita el hipo. No sé dónde irá el dinero. La ciudad está sucia, mal diseñada y así seguimos un montón de tiempo. Porque la gente los vota siempre a los de PP. Es una pena pues lo hacen fatal.
Hay gente en la oposición que lleva años en la misma. No hacen coaliciones para echar a los del PP, tampoco hacen gran cosa aparte de cobrar un sueldo por ir a los plenos y criticar. Así no se adelanta nada, nada, nada más que joder a los habitantes de Majadahonda a impuestos y recibir unos pobres servicios. Joder al obrero es lo que hacen los políticos todos los días.

domingo, 4 de febrero de 2018

En España, derecha corrupta e ineficaz, izquierda barata e incompetente, partidos nuevos que no se enteran. Y los independentistas. Ya hace tiempo que un historiador árabe alabó España como una nación que tenía de todo: minerales, costas riquísimas, mujeres muy guapas... Pero tenía siempre los gobernantes que no se merecía. He visto el resumen de los premios Goya. Esta vez tocaba la exigencia de la igualdad femenina. El que no mencionaba lo mal que lo pasan las mujeres, hacía el tonto o era tachado de machista. Había que seguir consignas. Luego, como si de un torbellino se tratara, ha pasado por mi cabeza todo el plantel de políticos malos que padecemos en España. Una peste que tenemos que aguantar. No hay ninguno que se digne a ser eficaz y servicial. Todos pretenden cambiar España de arriba a abajo. Ni uno tiene ni puta de idea de gestionar un gobierno. Todos están corruptos, llenos la cabeza de ideas soporíferas y estúpidas que quieren experimentar con la ciudadanía. Todos hacen sus planes sin contar con los demás partidos, partidos que, por cierto, son los que gobiernan, no un presidente ni un Estado. Los de izquierdas quieren federalismos, igualitarismos, repartos de todo tipo, cambios que no se requieren para dejarlo todo peor. Las derechas que gobiernan han robado, no han previsto los asuntos graves que nos atañían a los españoles, han hecho reformas que están dando unos resultados no buenos, han aplicado la austeridad a ultranza. Unos han atacado a los otros cuando lo que se ve es que en periodos de crisis se deberían haber apoyado. El ciudadano no entiende esta política de descalificación continua, de ataque al adversario porque sí, de echarse los trastos a la cara todos los días. Es una verdadera competición de los más tontos para ver de hacer las cosas más complicadas y no hacer nada en el fondo de la cuestión. Odio a todos los políticos españoles. Son los que conozco y me dan asco, desde el que no se mueve al que promete soluciones maravillosas.

sábado, 3 de febrero de 2018

Ya me he cansado de estudiar. Me examino el lunes. A ver qué tal. Siempre he deseado viajar pero no me he atrevido a hacerlo solo. Mi hermano no me quiere acompañar. Hay lugares muy bonitos que visitar. A ver si un día me lanzo y voy a algún sitio. La vida es muy aburrida, siempre lo mismo. Soy tonto de no disfrutar de la vida por ese miedo a ir solo.
Estos días desaconsejan viajar por el mal estado de las carreteras por la nieve y el hielo.
He dejado de ver a una amiga que había que ver a las seis todos los días. Creo que debo buscar nuevas opciones de amistad y de formas de vida.
La novela ha quedado postergada por los estudios. Tendré que seguir estudiando este otro cuatrimestre. La novela no sé si podré continuarla.
Ahí está Madrid siempre, a la vuelta de la esquina. Y Segovia y Ávila y otra ciudades bonitas.
La vida me arrastra en una dirección muy torpe y continua. Ni siquiera bajo a Madrid a darme un paseo.
Si elimino dependencias absurdas, me dará por buscar algo nuevo.
Ahora a examinarme el lunes de Psicobiología.

La vida, a veces, es una serie de dependencias.

jueves, 1 de febrero de 2018

La vida pasa como pasa la gente por las aceras, como pasan las nubes por el cielo, como crecen los ajos, como se cuecen los espaguetis. Alguien ha violado a alguien. Juan Bosco fue muy pobre y tuvo muchos sueños. Uno de sus sueños lo estudió Freud. Juan Bosco nació en el Piamonte más pobre que las ratas. La churrera de Quintanar de la Orden tiene una hija puta que cuando se la meten reza un avemaría. Por la parte de Lérida están todos más tontos que llamárselo, pero qué vamos a hacer.
Dan ganas de cagar por la política que hay en España, pero es la única que hay. Un hombre, durmiendo como un tronco, parece un bulto asqueroso como un saco lleno de mierda. La paradoja del políglota consiste en saberse seis idiomas y no poderlos hablar porque está solo. En la Edad Media se sujetaban a dogmas contundentes y ahora, en 2017 no sabe un qué pensar del que tiene al lado. Uno muere de un constipado o de harto, pero no es pecado ninguna de las dos cosas, que es lo raro. Hoy han muerto un montón de gente que no conozco y ni me estremezco. Los marxistas creen que van a matar a los ricos, los van a meter en un cajón y el dinero que tenían lo van a repartir a los pobres, cosa que ni está bien ni está mal, lo que pasa es que hay que llevarlo a cabo y no hablar tanto en los bares. La gente que se pone a chillar cuando conversa, merecería la horca, pero no creo que haya tanta soga disponible. Las putas caras no venden su cuerpo sino que lo alquilan por módicos precios. Yo tengo una amiga que se llama tenta y con ella estoy contenta (Gloria Fuertes). Bueno, me voy a acostar que es donde mejor se está pasadas las diez.