lunes, 22 de abril de 2024

 El tablero de ajedrez tiene menos piezas pero la partida avanza. Aquel hombre no tuvo nunca historia. Era un número en la ingente sociedad de los desconocidos. Qué chirridos fantasmas anuncian que todo se acaba, anuncian que está triste la formación de las rosas en el jardín. El mar me dice que hay una presencia, que no todo es aviso de renuncia. Las apretadas raíces de los árboles recobran el recreo de la conciencia. Amar es la solución siempre pero la serpiente del rencor ya ha picado hondo en las venas de la masa sin música. Dejad al mar que surja de lo hondo para que surta de luz acuosa la luna lánguida del otoño umbroso. No me doy a la razón de que la gente sea tan terca en su error. Es igual. Debo andar. Estoy gordo. Debo caminar para organizar el pensamiento.

No es el dibujo exacto de la furia y la ignorancia.

Es casi la encarnación de la estupidez que gira y gira.

jueves, 18 de abril de 2024

 Algo ha sucedido. No hay que llamar a Sherlock Holmes para averiguar qué. Todo ha sido brusco, demencial, oscuro. Ya está resuelta tal brusquedad. El niño a las lluvias enlazado, recorre las tierras húmedas del pueblo inhabitado. Hay quien se lo monta bien y hay quien está lleno de impedimentos. El coche está encerrado en el garaje y no quiere arrancar, no desea arrancar, no puede arrancar. Hay un resplandor en la mano inaudita, hay deseos no involucrados con el sentimiento. Jamás he visto dioses, solo hombres y mujeres que habitaban la acera como se habita el dolor. Anda por los aires una sonrisa blanca antes de que vuelva la dura frente de los cocodrilos. Debo andar y voy a andar. La navidad ya está lejos y su frío pero debemos acercarnos a la bondad feliz de los reyes y su niño.


Junto a la orilla de los ríos, junto a la luz palpitante

dormía la ninfa de Garcilaso diciendo poesía.



sábado, 6 de abril de 2024

Una larga carretera entre grises peñascales va a dar a la nada y a nadie. Va llena de curvas, llena de penas, llena de olvidos. La carretera es sombría y monótona. Algún pastor se sienta en un montículo y observa la carretera. Pasan coches muy de cuando en cuando. Los días de ese pastor están hechos todos de lo mismo: las ovejas, los perros, la sierra. Pareciera que el pastor viviera en un sueño continuo. Pasa un coche que va al pueblo. En el pueblo hay un chico terrateniente que ha heredado del padre. Tiene ganado y tierras. Ese chico va en el coche, un coche de alta gama, un mercedes. Lleva a su novia consigo. La novia es guapa, una rubia guapa. Mañana se besarán y harán el amor en la casona de chico rico. Fin.

Mira cuántos van detrás del dinero, no conocen otra cosa 
más atractiva.

 Mariano tenía que cuidar de su madre. Su madre estaba muy mal: retenía líquidos, meaba con dificultad, tenía una pierna casi inservible. La ayudaba en todo. La compraba de todo. Pescado, carne, verduras, legumbres. Se tiraba la mañana guisando unos garbanzos, si eran del gusto de la madre. Una enfermera venía dos días a la semana a verla. La enfermera la consolaba un poco. Un día, la madre se fue con sus nietos a su pueblo de Cuenca. Creía que sería la última vez que vería su pueblo y así fue. Cuando llegó de su pueblo a la ciudad, empezó a fallar de una cosa y de otra y murió una noche que dio mucha tabarra. Mariano ya no tenía razón de vivir sin su madre. Se aburría enormemente. No sabía dónde ir, qué hacer. Fue al centro de los mayores a jugar una partida a las cartas pero se sintió extraño. Hasta que un día, se lanzó a andar por un camino rural. Y se sintió bien andando. Y así, Mariano hizo kilómetros andando hasta que se cansó por viejo. Ingresó en un residencia donde había una enfermera muy guapa y muy buena. Allí pasó sus últimos días.

La armonía del mundo cabía en uno de tus versos.

La armonía de Dios andaba en tus poesías.

 Eleuterio se puso malo. Le entraron unas melancolías fuertes. Las pastillas ya no le hacían nada. Estaba solo a todas horas del día. Eleuterio lo pasaba mal. Así que se fue a Madrid a pasear. Paseó un largo paseo por una avenida grande. Vio rostros, rostros como el suyo. Perecía que su rostro de insatisfacción y pena se reflejaba en otras caras que pasaban raudas de frente a él. Y empezó a pensar que no era solo él el que sufría, que había gente peor que él a juzgar por la desolación que había en los semblantes que venían de la avenida y se cruzaban con él. Bien es cierto que la mayor parte de esas personas con las que se cruzó estaban alegres, iban haciendo planes con el móvil en la oreja, iban felices de oír una voz amiga, iban llenas de planes de futuro. Parecía que Eleuterio carecía de futuro. Pero no era así. Todo ser humano tiene un futuro aunque no quiera. Eleuterio llegó a casa, se tomó un café y empezó a escribir una novela que le daría mucha fama tres años después.

El agua se hizo amiga del aire.

Y las dos fueron poderosas formas de amar el mundo.

viernes, 5 de abril de 2024

 La pancarta decía: "viva la sanidad". Daban muchas voces. Pedían dimisiones, dinero, inversiones, mejores sueldos, horarios flexibles, etc. Yo estaba allí contemplándolo y oyéndolo todo. Era una manifestación en toda regla. Al cabo de dos horas largas, se fueron con sus carteles. Unos carteles eran de cartón con rotulador rojo. Otros eran extensas sábanas. Otros con un palo, de cartulina blanca. Todos defendían la sanidad. Hubo uno que se quedó y se desgañitaba dando voces: "no nos quiten la sanidad", decía. Yo me quedé a ver cuánto aguantaba ese señor chillando la misma frase. A eso de la una del mediodía, se cansó, su voz se quebró, ya no salía ninguna frase de su garganta atormentada. La cabeza debía darle vueltas pues parecía mareado. Se echó a andar (pues no se había movido del sitio, la entrada del ambulatorio) y no pudo. Se sentó en una escalinata. La gente pasaba al lado de él y no veía que estaba exhausto. A eso de las 2, hubo que meterle en el ambulatorio. De allí fue al hospital. Le atendieron bien. El hombre daba mucho las gracias a todos los enfermeros y médicos. A las 6 de la tarde, salió del hospital, totalmente curado. Comió la comida del hospital y no le supo mal. Todo el mundo dice que la comida del hospital es mala pero hay excepciones. El hombre volvió a quedar en otra manifestación e hizo lo mismo, se quedó chillando esas palabras mágicas: "viva la sanidad". Esta vez, cuando acabo la manifestación, se llegó a casa, comió y paladeo su soledad a fondo, muy a fondo y se puso a llorar.

 Viernes. Así le llamó Robinson Crusoe a el hombre que vio en la isla. Viernes. Así es cómo comienza el fin de semana. Viernes. Si fueran otras épocas, los delirios no tendrían fin. Solana. Un pintor y escritor que sufrió en sus carnes la insania. Los hombrecillos verdes no han dormido bien hoy y están inquietos, desagradables, irónicos. El modo de obrar no es baladí. Todo se queda apuntado en la vida, hasta los saludos por la mañana. Lo que hagáis a un pequeño de estos, me lo estáis haciendo a mí. Radio. Unos amigos encantados de saludarse y reír. Es bueno reñir, digo reír hasta desternillarnos. No destornillarnos. Desternillarnos. De ternilla, que es lo que hay entre los huesos. Estoy desembocando, estoy cansado de esta estrella. La vida me azuza como un perro de presa. La vida es escuálida como un niñito de África. No sabemos quejarnos. Eso está bien.

Todo hombre tiene dos batallas que librar:

la de los demás y la suya propia.

jueves, 4 de abril de 2024

 Lo judíos y los mahometanos no comen cerdo. Hay que olvidarse de unas personas. No las volveré a ver. La vida es como una carrera de obstáculos y los obstáculos no son una valla. Enmudeció la cigarra. Fui niño hace ya millones de años atrás. Comer es difícil en estos tiempos difíciles. Oh, tú, Azorín, que viniste de Ulises a la gran Castilla, dime cómo salir de este aprieto a través de tus escritos. Voile queriendo a mi padre y a mi hermano y con ellos surco el camino. La ley está de mi lado, la ley me asiste. Tengo abogados que me pueden ayudar. En los meses de aquella primavera, tres o cuatro hijos de puta querían meterse en mi vida. Todo será que mañana sea viernes y todo lo que surja ese viernes será viernesero.

La piedad que espero de la gente 

se diluye. Pero hay que confiar en mí mismo.

 Solana fue un pintor y escritor. A veces tengo que hablar como hice entonces y decir que la gente no es como yo creo. La gente es nociva y criminal cuando huele el dinero. La gente solo se mueve por esas cosas ocultas que salen a relucir cuando hay debilidad en el otro. Las olmedas son grandes arboledas donde se encuentra la sombra y el abandono del mundo. No hay edad para los cuentos. El sol de oro baña las columnas mientras los avariciosos se miran el bolsillo numerosas veces, se van mirando el dinero y quieren más. La gente asquerosa que habita la Tierra la hace más pequeña y mísera, es un "don" que tiene la gente asquerosa. Hoy es jueves y probablemente, mañana será viernes. Estoy  gordo. Otros están delgados y viejos de alma, qué se le va a hacer.

Almas putas que se venden al dinero hay muchas.

Almas queridas por Dios, bien pocas.

 La noche luce un azul intenso acompañado por las hojas finas de los abetos. Yo no me doy a la razón. En las horas vacías, por el día, tú ya te manifestabas como un premio. La playa recibe las olas, las acuna, las asoma del mar a la arena. Hoy, en el centro de España, la sequedad del ambiente dejará el cadáver de mucha gente que anda. En los crepúsculos exangües, los surferos buscan la ola. Los viejos amigos ya no aparecen, se los ha tragado la acera inmunda y sucia del anochecer. La gente es gorda porque come mucho. La poesía desaparece entre las manos abiertas de un dios envidioso, lunático y despreciado. La ola que buscan los surferos a las 5 de la mañana es un tanto difícil de encontrar.

Preguntar qué fue de nuestro remanso de paz

es inútil ya, es absurdo. La paz ya se ha roto.

miércoles, 3 de abril de 2024

 Recuerdas ese sol al que enseñabas los dientes, ahora ya no puedes, por intenso y extremado. Recuerdas conversaciones de antes, mutismo.

Recuerdas canciones burlescas y agobiantes, música ligera. A que así sí.

Recuerdas paseos dantescos con compañía de trompetas, bueno, pues ahora flautillas acompasadas y aprender a morir.

Recuerdas amenazas, calladito estás más guapo.


Donde las dan las toman y callar es bueno. 

La miseria engendra miseria.

A pedradas aprende el apedreado.


¿ Te acuerdas Paco, de cuando la libertad aquella, tan normal y sincera? Han venido a llenarnos los ojos de cosas, de molestias y zarandajas. De compra-venta, tu me entiendes. No habla la gente; vocifera, impera y solícita, exige, póngame un helado, al estilo de las películas del oeste, demasiado caro, se van despidiendo con la cara atravesada.  Asistimos a competiciones de la necedad por la necedad y no hay sonrisas, sólo carcajadas artificiales y locas, fantasmas berreantes y dolorosas amenazas. Pecunia y Epicuro son entes de gran fortaleza.

Te recuerdo pedaleando, cansado y feliz en el esfuerzo. Leyendo, memorizando y dando clases a niños maleducados. Escuchando homilías con aire despistado, visitando catedrales y rezando. Nunca te ha gustado la playa, verdad; el mar, para un hombre de secano no tiene ningún sentido, y sin embargo...


Los últimos años te has encontrado a la deriva, como un toro fiero que no se rinde y pelea con el albero, no con el arbitrio. Te gustaría, ya , descansar, que todo vaya más despacio, transido ya de desfiguradas traiciones...


Crees, Paco, porque crees, no hay duda de ello, de que todo llega a su fin y sé que fácilmente entregarías tu cuello a uno que te lo rebanara y a descansar. Pero no seas egoísta, mira al cielo, a los árboles, a la lluvia caer y piensa que tus semejantes son como ellos.


El que no cree, ni creyendo ni haciéndole creer. 


Un niño, que era inocente, le preguntó a su maestro sobre la clave de resolver los problemas. A lo que éste le contestó que no se preocupara de ese asunto, sino de hacer lo que le mandaba, que era leer y aprender números, además de retener todo aquello que pudiera. Y no sólo eso, sino de leer y aprender números por sí mismo. El niño agachó la cabeza y entendió, pues era inocente. Otro, más osado, le preguntó que si eso serviría de algo a lo que el maestro le ofreció la puerta. Otros, los más, intemperados, necios y desnaturalizados, pues estaban ya echados a perder se fueron detrás a jugar y a hacer el gamberro. Y el maestro dividió las clases entre RECREO y ESTUDIO. Se quedó en el quicio de la puerta todos los días para ver si los niños se hacían humildes, juiciosos y mansos. Mientras, su alumno preferido aprendía, él solo. Se acabó el curso y se aprovechó algo: diferenciar. 


Los necios, de tan pomposos, estorban en demasía.


Un insensato es cruel consigo mismo, luego con los demás.


Un imprudente merece caerse y darse con la cabeza.


Me vas a decir a mí, dice el que se lo dice todo así mismo, se autoproclama y se adorna con alabanzas a su propia persona.


No sabes lo que dices, corta corajudamente e inexpresivo el hipócrita que no sabe ni quien es.


A lo poco que sabe el ignorante añádasele la suerte, la idolatría, y la hechicería y tenemos un personaje típico de los tiempos oscuros.




 

La calma chicha en medio del océano hiela la sangre a una temperatura cálida. En tierra, las nubes no asustan pero espabilan, el retemblor causa nerviosismo, el viento azota a los inocentes, la humedad es dolor de viejo y de edificios castigados por la intemperancia, la sequedad es trasiego del despistado, la brisa engaña a los imprudentes, y ya he dicho mucho. El humo de tabaco calma, quita angustia y hace sabio a el que lo busca. Vivir en lo ocioso, en el paseo objetibable y en la palabra contumaz acarrea la muerte, tanto en campo abierto como en poblado. Cerca de mí no se hablaba de la muerte ni de mucha política, cosas de muertos, y lo que veía y escuchaba me lo hacía tragar el espíritu de mi esclavitud lacaya del que me daba pan. Pero además, cuando mis sentidos no encontraban lógica en el abismo de la realidad irreal de mis congéneres, trágala, trágala y trágala. He visto poco y he leído poco, pero suficiente para defenderme del enemigo amigo y del amigo enemigo, y pido a Dios más tornillos, pues rosca nací, pero que pueda yo tener paciencia.

Rascayú, rascayú, cuando mueras qué harás tú.


Sé humilde, paciente y prudente y pídele a Dios cosas que te dará lo tuyo; soberbio, iracundo e hijo de la mentira y te perderás en este mundo y en el abismo de la tortura de tu propia conciencia.


En los estertores, quisiera yo tener mi alma lista.


En lo extraño, pido yo, comprensión de la extrañeza, pero ante lo imposible me rindo extenuado, me revuelvo en mí mismo y sigo mi camino rodeado de indolentes, suicidas y traidores.


Era entonces paz en la guerra y guerra en la paz y se vivía cándidamente feloniosamente, alegremente escribano sobre escribano, adultez absurda sobre infantilismo vacuo, etcétera. Y el hombre se encaprichaba de sutiles alegorías estereotipadas y falsarias. El que tuvo seso y conocimiento de sí mismo encontró el camino a las simas suaves, se enjugaba el sudor de ser peregrino en la Tierra y sentía alivio, recompensa, que Dios le legaba, perdurable...


No des la paja a tu perro y los huesos a tu caballo. Sabiduría popular

La dulcificación de las cosas no elude de nosotros la última ida del unívoco nacimiento. Es dulce el amor, la belleza y todas esas zarandajas poéticas, ah¡, se me olvidaba, a veces, pocas, es dulce la ciudad, pero que pena que el trigo granado y en sazón no se coseche con amargor, con el doloroso sudor del que recoge de lo sembrado. A la tierra hay que hacerla parir y en la ciudad quedan los osarios con capirotes, a mí ya me pueden dar carta de correo, eso lo decidirá el Creador y ya he dicho cosas.







Si al final queda el rencor para moribundos, 

que poca cosa somos, y que cerca estamos de los " trogloditas"


Comemos de los frutos de Dios Creador 

 

 No deberías volver a nada, a nadie, pues la historia interrumpida ya no hace mella en tu corazón. Las aceras surgen como el lamento de la gente, como una vía dulce de población maquinal. Escuché la huida de los insectos, el lamento del aire, la imposición de los rayos solares. Y me fui a la calle a ver ni nada ni nadie. España está polarizada, está enfrentada. No quieren eso los ciudadanos españoles. Los ciudadanos españoles, en la calle, se entienden. El respeto que ofrece lo inútil ( una estatua, una novela, una farola modernista) me hace pasar por un elitista que saborea casi la luna. Hoy quiero celebrar aquello mientras las nubes van a la puesta de sol, dando tintes rosados a las cosas.

No pude resistir la perfección del silencio

y me quedé escuchándolo, vibrante y lúcido.

 Pague cada cual su pecado y el pueblo, víctima de las castas, salga ileso de tanta aberración política. Las horas vienen a mí deshechas en cuestión de un recuerdo maldito. Las acechanzas de la oscuridad del alma ya no traen más que dolor e impaciencia. No quiero salir a ver cómo se pueblan las aceras, cómo los supermercados giran sobre sí mismos, cómo las gentes llenan las plazas de pláticas y otras ofrendas a lo público. Los hermanos de los tiempos oscuros vuelven a pelearse. Pero esta vez no llega la sangre a la calle, no se pegan tiros a los cuerpos encendidos. Menos mal. Respiro de satisfacción con los pulmones alquitranados, con la seriedad del que sabe de historia y la ha leído. La pena es que no se ponen de acuerdo. La pena es que son ajenos a lo que quiere la población: paz y prosperidad.

Asciende un marea, rosas equilibristas

sobre el aire matinal de la dulce Majadahonda.

 La felicidad no es solo un cuerpo tendido al sol en una mañana temprana de verano. La felicidad se hace entre los hilos del corazón. La felicidad es algo sutil y ágil como la carrera de una gacela libre y salvaje. Cada latido pronuncia tu nombre, hora descansada de la tarde, y pronto, como un niño que sale de la escuela, dice el amor que tienes a la vida. Ese tren que cruza Castilla de madrugada lleva consigo todo el amor que quedó en el pueblo, ya un ser dormido y oscuro en su eterna soledad de sol cansado. Las golondrinas vendrán cual animales seguros en la vida, a pasar el verano. Los días se repetirán como lejanos ecos de un viaje a ninguna parte, como los soles que se repiten, como las mañanas, como las vides agarradas al suelo.

La mala tierra que tanto amé, España diminuta,

ya está ahí, dándose garrotazos.

 La ciudad diminuta y las campanas que tañen cual si fuera hoy día de celebración divina. Yo ya estoy contento de vivir en esta ciudad. Los viandantes saludan al pasar. Desde aquí yo contemplo, tendido, la acera de todos. Habrá un día que diremos adiós a la enfermedad y a la tensión. De todos modos, la vida se abre paso entre las habitaciones y la cocina y el comedor. Tantas horas pasadas, tanto delirio, tanto quehacer. Y las horas se funden con el hierro de la soledad y el horror de ser humanos delicados, racionales, sufrientes. Pero el sur no existía, ni agua ni luz ni noche ni día. Las ascuas de un fuego antiguo y animal subsistía como la noche de los tiempos en la caverna, en la bronca caverna.

El campo de mi patria reposa bajo la blanca luna.

Mala conciencia de este sabor a España.

martes, 2 de abril de 2024

 El furioso no acierta. La vida se pasa aunque estés enfurruñado. Las palabras del alejamiento ya fueron pronunciadas. Ahora, cada uno en su esquina. Recién llegado a la ciudad, moría de ganas por ir al cine. Vi un película de romanos, denostadas antes, pero a mí me gustó. Iba de Nerón. Del hijo puta de Nerón. Una gran historia que contar es accesible para todos, pues todos vivimos esta vida loca. Vivir fuera una sensación, un bordear los sentimientos encontrados. Hay gente que cumple 85 años. Incluso hay gente que ya los ha cumplido. Mi miseria es un poco la de todos, mi miseria da cuenta de los psicópatas que me rodean. La vida urge una reflexión que no hacen los altivos ni los ignorantes.

Las horas de un alegre jardín, de un risueño pensamiento

surgen después de todo, después de todo.

La Puri tiene comunión. El 25 tengo partido con la niña. Qué viejo me hacen mis hijos queridos. Lo dejamos para septiembre, para el 15. La aurora de Nueva York tiene cuatro muros de cieno gris y sucio. La pena arrastra tras de sí los corazones blanditos como el chicle mascado. La dignidad del hombre está en la dignidad de su vida, en prescindir de narcisos psicópatas, en hablar claro a la existencia. Ahora me fluye dentro una alegría supina difícil de entender. El ritmo de las plantas, la concordia de los animales y el designio de Dios no se manipula de ninguna manera. Los raíles del tren tienen nombre de animales. Los martes hay fiesta en casa de Daniel. No sé si ir. Daniel es un tipo demasiado hablador, pero iré. Busca en una sonrisa arcaica tu lugar en el mundo y quédate quieto.

Mi piel existe al margen de los atropellos de la guerra y la sinrazón,

mi piel comienza a las 10 de la mañana.

 Parece que estamos en un ascensor de tanto hablar del tiempo con gente que ha dejado de hablar de nada. Pero la vida sigue sin ellos y sin otras cosas. La mala suerte surge, se agría, confunde las horas con lo siniestro de la vida, con lo más feo de las calles que rebosan de gentes. Hay que buscar en las risas más sinceras, en los amores que brindan las aceras, en los tiempos indecisos del día. 1000 festivales recorren la península española, esa piel de toro, esa locura colectiva, esa madriguera de alimañas. No te pierdas el espectáculo de la niña que se sube la falda sin bragas. No te pierdas porque luego no hay quién te encuentre. No te pierdas la hora de comer sobre todo. No te pierdas el centenario de Gregoria, la panadera del pueblo. Hay pasteles.

Los hombres avanzan como pueden por el tiempo indeterminado

de un fracaso ya visto.

Con las babies. Así dice una canción moderna. Todo tú, fuerza amorosa que nunca te explicas, eres como yo, eres como el hermano mayor que no tuve, eres el primer rayo de la alborada, eres la segunda voz de mi garganta. Como ayer, como siempre, como la naturaleza ayuda al que la quiere. Hay amores extraños y hay amores fraternales. Los amores fraternales entre iguales no se discuten, se viven en compañía en el dolor y en la calma. Los amores entre hermanos que han estado viviendo con dolor y con cariño nunca mueren. Las águilas serenas sobrevuelan el cielo como dioses eternos, como centellas enormes de color pardo. Un café solo. Hellow teacher. Yo quiero la primavera para que los días sean más amables de lo que fueron. Me tengo que plantear ciertas cosas. Me tengo que adaptar a las cosas nuevas.

Pelear contra la luz del sol, concurrir a la vida

tiene un mérito enorme.

lunes, 1 de abril de 2024

 Pasan los años y la gente no aprende que hay que convivir unos con otros. No se trata de que se hagan las cosas siempre a su gusto. Pero hay personas que piensan que hay que hacer siempre las cosas a su conveniencia. Los ojos duros de la piedra no dejan nunca de nacer. La mañana trae un nacimiento de la oscuridad en que ha vivido. El sol ya ha vuelto, el sol alumbra el conocimiento. Las espigas doradas por el astro rey ya están brotando en el campo. Todo es una vuelta a lo antiguo, a lo del año pasado. La sangre no era un río, sino su pensamiento doloroso. La gente es de ir pasando, pasando y las aceras cautivan sus pasos en la gran ciudad.

No me atormentes más.

Ya sé quién está equivocado.

 He leído en internet que las personas soberbias sufren mucho de ataques cardiovasculares. Las personas soberbias están siempre pendientes de los demás, de controlarlas, de observarlas para que se cumpla su ley y eso cansa mucho. Y afecta al corazón. Las personas soberbias se comunican poco. Lo hacen solo para mandar y les frustra que no sean obedecidas, las frustra horrores que no se cumpla su autoridad. Las personas soberbias, cuando no se cumple su deseo, piensan inmediatamente en la venganza y eso también afecta al corazón, pensar en un rencoroso cumplimiento de sus órdenes por las bravas, las patatas bravas. Las patatas bravas es su comida favorita porque pican y ellos están constantemente picados.

Si conoces un soberbio manipulador

huye de él como del diablo.

 Hace ya mucho tiempo que no escribo de la cultura. A mi modo de ver, la cultura se adquiere con los libros. Pero no solo con los libros. Viajando también se aprende mucho. Aunque no hay nada como la lectura reposada para adquirir conocimientos. Ahora que, ya digo, andando por aquí y por allá, también se aprende. Y ya he escrito algo sobre la cultura. Tengo miedo de perder la maravilla de tu mirada y tus ojos de agua. Esto lo decía un enamorado a su enamorada o enamorado pues no sabemos si el poeta era hetero u homosexual. Los ojos de agua es una metáfora muy bonita porque quizás se base en que el agua es muy necesaria, muy esencial para la vida. Yo diría: temo perder tus labios de sangre. Porque la sangre también es muy necesaria, nos corre por el cuerpo aportando vida. Y yo también diría: me gusta tu frente de aire. Porque el aire es necesario para la respiración. Y yo diría: me gustas mucho porque eres como un arroyo de la montaña.

Ni las risas ni las llamas locas de la ira

podrán con mi voluntad de estar contigo.

 El dios de la rutina no sé cómo se llamará pero es el que nos pone mirando al presente, al pie de la calle. Yo iba mirando cómo una persona se enfrentaba a la realidad de ahora: iba esa persona renqueando, medio caído de un lado. Pero iba. Esa es la cuestión. El ir poniendo minuto tras minuto la atención en la existencia nos hace humanos de la calle, de la acera consoladora a veces. Es lo que hay. Se mece en el tiempo y en el espacio una masa de gente que huele el futuro y huye. Huye hacia adelante, hacia el futuro también. Todos vamos en la misma barca, en el mismo vaivén. Cuando percibo que yo voy camino de la gente, gente me vuelvo, gente soy, gente que pasa por las horas más gastadas de la ciudad. Mi vida es la vida de los otros también. Sea loado el dios de la rutina por siempre.

Han debido pasar todas las lágrimas del mundo

para que entendamos qué hacemos aquí.

El hombre va caminando por campos muy desiertos donde no encuentra respuestas a su eterna pregunta. ¿Quién soy?, dice el poeta. Quien eres tú a mi no me importa, responde la vida. Los muros de mi patria se están rompiendo y no puedo hacer nada. Los hielos de la montaña se están deshelando y llegan a la ciudad en forma de arroyos fríos como témpanos. Es un decir que España se rompe, pero así es. La casta se tiene que mantener en el poder mientras otros rezan rosarios a la puerta de las iglesias. Los amigos ya no se hablan por pensar de distinta manera. La gente está harta de que el futuro de la nación lo decidan unos pocos. Escuché la rendición de mis huesos depositándose en la urna funeraria, acudí como pude al sueño de mi destrucción.

El telegrama planchado por la aurora decía:

No puedo más. Ayudadme. Dinero. Os quiero.

 Solo tu amor y el agua. Octubre frente al río. La cotidianidad es esto: ver pasar los días tranquilo sin pensar en el futuro. Hace frío y las muchachas rubias se quedan quietas mirando escaparates. La luz proviene de otra fuente que no es la familia, sino de ojos amigos que indican qué puedes hacer con tu sino. Prendas floridas en sus hondos rincones promueven el rechazo de los que te quieren ver muerto. Las mañanas dilucidan ese vaivén retórico de preguntas sin respuesta. Hay que vivir recuperándose de los arañazos en la mente. El dolor de vivir está ya a flor de piel, nos conmueven hondamente los días que vendrán. Pero todo tiene su solución: no alarmarse por los ríos que van a dar a la mar. Yo ya me hago a la idea de que todo es un pasar, un pasar.

Estar enamorado es como escribir un poema.

Un poema fácil, misterioso, didáctico.

domingo, 31 de marzo de 2024

 El pardillo sobrevuela las aceras

pisoteadas por almas enteras.

El jilguero pía en bandada

por las altas alamedas.

Yo fui testigo un día

de algo parecido a un paisaje.

Ahora no hago viajes.

El viaje, más bien, es interior.

El nublado no deja al sol

ser señor del cielo.

Yo solo quiero un poco de paz,

aquí, donde por la ventana surge el amor.

 El amor sentimental es un sentimiento que dura unos cuantos días, no más allá de dos meses y siempre dura menos días que tiene el año. Luego, la gente se casa y eso y tiene hijos y eso. Cuando los hijos están criados, no antes, las parejas españolas se separan, tienen esa costumbre tonta, no sé si lo harán por imitación a otras parejas que son amigas o conocidas. El caso es que la gente se divorcia porque "no se aguantan el uno al otro". Los divorciados ya es difícil que se vuelvan a enamorar. Lo que hacen los divorciados es un simulacro del amor que tuvieron un día. Por no aguantar, dan vueltas por los bares y restaurantes preguntando si tienen gazpacho o judías blancas a ver si las preparan igual que su exmujer. Si es así, ya merodean por ese restaurante a la hora de comer pues el estómago del divorciado siente nostalgias culinarias remotas. Y eso es todo lo que pasa en España con el amor sentimental.

La blanca quimera parece que sueña

con un tejido áureo, polimorfo y secreto.

 Los viejos, en el pueblo, me decían: lo que te queda por pasar. Lo decían en tono imperioso, insultante, soberbio. Pero es una obviedad. Siempre que estemos vivos nos queda mucho que pasar. Y a un pie de la muerte, incluso, tenemos todavía mucho que pasar. Qué tonterías se dicen en los pueblos. En los bares se crea una especie de culturilla barata y pobre que se aplican ellos mismos contra ellos mismos. Es una pena. En los bares de los pueblos, nadie sabe contar algo coherente, algo que merezca la pena. Son todos chascarrillos insulsos y feos. En lo bares de los pueblos no hay nadie que tenga una carrera universitaria. Los más, casi no tienen la enseñanza básica. En los bares de los pueblos se dice o se decía: ¿cuánto dura un polvo? - Lo que dura dura. Y así todo.

María se casó con Teodoro Martín Descalzo.

Teodoro anda silbando a las estrellas más altas por un amor equivocado.


 Las horas ya son otras horas, grandiosas, memorables, únicas. La vida envuelta en miedo ya pasó. Ahora toca montar el entarimado para que haya una actuación. Un temblor misterioso nos sucede. Las mañanas ya son un poco de sal y un poquito de arena, arena tibia del amanecer. La gente pasó los días de fiesta corriendo de allá para acá, quizás resguardándose de la lluvia. Un montón de millones han caído en Madrid como una sorpresa. El turisteo nunca acaba. Vayamos a ver a la Cibeles y a Neptuno. Vayamos al Retiro y al jardín botánico. Soy metálico, soy mecánico en el jardín botánico. Cervantes se paseó por la corte muy contemplativo. ¿Pensaba en sus personajes? Lo más seguro. La ilustre fregona da mucho que hablar en la venta donde barre y friega.

En tu árbol viejo se anuncia un fervor adolescente.

Quizás ya es el día de decir que amas la vida.

sábado, 30 de marzo de 2024

 Al borde del sendero un día nos sentamos. Vemos pasar al pastor y sus ovejas, al perro desmedrado, a algún vecino que sale de un paseo largo. Hablamos con él. Viene de algún pueblo hundido, vacío, muerto. Ya no pisas por el pueblo, ya no sabes de sus habitantes. La vida ha ido pasando muy lentamente hora a hora, día a día, año a año. Tu vida no ha cambiado: tienes esa estrella que pesa tanto subida todas las mañanas sobre ti. Tienes que buscar la solución al desequilibrio de tu ser más próximo. Tienes que hacer cosas, preguntar, sondear, empeñarte en arreglar la situación de debilidad que os parte en dos. La búsqueda será ardua, a lo mejor. O a lo mejor será fácil. No se sabe.

Cuando la sombra pasa de un santo amor

a la terquedad sin nombre, hay algo que muere.

 Algunos reniegan de sus orígenes por dinero o por deseos materiales. Así les va. La agría melancolía puebla sus soledades. Hay poco bajo el sol que merezca la pena huir de la familia. El día nos trae los amores; la noche, el empecinamiento de no ser aquello que has sido siempre. La verdad nos hace a todos pensar en lo mismo; el egoísmo, pensar solo en nosotros mismos. Uno va, viene y vuelve, cansado de su nombre. Los que no quieren más que a su propia persona están anclados en su figura y lo que rodea a su figura. Nada más. Pero tarde sabrán cuál era su sitio. Romper lazos es muy fácil; anudarlos es más complicado. La vida irá dando respuesta a todo. La vida te dirá, pobre mortal, que estabas equivocado. Pero quizás ya sea tarde. Los mismos de los que reniegas son los que te ponen en el mundo.

Todos los días pasan y yo los reconozco.

Pero a ti no, hijo de la furia.

 Espero que el trato sea deferente de aquí en adelante. Pero me temo que no va a ser así. Un egoísmo se ha instalado en el campo de visión que yo alcanzo. Debe haber un remedio para esa forma de manifestarse tan agria. Haré un esfuerzo y buscaré una solución para que ese trato se vuelva más amable. Nadie escuchó la voz del capitán porque ni el capitán hablaba. Pero hay que hablar; si no, no se entiende la gente. El de los días azules siempre está cabizbajo. Es una forma de pensar muy egoísta. Querer lo que no se puede. Las horas del día han traído una mejora en la relación de la mente con la realidad. Habrá que hacer que dure esa relación sana con los acontecimientos que surjan. La vida se agacha voluntariosa y feliz para que la besemos y la amemos. Un hurra por la salud.

Y otra noche sintió la mala tristeza

de ser otra vez rehén de la insania.

Alivia pensar que todo lo que tiene un comienzo, acaba. No hay nada eterno. El sueño bajo el sol que aturde y ciega va conmigo. No me dejan las cosas el silencio de la tranquilidad. No sé cómo será después el que ha sufrido, no sé si me rechazará. La vida se compone de momentos de sacudida, de olas bravas que rompen en la tierra con fuerza de diamante. De la ciudad moruna, tras sus murallas viejas, contemplo la eternidad del instante, la pena negra que sale de la mente de los endemoniados. No será la idea ni el sentimiento contrario a mis amores. Amo a quien me ayuda, al que está a mi lado. No puedo querer al que está ausente, al que tiene el orgullo, al que no está cerca. La vida se reparte entre la gente y toca más a unos que a otros. El sufrimiento, sin embargo, está mejor repartido.

Imágenes de grises olivares por millares.

Andalucía, tierra de poetas.

viernes, 29 de marzo de 2024

 Intempestivamente, llegó una oscuridad. Pero tengo la esperanza de que esa oscuridad se llenará de luz y emoción para que todo fluya. Yo haré lo posible para que todas las lunas que salen nos arranquen de una vez toda esta negligente edad de niebla. Esta sangre eres tú y esta pujanza de querer vivir bien. Lo conseguiremos. Conseguiremos atajar el mal que se empecina en el barro. Tal vez la mano del sembrador de estrellas pueda ayudarnos con un lucero bendito que nos alumbre la madrugada. Esta tierra ingrata y dura nos acoge pero hay que pedir a Dios una mejora, un sabor más dulce de este trago fuerte por el que pasamos. Voy a acabar este blog citando a Machado: su clara luz de amor viene a pedirme compaña.

La luz es un ave que se quema,

la luz no viene de mi hermano.



 Ya es hora de que sean las once. La vida regurgita el pasado más reciente. La luna nos atañe en cuanto a satélite solitario que agita las aguas de la Tierra. Somos agua, no lo olvidemos. Lloriqueante, el petimetre pasa la mañana dando vueltas por una playa y lloviendo. Las luces que alumbraron el mundo, ya no están o no se les hace caso. Vivimos en una sociedad líquida. Todo dura muy poco. La gente se divorcia  a la de tres. Y se vuelve a casar por poco tiempo. La amistad está en entredicho, ya nadie es amigo de nadie. Hay excepciones, claro, y hay gente que acude a la llamada. Por Dios o por el diablo, nos vemos en un mundo demasiado atareado por hacerse rico, para que lo tuyo sea suyo, para tratar a los demás como objetos.

No canta ya el ruiseñor

de cierta noche serena.

 Mirando a la lluvia me quedé dormido. Tanta es la amargura que lo amargo sabe dulce. No desprecio a la luna tan callada en lo alto. Hombro con hombro, vamos saliendo de este chaparrón mayúsculo. Las altas nubes son insidiosas como flagelos de castigo. Hay dos modos de conciencia: una es luz y otra es paciencia. Me acojo a la paciencia para superar el día de hoy y el de mañana. Otra vez la luna, otra vez el oscuro vómito de una fiera ficticia. Por ahora, la luz nos protege de la vivacidad de la maldad en lo oscuro. Hay personas que no han sufrido nunca nada. Y encima, son malas personas. No hay que perdonarlas, pues. Lo que sí hay que hacer es olvidarlas. Meto mi último renglón deseando la rutina de los días sin fiesta.

Mira por dónde viene el clan bonito y exitoso.

Quizás bajo su cráneo guarde algo parecido al sufrimiento.

jueves, 28 de marzo de 2024

 Unos seres mugrientos frente a su destino. Zarandeados por la pena. El dolor por lo alto. Los corazones parecían avellanas. Estos eran Sancho Panza y Don Quijote hablando por los caminos de La Mancha. Nadie les atendía. Nadie sabía que esta pareja curiosa y llamativa deseaban su soledad de dos. El ambiente era hostil, cerrado sobre sí mismo. Iban a caballo. A caballo entre la locura y la amistad ciega. Los sabrosos coloquios que tenían eran asuntos por resolver. Allí cabalgaban, allí subían una loma. Allí cobraban el yelmo de Mambrino. Alucinados por su propia demencia, iban ellos dos camino de Zaragoza, camino de los duques, camino de Beltenebros. Eran dos, eran lo mejor de España, eran un hombre y su amigo del alma camino de su destino.

¿Tienen los viejos olmos algunas hojas nuevas?

Sí, por Dios, pues la primavera llega.

miércoles, 27 de marzo de 2024

 Ronco río que revierte, agua que sufre el desatino de fluir. Be water, my friend. Los temores de que todo vaya a peor siguen ahí. Recorro el mapa de la decepción sin decir ni mu. Las aceras van atosigadas de gentes que no han cogido un tren. La vida es oscura entre las paredes. La montaña arriba, cerca del castillo, anuncia la tregua de los inocentes. Es peor aguantar el embate de los cirios calientes que dormirse a la luz de la luna. La noche esta ha debido de ser algo inconmensurable para las rarezas humanas que se desbordan. Tuyo soy, de nadie más. Espero cumplir bien con la misión encomendada: estar a la pared todo el rato sin  oír nada de Dios, ni de la esperanza de curación. Poco sabemos de la naturaleza humana, sino que falla. El dolor está ahí, bien presente, lo noto en los ojos y en las manos. Es difícil a veces llegar a buen puerto, pero llegaremos.

Mi manera de ver las cosas me envalentona

no caeré de ningún modo sobre la lona.

martes, 26 de marzo de 2024

 Puede que el mal humor haya desaparecido ya. Es el deseo que pedí a las altas instancias ayer. Llamó a mi corazón un claro día. Los poetas usan mucho eso del corazón, las rosas y el jardín lejano. Yo uso los términos requeridos para la expresión de mis males. No debería quejarme pues hay calamidades más grandes que las mías. La enfermedad se distribuye con mucha extensión entre la gente. Hay que soportar, pues, lo que venga y no llevarse las manos a la cabeza. Ayer parecía que todo salía mal, que todo se desbordaba. La mañana de hoy ha resuelto la anomalía que había en mi corazón. Dulces son los frutos del estudio. Yo ya no sé qué más escribir, así que lo dejo no sin decir que estoy un poco gordo y debería hacer ejercicio, andar un poquito, vivir la vida sanamente.

En la melancolía más pura

distraigo mi alma numerosa.

 La ilusión es lo último que se pierde junto con la esperanza. Hay que dar a la calle lo que es de la calle. Esa mujer con el perrito, ese trabajador grandilocuente, esa chiquilla tan bien vestidita. El corazón de la calle también tiene otros alicientes: ese borracho dando voces, ese dolor de corazón que camina por la acera y esa iglesia que llama a los feligreses. Todo es redondo en el mundo menos la locura. La locura es soberbia, es desagradable, es altiva. En la mañana de hoy ha despertado un montón de gente: va en camino de romper otras lanzas en el seno del día, va en camino de vérselas con los acontecimientos que surjan. Va, nada más que va dulcemente asintiendo a la Providencia, sacando pecho de donde no hay casi nada. Estoy gordo. Podría pasear.

Se me cruza ante los ojos una esperanza

de que hoy no sea como ayer, cuando el enfado era constante.

 Tan lejos el relieve del día, la sensación de estar equivocados. Llamaré a Dios las veces que hagan falta para pedirle la normalidad de las cosas, el diario suceder de la tranquilidad sin ánimos soliviantados. Hace falta mucho aguante para lidiar con los soles empecinados. Se alinean unos con otros y reverberan. Las olas de preocupación vienen a mi lado y me cansan. Ya lo decía esa mujer: tengo un hijo que hace lo que le da la gana. Es cuestión de ir viendo si el amanecer se cuela por los sesos y los hace otros más serenos. La materia del canto no está todavía fundida en el fuego, domeñada en la garganta. Es teorema sutil volver las canciones en amor a la calle y a las gentes. Estoy gordo. Ayer llovió de noche. Necesito ejercicio.

Está bien envolverse en el recuerdo de vez en cuando

pero el presente es el que nos va haciendo.

 La luna ya ha actuado sobre las pobres cabezas que no se dan a la templanza. Es así, no debemos saber más. Las blancas clavellinas levantan su olor por doquier. Es hora de ir viendo maneras de impresionar a la mañana, dejarla ahíta de emociones, sobrevolarla haciendo gestos de alegría. La pena es grande porque no se resuelve en amor todo el mundo que habita en mi interior. La pena agita en mí ascuas de un fuego amigo. Saldremos de la caverna poco a poco, gracias a la química, gracias a una noche pasada en el amor del sueño reparador. Quizás tantos día pasados iguales y tercos ha conducido a esta desesperación de la conciencia. Apenas ha llovido un poco, no la cantidad necesaria para hacer del día un círculo de agua enamorado. Yo ya no peleo, dejo en Dios la resolución de los asuntos de este mundo que no entiendo.

El amor por la majestad del mediodía

hizo que ya no quisiera romper la aurora.

lunes, 25 de marzo de 2024

 Esta era una señora que siempre estaba a disgusto con lo que tenía. Quería tener más cosas, quería tener otra casa, quería hacer más viajes, quería comer más cosas ricas, quería, como hemos dicho, más de lo que tenía. Esta persona era muy triste e irascible porque no tenía lo que quería. Iba por la calle con un gesto de rabia o de desilusión constante. Había sido, según ella, la esclava de su padre, al que no apetecía ver. Había sido una pobre mental, pues no había conseguido formarse espiritualmente en vida. Pero bueno. Dejemos de hablar de esta señora tan desagradable y vamos a hablar de los ríos. Debe de ser impresionante ver el río Duero o Ebro correr. También debe de ser impresionante ver el Amazonas. Solo vivimos de la confianza de que existen las cosas pues no las vemos. Todo es aprendido, no vivido. Punto y final.

Las personas son lo que hacen con sus vidas.

La suerte no interviene en esa formación.

 Cuando no te tratan con honestidad ni respetan tu independencia, cuando las relaciones que tienes te consideran un mero objeto para sus propósitos, debes decir basta y alejarte de esas relaciones tóxicas. Hay personas que solo piensan en su bienestar material a costa de las demás personas, van a lo suyo y tú eres un títere para conseguir ese bienestar material. Estas personas que ponen su ego ante todo, son el 20% de la población mundial. Si te toca una de estas personas que tan pronto se hacen la víctima como que se erigen en el organizador de tu vida, aléjate de ellas. Son la peste de este mundo. Son personas muy bajas de autoestima, son personas depredadoras, son personas que no tienen amigos, maquiavélicas y oscuras que pasan por la calle siempre con un mohín acentuado de disgusto.

Conozco personas que desearían mi enfermedad o mi muerte

si ello pudiera hacerlos más ricos.

 El turismo planea por tierra, mar y aire. Hay incluso turismo religioso. En sus ojos pagados hay un eterno castigo. El héroe de leyenda ya no vale para ir a la guerra. Dolor, tú eres nostalgia de la vida buena. Es verdad, hay que hacer frente a este dolor de ahora y no siempre fue así. La pena se ciñe al alma y la va rodeando prietamente, con decisión de dureza, con la fuerza del destino. ¿Por que tornas a la morada vieja? Será que Dios quiere que suframos. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Hay que aceptar este dolor que nos viene. Pobre hombre en sueños, voy buscando a Dios entre las sombras. La verdad es que me voy cansando, me voy aburriendo, me voy desecando de tanta literatura, de tanta reflexión, de tanto verso puesto aquí como piedras que no cuadran. Estoy gordo. A lo mejor debo comer menos. La vida se agita y se agota turbia, triste, desaseada.

Canta, canta en claro ritmo

que la primavera llega.

Qué insistencia de ti hay en mí mismo. Lo que afecta a uno le afecta al otro. Cuánto me gustaría dormir y que pasara la semana santa y despertar. Ya han llegado las cigüeñas y hay trigales verdes pero mi negra sombra que me asombra sigue ahí. En nuestras almas todo por misteriosa mano se gobierna. Yo no quiero seguir así pero la cordura se hace querer mucho. Demasiado. Me acuerdo de la llamada que hizo una señora a la radio quejándose de la situación de un familiar que no atendía a razones. Sin placer y sin cordura pasó mi juventud y hoy lo lamento. Quizás haya una luz para la esperanza. Quizás no sea todo tan triste como este lunes, como esta noche pasada, como la pobre luz que alienta brevemente mi deseo. Hoy será otro día. Estoy gordo. Debo hacer ejercicio.

No estoy para muchos juegos literarios

Estoy más bien viéndolas venir.

domingo, 24 de marzo de 2024

 Hay gente que está deseando que le pase algo a otra gente. Me llamó mi hermana diciendo que Paco estaba malo en cama. No sé en qué cabeza cabe tal afirmación cuando lo que le dijo mi padre a mi hermana es que Paco estaba echando la siesta. Hay gente que confunde y altera a los demás, es liante y confusa. No sé qué saca de esa confusión pero parece que algo saca. Siempre que llaman por teléfono, en vez de saludar, ya saltan: ¿estáis bien? Qué coño es eso de preguntar todo el rato esa puta preguntita. A mí me gustaría que no llamaran, que nos dejaran en paz para siempre teniendo en cuenta la intervención que han tenido en mi vida: coacción, abuso, robo y mentiras. Ojalá se fueran a vivir lejos, muy lejos y no los viera ya el pelo nunca.

Ya están otra vez con insidias.

Que se vayan lejos.


 La gente que solo se quiere a sí misma suele decir cosas como: todo lo tuyo es mío. Es que a algún dios tienen que adorar. Y adoran al dinero. Lo guardan muy guardadito, todo para ellos y quieren tener parte también de lo de los demás. La gente que piensa así han dominado las vidas de otros y pretenden seguir dominando las vidas de gente que no les ha hecho nada. Esa gente es mejor tenerla bien lejos y no tener tratos con ella porque te liarán. Tú, para ellos, eres un cuerpo sin alma que no merece su amor (pero ellos no tienen amor en ningún sitio, solo se aman a ellos mismos). Es rara la sensación de pensar que ellos te tienen que amar pero no saben o no quieren. Pero si te metes en su mente, verás esto: yo soy, los demás no son. Viva el dinero. Y comprenderás qué clase de personas son.

Quiero cosas, solo me llenan las cosas,

decía el narcisista. Y estaba desalmado.

 Con poderosas lanzas herir el infierno, meterlo en el mar. Las personas que hacen el mal irán al infierno. El infierno, como dice el Papa, es un estado. Ya las personas malas se procuran ese infierno en vida porque no paran de joder al prójimo. El infierno lo van creando esos que piensan que los demás son títeres suyos a los que hacer sus maldades. Es como la frase de Antonio Machado: mala gente que camina que va apestando la tierra. Eso es lo que son: nada más. La peste la llevan ellos al corazón de los demás, metiéndose en los asuntos de los demás. No tienen alma, están vacíos de cualquier sentido moral, no les importa hacer daño, robar, molestar y dirigir la vida a los demás. Pero ya digo que ese estado de maldad se le llevan después de muertos y siguen en ese estado infernal. Morirán como perros, odiados de muchos.

Haces el mal, te metes con los otros, robas, mientes, abusas:

muchos desearán tu muerte.

 Parezco yo una víctima. Pero no lo parezco. Lo soy. Soy una víctima de intromisión y robos por parte de mi propia familia. Una coacción. Unos documentos. Unas llaves. Un ensañamiento sobre mi persona y la de mi hermano. Los actantes de estas tropelías se creen que me han hecho un bien robándome y metiéndose en mi casa, obligándome a hacer una cosa que yo no necesitaba. Son gente narcisista que ve en los demás algo con lo que traficar, alguien con quien meterse hasta el fondo de su intimidad. No llaman más que para decir: ¿estáis bien? Son gente atorrante que va por la calle con el gesto de un chucho. Desde que no los veo, mi salud mental ha mejorado en muchos enteros. Son gente siesa y ocultadora. Que no ve la hora en intervenir en mi vida como intervino ya antes para mal mío y de mi hermano. Pero ya no pueden hacernos nada. Seguro que Dios los castigará aunque no crean en Él. Son gente que solo piensa en el puto dinero.

Míralos cómo sufren de envidia y sin alma, huecos, vacíos.

Déjalos: ellos mismos sufren, sufren de muchos males.

 Ahora recuerdo una travesía tranquila y decente. Me iba despojando de ropas que no me valían ya y seguía andando hasta que me encontré yo solo después de mucho caminar. No echaba en falta esos antiguos ropajes porque no se ceñían ya a mi cuerpo sino que me llenaban de picores y úlceras. Me vestí de soledad en medio del viaje. Me vestí de la desnudez de mi cuerpo. Y seguí caminando y me hice viejo pero no se lo dije a nadie. Otros ya habían seguido este trayecto siglos atrás. Y pensé: no soy el único en el mundo al que han traicionado, al que han olvidado en la desgracia. Los asuntos de ellos ya no me interesan y haré de viejo lo que me salga de los cojones. Yo ya no me moveré de la senda trazada y no me importunarán más porque de nada saben hablar, nada saben hacer los "cercanos" individuos que pasan de mí.

Míralos: no llaman más que preguntando si estamos malos.

Los que están malos son ellos de la cabeza.

Ayer conté un chiste a mis amigos. Se rieron mucho. Va Jaimito al infierno y tiene que dar una manivela de una máquina de donde salen niños. Se cansa de dar a la manivela y se echa un cigarrillo. Luego, da  a la manivela otra vez y sale un niño negro. Y dice Jaimito: ¡Ostias, que se me tuestan! Es poco lo que se sabe de la existencia; a veces la existencia es difícil de entender. Yo me pregunto a veces: ¿en qué onda vital estará aquella chica o aquella anciana o aquel joven? Seguro que no saben lo que yo estudié o lo que yo opino de política o de mis certezas morales. Están en otras ondas, lo que quiere decir que viven en otro mundo que no es el mío, son otras personas. Las podría calificar yo de extraterrestres para mí porque no coincido en nada con ellos. No han leído los libros que yo leí, no han tenido las experiencias vitales que yo he tenido. Incluso familiares míos que podrían tener cosas en común conmigo, no las tienen y tampoco los entiendo. En fin, vivimos en un tiempo donde la gente marca unas diferencias tan acusadas que es difícil el entendimiento no solo entre generaciones sino también con los "cercanos".

Suena la música y ondea la bandera.

Cógeme la cadera y bailemos.

sábado, 23 de marzo de 2024

 No olvides tu agilidad para llevar a cabo los asuntos vitales. Yo hoy estoy con un desconsuelo grande. El tránsito del viento por los patios helados me llega hasta aquí, hasta esta isla diminuta hecha de náufragos tristes. El color de la rosa va animando la belleza percibida pero no la contamos, no la metemos en un verso, no sabemos siquiera si la rosa es verdadera. Yo leí, hace mucho tiempo, que las personas no se quieren, se hacen la puñeta todo el tiempo, se hieren dolorosamente. Aúlla el viento por los viejos tejados, come la tierra la moral. Hay que recorrer el mapa de la decepción sin dar muchas voces, hay que moverse, hay que recorrer la calle, hay que fastidiarse. Estoy gordo, bastante gordo. Iré a pasear y veré a mis amigos a ver si se me pasa esta obesidad fea.

Tengo pena de estar en esta orilla tan apartada

y no decirte mi amor debidamente.

 Como gusanitos por la tarde y veo caer la noche. Los como uno a uno. Los gusanitos son el símbolo de la nada. Un gusanito es la nada, me los voy comiendo y paladeo la nada. Quizás la nada es el tiempo que pasa sin ocuparlo. No me da por escribir. No escribo ninguna ficción. Sobre el recuerdo, solo tú y yo, inmensamente. Es inmenso el tiempo que estuvimos juntos, se me hace la aventura más grande de mi vida. El calor de estos días anuncia algo grave, algo con sabor de desastre para los próximos meses. Un metal distinguido sobrevuela el mar, dulcemente partido entre dos tierras. Las plantas saben un montón sobre el alma de los hombres. Una calle en Madrid guarda una tienda de libros y guarda mi corazón entre sus páginas. El olvido y el perdón es de sabios. Pero la gente mala no cambia, sigue erre que erre molestando.

Me imagino tu soñar como el cuento de la madre al niño

Tu vida es sueño, al igual que el tiempo vivido.

 Tengo hoy el alma hecho un pequeño gurruño. Me he despertado como un azorado jabalí blanco. En el Retiro, a estas horas, hay muchas familias paseando con los hijos, lo intuyo más que lo sé. La gente quiere, más que nada, paz en el espíritu y no trifulcas de partidos. El olor de la gente es algo así como un sudor tibio, atrayente y feliz. Valle Inclán escribió mucho, escribió "Luces de Bohemia" y yo que lo leí hace muchísimo tiempo, caí en sus redes y me volví loco por una tarde y su noche. Es mucho lo que se puede decir de España, pero lo que se puede decir de sus políticos no es nada bueno. La mañana ya flota como una ajetreada pompa de jabón que va a estallar. Prepárate. Estoy gordo y debería hacer ejercicio. Ayer fui al paseo. Hoy también iré. La navidad ya trajo su felicidad al mundo. Renovémosla. El amor a la paz debe ser infinito.

Tiempo de soledad es este, tiempo de hacer surgir el bien.

Haga grande la frazada cuando es para dar bienestar.

 Los intestinos, los riñones y los pulmones piden agua. Aquí no se habla ni de mi libro ni de mi depresión así que me largo. La calle está ahí para pisarla. Las penas se agolpan y oprimen el pecho. Los bares abren sus puertas como todos los días. El café ya escurre. El mundo que da vueltas las da también para los malos. Tengo la mente medio clara, medio difusa. Las rodillas de amapola pálida se hincan en tierra pidiendo perdón por haber ofendido a las palomas. Llega la semana santa y yo voy mostrando la capacidad de estar en casa mirando entretenimientos varios. El dolor de no ser está ahí a la vuelta de la esquina de mis hombros arquitectónicamente leves. Madrid es un gran fiesta siempre. Ojalá no haya grandes follones ni discusiones. La vida aletea su mala sombra y logra alzar un vuelo corto y avergonzado, triste como mi alma.

Tú, Señor, sonríes viéndonos padecer aquí en la Tierra

porque somos frágiles a tu vista, somos humanos.

viernes, 22 de marzo de 2024

TIPOLOGIA. LO QUE HAY.

Es un tipo raro y me recuerda al vendedor de cupones que quiere venderlos a base de enfados cuando el posible cliente pasa de ellos. Es feliz recolectando caricias de gente que le menosprecia. Este otro tiene labios gordos, nariz grande y ojos redondeados como la cara de un payaso triste, y además, aunque parezca irónico, es un payaso. La chica guapilla y que da el pego de amabilidad natural, ni es amable, ni es alegre ni vale para mucho que se diga, adornada siempre de un look de niña pija y conectada al teléfono móvil como su mejor confidente y utensilio. Es jodido presenciar a chicas adolescentes riéndose como tontas de la gente o diciendo tacos grandilocuentes. El viejo calvo niño de la posguerra nunca se definía, una desconfianza innata le había enseñado a dar rodeos y a no señalar ni comentar. Saludaba a la gente con entusiasmo pero en ese pueblo de potentados se despreciaba a los que no vestían como ellos directamente. Iba sujeto a la barra del bus y yo me fijé en él. Tenía el síndrome de la trisomía del cromosoma veintiuno y su rostro no sólo mostraba seriedad sino estoicismo, supongo que regresaba a casa después de la jornada de trabajo, aprendí mucho de él. Decían de él que fue maestro, tenía el pelo y la barba cana y hablaba sólo, y cuando entraba en el bar, al abrir la puerta siempre exclamaba, ¡ qué desastre ! . Le vi un día muy temprano en la biblioteca leyendo un libro con mucha concentración y esa visión se me quedó en la retina. Era una niña que siempre que la saludaba me sonreía y para mi era como si tocara el cielo por unos instantes preciosos. La vida a veces nos da coces, pero nos pone delante a personas que nos orientan y nos sorprenden con un regalo para toda la vida.

Sabemos de sobra que lo malo abunda, lo repiten hasta la saciedad los que son malos para crearse su imagen personal, pero lo bueno se nos brinda como el sendero de una tarde primaveral.

 Nunca sabemos nada de las almas nuestras. Están ocultas, sempiternas. Los desalmados son aquellos que hacen daño a los demás sin preocuparse de nada. Hay desalmados muy tercos, muy dañinos. Ojalá descorriéramos el velo del pasado y miráramos qué hicimos a los demás, nos pondríamos colorados como tomates. Porque hay corazones valientes que nada temen del pasado ni del presente, porque usaron el por favor y gracias con aquellos que les hicieron daño. Siempre amables, combatían al desalmado con amabilidad y palabras correctas, sin insultos. Pero estos agraviados sí se daban cuenta de lo malo que tenían estos desalmados y no quisieron cuentas con ellos. Estoy bastante gordo pero nunca borracho porque no bebo. La vida siempre está en otra parte, parece que ya lo he dicho en otra parte pero es que es así. La vida lejana y triste se refugia en la playa de Gandía o, a saber.

Gente mala siempre hubo.

Lo mejor es no tener tratos con gente mala. 

 Ayer, a eso de las 10 de la noche, estaba la Gran Vía llena de gente que iba y venía. Las terrazas estaban pletóricas, gente charlando de muchas cosas. A la gente se le iba el tiempo muy dulcemente contando sus cosas. Yo iba caminando, caminando por la noche callada, por debajo de las farolas y su luz. La gente estaba en otro sitio, no había crisis ni nada de eso, solo había almas que se comunicaban, que se tiraban indirectas amorosas o de otro tipo. Había gente que envidiaba la noche, tan oscura, más allá de la luminaria de las calles céntricas. Hoy, mucha gente de esa, cogerá el coche y se largará a un destino dichoso, juvenil y kilométrico. La vida siempre está en otra parte, no en el sitio donde se trabaja, se sufre y se lavan las penas con las lágrimas. La vida está, quizás, en Benidorm o Gandía, vaya usted a saber.

Se va la gente a otros sitios, se va la gente con el cuento

de que en Madrid hay mucho lío.

 A ver si escribiendo este blog evito un cigarrillo tempranero. La vida está como nublada, como si la vida se estuviera tragando un sapo muy grande y blando y amargo. Los sapos andan por la noche cantando su balada a las hembras. Los sapos son muy gustosos del barro, de las ciénagas inmundas donde habitan todo tipo de bacterias infectas. Los sapos son muy inteligentes sin duda pues no hacen la puñeta a nadie, no quieren saber nada del hombre y cantan su canción erótica a muchos kilómetros del hombre. Hubo sapo que cruzó una autopista y no murió. Esa suerte tuvo ese sapo. La vida, esta vida en esta tierra maldita por sus dirigentes, está llegando a un término oscuro, feo, bacteriano, minúsculo, infecto, como la ciénaga que habitan los sapos.

Mira lo que va haciendo aquel que quiere mandar él solo

y luego, medita.

¿Es irreversible la deriva de esta nación? No se sabe. La gente anda a sus cosas y los políticos, con la cizaña. Somos pocos los que tratamos de no hablar de política porque la política en España está emponzoñada de tal modo que no se puede decir si eres de derechas o de izquierdas. Está todo muy mal visto. Me voy a hacer del partido humanista. Bueno, ya lo soy. Yo voto siempre al partido humanista, que pone en el centro al hombre. El hombre ha evolucionado mucho desde que estaba en las cavernas pero creo que hoy en día sigue metido en una caverna muy oscura. La gente no estudia cuando es jovencita y de ahí que no sepa hablar de nada culto y elevado. Solo sabe hablar de impuestos y de dinero. La gente habla por hablar y nunca consulta la Wikipedia. La verdad es que no saben ni qué es la Wikipedia. Pero la Wikipedia tiene el Premio Príncipe de Asturias. Por algo será. La gente que veo por la calle no alza el pie de la acera. Así es muy difícil evolucionar a mayores conquistas culturales.

Aleixandre era homosexual.

Ay, qué homosexual era Aleixandre.

jueves, 21 de marzo de 2024

Me rasca un poco la garganta y es del tabaco. Estos días he estado un poco nervioso y la culpa la tiene un familiar que es gilipollas integral. El pobrecito lo tiene todo, es un pack de la tontuna. He ido a comprar al supermercado, a esta hora de la tarde la gente es normal, más tarde empieza a desfilar gente que mira de refilón, compra chucherías y luego no le funciona la tarjeta o se pone a charlar con la cajera sobre sus aficiones favoritas. Ayer fui a la farmacia y la coplera de turno nos amenizó con la aventura de su vida, que se hizo una herida en la pierna, etcétera hasta que se me estropeó el estómago. Quedé con unos amigos en un bar hasta que llegó el tonto inevitable a disparar chanzas sobre los demás, que si te queda mal el corte de pelo, que pareces Forrest Gump, que no que es broma, etcétera. Todo lo copó él, el bobo de los cojones, lo que pasa con el familiar que me pone nervioso, igual de insoportable, absurdo e inaguantable. En esto que aparece un tío con traje negro y gafas negras como de halcón predador con actitud agresiva y creó por un momento una sensación de estado de terror, nos miraba a todos desafiante, pero cuando se sentó y pidió un té y un vaso de agua el muy notas, toda la tramoya se vino abajo, este es un pelele pensé yo enseguida. Bueno y el gobierno ahí va, dando tropezón tras tropezón y sales a la calle y no buscas amor, como en la canción, sino que ves unos cuadros que espantan, la sociedad está mal y el gentío peor, la gente no habla, musita, eso sí, pasa mucho desnucado móvil en mano y va dando tumbos como todo. La res está mal, malita, y desde el este llega la amenaza, aunque esté lejos e ignorada y en el interior, mal tiempo, y ya no hace buen tiempo ni en Canarias.  

 Las obligaciones van haciendo mella en la gente pero el lunes o el miércoles habrá espantada para descansar. Unos se van al pueblo y otros, al mar. En Madrid se intuyen apretones de turistas en las calles céntricas. La belleza no procura dulces sueños sino que hay que ir detrás de ella sin descanso. Lo bueno y lo bello exigen un esfuerzo. Me leo la historia de un niño pijo de EEUU de los años 50. No me acordaba ya de nada (lo leí hace años). La vida me rodea con el mismo esplendor que la eternidad. Es verso este muy subidito de moral pues la eternidad es el paso que damos para vivir en la gloria. La gloria no es de este mundo. Por nosotros los escritores es sonora la vida, se llena esta de una ficción mágica, de un invento colosal que hace pasar el rato y hace funcionar a las neuronas. Dejemos que el escritor diga y hable. En el fondo de su corazón creativo habita la belleza y la bondad.

Yo no sé qué demonios hace la estatua de Quevedo

en la glorieta de Quevedo. Que me lo expliquen.

 Estamos en la España del despropósito, del insulto más fino fabricado por los diputados. Es penoso. La corrupción no solo económica sino moral, política e institucional nos está llevando a un procés en toda España, no solo en la Cataluña indepe. Eso es lo que quiere la casta política catalana, que su problema se extienda por toda España. Ya la gente no habla de la amnistía por miedo a levantar suspicacias entre la otra gente con la que se comunica. Los catalanes se están llevando el gato al agua porque han convertido su ambición política en tema de toda España. Por una cantidad de votos en el congreso, dominarán los designios de un gobierno corrupto y autoritario que ya denigra a los jueces para conseguir sus propósitos. Es una pena que dependamos los españoles de un partido proporcionalmente poco votado y de un delincuente golpista. Hay quien niega el golpe, pero fue un golpe de estado, fue querer romper España. No quisiera ver otra vez a Puigdemont todo el día en la tele.

España se desgobierna, España es un títere

en manos de gente aviesa.

 La pequeña luz deshabitaba mi corazón para dejarle un hueco irreversible. Los pantanos de la existencia dormían exhaustos. No quería vivir así, en la soledad enojada. Mano a mano con los amaneceres lentos, tibios, dolorosos. El alma se hacía sentir en forma de miles de minutos esperando nada. No tenía entre sus manos más que el alivio torpe de su reloj solitario. Son muchos días, son muchos nervios estancados. Mirar por la ventana a los olmos trae la desidia a su espíritu. Está cansado. Está obligado a vivir, a arrojar su vida a las feroces horas del día. Es una cerrazón oscura, es un dolor inmenso, es la dureza del aislamiento. No para de pensar en Dios y reza. Rezar se ha convertido en la solución a sus penas. Reza solo, reza lo que sabe, reza convencido. Son las paredes las que marcan su oración a lo alto y santo.

El rumor se acallaba muy dulcemente

cuando se dirigía a un ser supremo, a un elevado señor.

miércoles, 20 de marzo de 2024

Exhala la plaza un olor a existencia no deseada. Yo estoy allí, sentado en el banco, oliendo. Es un olor extenuante creado por políticos infames, corrupciones de todo tipo, engaños, competencias absurdas, abusos de poder... Y por la vida, la pura vida. La gente anda de aquí para allá sin rumbo fijo. El campo estará verde. El asfalto es duro e inmisericorde. Hay personas a las que le va bien, no piensan, no padecen porque tienen poco en la cabeza y bostezan con el bostezo enorme de los inconscientes. No es fácil ser feliz en esta negrura de asfalto y anaranjado ladrillo. No mola la ciudad, no mola el espacio que me acoge. O mejor será decir que me escupe. Estoy algo gordo. Deberé andar esta tarde. La vida se me escapa de entre los dedos como una cosa tonta.

Si no existiéramos, las cosas serían inútiles y absurdas.

Pero es que no existimos, solamente sobrevivimos.

 Una balada en otoño, canción triste de melancolía. Vamos pasando, pasando, con nuestros arrebatos y nuestras defecaciones mentales. La vida suele estar en otra parte que no aquí, al pie de la acera. Todos deseamos vivir ese anuncio que vemos en la agencia de viajes. Todos sufrimos de envidia por el que puede y nosotros, no. Hay un camino flanqueado de chalets que me conducía a un instituto. Los viernes por la mañana lo recorría muy feliz. Todos vamos en una barca destartalada y sin rumbo hacia no se sabe qué, cuando morimos. La muerte nos acerca a otro mundo más feliz según la doctrina cristiana. Seamos cristianos aunque sea difícil pues lleva premio. No es oro todo lo que reluce. Son las 7 de la mañana en Managua. Estoy gordo, he de andar, he de andar.

Yo contemplo, tendido aquí, soñando

a Dios que me dará buen trato si le amo.

 Voy a escribir aquí, en este blog, hasta que se me canse la muñeca. Tomé agua, esparcí las penas encima de la mesa de la cocina y vine a contarlas. La vida es una inconmensurable fila de tonterías que asoman a mi vista tristes y obcecadas. Estoy en vena, como dice Caulfield. Vivo sin saber si vivo, en una cercanía con la tristeza. La pena más grande es que no se me entienda. Hay gente muy fácil de entender: persiguen el dinero y los abrigos caros, exclusivos, únicos. Yo ando por allí, por ese bosque llamado Walden aunque metido en mi casa. Solo vivo de mi imaginación lectora que es fecunda. No me gusta la ramplonería que cruza las aceras de modo infértil para el alma. No tengo ganas de salir. Estoy gordo. Necesitaría andar y andaré hoy adonde sea.

Un árbol brillante y enorme da la sombra adecuada

a un mísero hombre que chilla su triste devenir por el mundo

 Te tomas un café, bebes unos vasos de agua, sales quizás a la calle. Digo quizás porque sales en cuerpo, no en espíritu. Ves a alguien conocido y quizás hables con él. Te comunicas. Digo quizás porque es un diálogo material, no sensible. No ves el mundo de las ideas, tan placentero sino el de lo físico, el de lo palpable. Las palabras brotan de esa persona y no dan aliento alguno, es mero trámite. Toda la calle no sabe decirte lo que buscas. Buscas acaso un encuentro que te ilumine el día. No encuentras más que gente vacía que no te escucha en realidad. Es bastante desalentador no poder comunicar tus problemas a nadie. Sabes que no deseas que lo tuyo sea suyo, pero hasta de eso dudas. La vida te empuja por la calle a ningún lugar, no hay lugar en la ciudad que sea tu lugar. Preferirías estar en lo alto de una montaña paseando por un camino hasta la cumbre y allí ver los pinos cómo respiran, cómo suplican el agua.

Las flores de los balcones son un tibio mensaje

que no expresan la soledad del viandante.

 Tengo escrito un libro de poemas en que la protagonista es la acera. Esa que aguanta las pisadas ciudadanas a todas horas. El corazón es un templo hecho a medida del corazón. Debemos vivir en armonía pero el mundo es muy grande para ser armonioso. Hay guerras, hay envidias, hay soberbia, hay incomprensión del otro. Es la mañana. La dulce forma del sol alumbra felizmente la Tierra. En el parque, un abuelo envuelve a su nieta en amor. Lo único que sé es que no sabemos nada, que nadie puede saber cómo conducir este caos en el que está inmerso el mundo. Se busca la paz. El metro encierra en sus laicas bóvedas vagones llenos de gentes creyentes o ateas y los dirige a un destino particular. Viva el metro, viva la comunicación inteligente de las masas, pero, ¿en qué creen esas masas? Todo es una vociferante tierra de ciudadanos que no se entienden.

Tú estás en ese taxi parado, deseando llegar a tu destino.

Pero hay destinos más arduos a los que no se va en taxi.


 Quizás las firmes convicciones lleven a creer que uno todo lo sabe. Yo, sin embargo, me instalo en la incertidumbre. No sé nada de este mundo. Este mundo es incomprensible, es un misterio. Llorar en el polvo del verano es así muy común. No tengo certezas. No sé qué es lo mejor. No me dejo llevar por la ignorancia pero sí por la duda. Daría lo que fuera por que este mundo tuviera la sencilla composición de un pajarillo que anda entre las ramas. Y, aun así, ese mundo resultaría también muy difícil de comprender. Los afectos, las envidias, las soberbias, las tercas aficiones llevan a este mundo a su ininteligibilidad. La Tierra está dominada por las creencias de los seres humanos y esas creencias son impenetrables. Yo dudo; otros creen quizás en el dinero y les va bien.

Ebrios de sequía, sea el agua un misterio deseable.

para que no adoremos falsos dioses.

 Hoy buscaré en vano a mi dolor consuelo. No es un dolor físico sino mental porque me siento mal acomodado en la vida. Las aceras de la vida rebosan de absurdos transeúntes haciendo ruido. Las gentes van de allá para acá sin saberse dirigir por la verdad. Aunque me surge la pregunta de qué es verdad en este mundo tan extraño. La verdad debe ser algo en lo que creamos con firmeza. ¿Es verdad el dinero? Para muchos, así es. No ven más allá del metal. Con el metal consiguen todo en lo que creen. Por lo tanto, los avaros creen en el metal. Otros creen en una eterna revolución que anda hacia la dictadura del proletariado. Los comunistas tienen a la verdad agarrada por el mango. Yo solo sé que voy a pasar un fin de semana muy largo, muy largo, con una idea de verdad más etérea, más ascética, más anímica.

El arco iris brilla ya en cielo pasado el chaparrón.

Cree en algo bueno, cree en algo eterno, cree en algo superior.

El hombre siempre sueña más vida que la que tiene ante sus narices. Quiere descansar un poco, disfrutar de sitios únicos como una arboleda fresca o una hamaca frente al mar del Caribe. Alegres margaritas de primavera escasa brotan aquí y allá manifestando el poder de la diosa flora. No estamos para florituras pero esta semana santa todo el mundo irá a sitios a dormir a pierna suelta. Una forma juvenil atraviesa de cuando en cuando nuestra casa, abre las ventanas y una luz dichosa nos acerca a la naturaleza fresca del mes de abril. Nadie se ha muerto por ir una vez sin dormir al currelo. No digas que no a este jugoso caramelo. Por una vez, solo por una vez, olvida las ganancias y gástate el dinero. Estoy un poco gordo, debería hacer más ejercicio y comer menos. Ya llega el puente, no te tires de él, sino acepta que no irás a ningún lado. La vida se refugia como una rana debajo de un guijarro. La vida es color verde, verde esperanza.

A la desierta plaza conduce un laberinto de callejas

para que todo el pueblo hable al verse allí por la mañana.


 

martes, 19 de marzo de 2024

Vuelvo a decir que escribo estas cosas en este blog para que pase el tiempo. Es el único cometido de estas líneas. No creo que estos escritos tengan algún valor porque esa es su utilidad: que el reloj dé los minutos. Mi hermano y yo trabajamos durante 20 años. No es ni mucho ni poco, pero ya no podíamos más. La vida es dura y la vida es más dura cuando se tiene una enfermedad. La gente llama y eso a ver cómo estás pero no hace nada de valor. La gente pasa cuando te pasa algo. Yo también paso cuando el problema no es el mío. Pero si me llamasen para hacer algo, yo creo que acudiría. Todo es así: indiferencia de todos cuando te va mal y acuden cuando das algo. Por el interés etc. No he visto una sociedad tan putrefacta como la que hay hoy.

Eres tú, mariposa, el alma de estas tierras solitarias.

Tus alas ventean la luz de la mañana.

 El único propósito de escribir esto es el mero paso del tiempo. Son las 12 y 10 y quiero que pase el tiempo. A las 12 y tantas, ya habré terminado este escrito. Y ya podré fumar a gusto. Las iluminaciones de los sentidos a lo mejor tienen la facultad de abrirnos un poco la imaginación, pero el que no sabe de nada, no se ilumina con nada, no asocia esa iluminación con algún conocimiento que pudiera tener porque no lo tiene. Yo hice una carrera universitaria en la que aprendí un montón de cosas y conseguí tener apego a la lectura. Leo y he leído mucho, recuerdo algunos pasajes de novelas muy bonitos, muy deslumbradores y cuando mis sentidos se iluminan, sé asociarlos a una sabiduría que yo me he ido gestando con los años.

Estudia un poco de joven

y sabrás algo de viejo.

 Esta era una señora que iba por Madrid como la que va por un pueblo. Se sabía todas las líneas de metro y autobús y tan pronto aparecía en Príncipe de Vergara como paseaba sus huesos por la Plaza Mayor en cuestión de minutos. Se lo pasaba pipa usando el transporte público. Un día, en el Retiro, resbaló con una cáscara de plátano y se rompió un hueso. La llevaron prontamente al hospital más cercano y la llenaron de yeso la pierna. Estuvo unos días en el hospital y la fue a ver su marido, sus hijos y sus amigos. Ella deseaba enormemente montar en el metro otra vez a oler ese olor a cerrado y a hierros que frenan en cada estación. Y, cuando se recuperó, hizo una travesía por el metro que la llevó por mil sitios pero subterráneamente, escondidamente, debajo de la superficie terrestre. Y fue feliz. Y no se lo contó a nadie.

Coge el metro, móntate en un autobús, coge un taxi

y piérdete en Madrid.

 Las cosas en su sitio, la gente en el otro, las calles para recorrerlas. Tutti bene. Es un decir que la gente es muy rara. No llega mucho más allá esta expresión. Qué bien sé lo que quiero. No hace falta ya más que estar donde uno quiere estar. Lo bonito de la vida es reírse un poco de ella. Y de ti mismo. El fin de nuestro anhelo llega pronto. Vamos a estar callados por una eternidad. Por eso, hay que hablar y quejarnos y hacernos notar. Siempre con la prudencia de no herir sentimientos. Estoy muy gordo. Voy a comerme un gazpacho para ver si me sereno. Luego, iré a andar otro poco a ver si veo a alguien con quien derrochar palabras sin cuento. La vida pasa, es lo que sabemos y notamos. Ríete, sé feliz como si fuera navidad. Ande, ande, ande. La vida es un accidente a veces torpe que nos sucede.

Tus rodillas de amapola seca cubren el camino

para llegar adonde el tiempo da la vuelta.

 Arriba te dejaron como una triste canción a ti dedicada. Y lo pasaste mal. Ahora los amigos son otros y respiran diferente. Mientras la sombra pasa de un blanco amor a corazones nuevos, yo decido retirarme de las cosas. Este libro destila melancolía, vuelve lo nuevo en memoria de lo viejo, todo lo haya extraño. Yo soy un desterrado por la peste que fulminó vidas. A la sombra del nogal milenario, yo leía unas prosas profanas y delirantes, yo me escabullía de la vida. Estoy muy gordo. Debería andar, pasear un poco hacia el campo de fútbol y quizás leer la prensa a ver qué dice. Negras aves del cielo, hojas del árbol que nacen furiosas, todo es expresión de Dios, que todo lo hace nacer y vivir. No hay poder alguno que me quite la idea de que hay un Creador. Lo hay, sin duda. Si no, no me explico este mundo. Ya el pastor sale del pueblo y conduce el ganado a los frescos pastos.

Escuché la rendición de mis huesos, los vi ir muriendo

para que surgiera otro acomodo en mi vida

 Definitivamente, escribiré solo para mí. Lo que me surja de mi corto entendimiento. Tiempo y distancia, ahora todo está junto. Yo ya no paseo por la calle principal a bailar, allá arriba del todo, cruzando la carretera. La belleza no procura dulces sueños. La belleza se cruza y se escapa con la misma facilidad. No hay ya motivos para la risa. Una poesía gota a gota no ofrece la misma satisfacción que las risas de antes. La vida ha cubierto de cadáveres su historia, la ha vuelto silenciosa como los muertos. Estoy muy gordo, debo andar, debo beber agua, debo dormir menos. Ya no hablo con los mayores, ya no río con aquellos que no se sujetaron al aire. Ya no hay nada más que la misma edad para todos. Una peste ha señalado a todos.

Murieron tantos justos, tantos pobres 

que Dios está triste, allá en unas alturas que no vemos.

 Si miro el tiempo de atrás, me veo en un pequeño pueblo pero vivo. Ahora ese pueblo está dormido, atravesado por las crisis, diezmado por las enfermedades, casi muerto. A veces oculto mi cara como se oculta el dinero en la cartera. En esta frente nacía un pensamiento que se ha tenido que arrugar como un papel escrito y despreciado. Lo mismo es decir que no me quieren que decir que soy culpable. Qué sería del vuelo remansado que hubo antes, de las cosas que decíamos en la mesa. La muerte espera siempre, no dice ni una palabra pero ahí está, muriéndose con nosotros. La pena me recorre la sien y me hace pensar pensamientos un tanto absurdos, un tanto olvidados, un tanto inútiles. Pero todo se andará. Nos haremos viejos todos y la vejez socorrerá a la verdad para hacerla más bonita.

Las nubes van hacia la puesta

y destellan de luz atravesada: eso es el destino.