domingo, 26 de agosto de 2018

A nadie le gustan las discusiones ni llevarse mal con los demás. Pero llevarse bien con todo el mundo parece que esconde alguna falsedad. Cada uno tiene una manera de pensar que inevitablemente va a chocar con algún grupo o con una persona en particular. Es bien sabido que en todas las familias se crean rencillas y malos humores cuando va pasando el tiempo y pasan cosas. Es sabido también que cuando alguien nos falla, nos desprecia, no nos hace caso o nos hace daño, no nos deja indiferentes. Antes bien, le comenzamos a odiar con un odio pequeño que se puede hacer grande.
En las familias se tapan todos estos odios y ahí viene lo malo: que no se expresan ni se reparan los encontronazos que se tienen unos con otros ni se dice la verdad a la cara. Se calla uno en pos de que la familia siga unida y no levantar ampollas. Pero, ¿eso es bueno? ¿O habría que decir al padre, al hermano, al cuñado que es gilipollas, que nos tiene hartos, que te hizo tal cosa y no pidió perdón, que estamos hartos de tanta indiferencia o lo que sea que nos molesta de esa persona tan cercana y que seguimos aguantando?
Mi parecer es que hay que callar. Una cosa es llevarse mal, que se puede soportar y otra cosa son las discusiones, que son cosas puntuales que se crean por esa intolerancia entre amigos o familiares. Lo mejor es tener una visión diplomática del asunto; o sea, callar. Todos sabemos que aquel hermano se portó fatal con nosotros y nos hizo daño pero es mejor olvidar y callar. Todos sabemos que nuestro cuñado es tonto de remate y busca rebatir todo lo que uno dice y quedar como el aceite sobre el agua. Bien. No le invites a que haga eso. Lo mejor es callar. Dicen que el sabio lo es más por lo que calla que por lo que dice. Hagamos caso al sabio. Ellos saben de sobra que están equivocados. Que se equivocaron contigo o pretenden equivocarse contigo todas las veces que coméis juntos en familia. Pues a callarse tocan. Se habla del tiempo, de lo buena que está la paella y cada uno a su casa. La razón no te la van a dar nunca y nunca te perdonarán si te han ofendido porque sería como darte la razón. Y son muy bestias. Lo mejor es callar. Y con los amigos, igual. Solo los mejores amigos te comprenderán porque esos no te harán daño. Porque a esos amigos buenos los has elegido tú y tienes un trato bueno con ellos y tus familiares, sin embargo, vienen impuestos.

La familia es eso que va creciendo y separándose ineludiblemente hasta que ya no parece una familia.

sábado, 25 de agosto de 2018

Me he comido una morcilla y luego, voy a ver el Barça-Valladolid. Estoy de buen humor. Pero Paco se ha agriado conmigo porque dice que yo quiero ser un gran escritor y no escribo más que gilipolleces en el blog y no paso a la acción. Yo nunca paso a la acción, dicho sea de paso, más que cuando no tengo más remedio. Pero voy a seguir hablando de política. Este gobierno no ha beneficiado al trabajador porque no ha derogado la reforma laboral que es mala para el trabajador. No se sabe por qué no lo ha hecho todavía. De todas formas, el presidente de gobierno, en su moción de censura no dijo lo que iba a hacer. No dijo nada apenas. Se ha preocupado mucho de RTVE. Quiere gastar, eso está muy claro y quiere poner impuestos, muchos impuestos. Este Robin Hood de pacotilla es muy feminista y para ello ha puesto una representación muy nutrida de mujeres en los ministerios (en concreto, diecisiete, que ya son). De la ley de dependencia no ha hablado todavía, si la va a ampliar. Por lo menos, yo no he oído nada. Al rey le tiene como puta por rastrojo y para mí que no se lo merece, qué aguante tiene Felipe VI. A Torra le deja decir y hacer lo que le da la gana. Puigdemont es un poco más feliz y gilipollas en Bruselas. Con Podemos está a partir un piñón y se quieren cargar los dos la Constitución de poco en poco. A mí, Podemos me da asco moral. Se quejaba del plasma de Rajoy y ha salido dos veces en rueda de prensa. Jiménez le llama Falconeti, por aquel personaje malvado y por lo del Falcon, que, cágate, es secreto de estado la fiesta de él y su mujer en Benicasim. Si hace eso Rajoy le equiparan con Franco. Y sí habló de estabilidad y transparencia en su moción. ¿Hay estabilidad en las fronteras? ¿Hay suficiente transparencia con unos decretos ley que se quieren saltar la Constitución? Pues eso.
Luego sale metiendo a todo Ferraz en cargos cojonudos y a su mujer bien apañadita en otro cargo y se quejaba de eso que llaman puertas giratorias. Toma puertas giratorias. Yo veo que este tío se ha creído el no va más de no sé qué y no ha hecho aún nada por sí mismo porque los presupuestos del anterior gobierno que dijo no querer, los ha aplicado y dijo Rajoy que eran un reparto de los beneficios de la salida de la crisis. Este tío lo mismo dice arre que so y consejos vende que para él no tiene. A mí este tío no me parece serio y se junta con una gente que no me gusta. No sé que saldrá pero como encima, el gobierno es torpe de cojones, no creo que aguante el tirón más que a trancas y barrancas y quedando en evidencia a cada rato. Pues sí que: de ejemplo, la Carmen Calvo que ya estuvo en el gobierno desastroso de ZP. Que esa tía no sabe ni hablar.

El socialismo español: eso que ya no se sabe ni qué es.
Esta exhortación continua a que viajemos y veamos mundo lo veo como una gilipollez muy grande. Primer punto: no a todo el mundo le gusta viajar. Segundo punto: viajar resulta un riesgo y una molestia grande en muchos casos. Tercer punto: hay gente que cuando lleva cuatro días en su lugar de destino de un viaje, está deseando llegar a la rutina de su casa. Está claro que ir a la playa no se le puede llamar viajar. No se suele salir de la frontera del propio país y lo único que se ven son olas y arena y un pueblo atestado de turistas. Yo fui solo a Valencia un fin de semana. El primer día me volví loco buscando un transporte que me llevara a la playa y me encontré muy solo encerrado en una ciudad. Luego, fui a la playa, me bañé con un ojo constante en mis pertenencias y luego me comí una paella. El resto de la tarde anduve solo como un perro callejero. Cuando fui a Alicante fue peor. Me sentí solo durante más tiempo. No me gustó la ciudad y no me pude bañar, el agua estaba helada. Me compré el periódico y tomé el aperitivo por hacer tiempo. Comí mal. Cené solo. Al otro día odiaba Alicante. Me fui antes de concluir el fin de semana.
Yo llamaría viajar conocer otra cultura, otros paisajes, andar por caminos distintos y hacer cosas distintas. También, por supuesto, conocer gente nueva. A lo mejor, si vas a Francia y la recorres, consigues eso. Pero valdría un pastón. Esos gilipollas que con doscientos euros se recorren el mundo son simplemente gilipollas. Y esos que sacan fotos constantemente sin disfrutar del momento, también lo son.
Viajar es carísimo porque hay que dormir y comer todos los días. O vas a los hoteles o duermes en una puta colchoneta expuesto a todo. Hay gente que se compra una roulotte y se lo monta de puta madre pero una buena roulotte, no una puta furgoneta, vale 150.000 euros. Y hay que tener ganas de conducir.
Ir de camping es asqueroso. Yo he ido y lo puedo atestiguar. Y además sale muy caro. Si te alojas en hostales, también tienes que comer y como vayas a las zonas turísticas, te sangran. Yo calculo que si quieres dormir y comer de vacaciones en España te sale la broma por casi 100 euros diarios por persona. No digamos en el extranjero.
Imprevistos como un diarrea o no poder dormir por la causa que sea en un viaje están casi asegurados. Otros imprevistos, como que no te guste el lugar o que no sabes montártelo bien, también están asegurados. Yo estuve en Gijón y eso es una puta ciudad sin más aliciente que la playa. Menos mal que fui con mi hermano y tuve con quién hablar. Si voy solo, me vuelvo a los dos días.

Como dicen los ingleses: el que viaja está expuesto a mil inconvenientes.

viernes, 24 de agosto de 2018

Dice mi hermano que a nosotros no nos ha tocado vivir el paro obrero o como se llame ahora. También dice que hay gente muy desgraciada, casi pidiendo. Y que hay gente enferma muy mala, muy mala. Que nosotros dos debemos estar agradecidos al destino por la buena vida que llevamos. Bueno. La buena vida que llevamos consiste en casi no tener amigos o tener unos amigos un tanto raros, hacer lo mismo todos los días de Dios (a mi hermano le encanta eso de la rutina, por eso lo dirá) y no disfrutar ni un día de fiesta. Ser iguales los lunes que los viernes que los sábados. El domingo juntarnos con una familia que no nos hace ni caso. Lo cotidiano es la tumba de la felicidad, a mi modo de ver. Y no veo más que lo cotidiano a mi alrededor.
Me debo acostumbrar a los días en que no pasa absolutamente nada para ser feliz. La verdad es que ya me estoy acostumbrando. Me levanto sin un sentido claro de lo que voy a hacer porque todo lo que voy a hacer ya está marcado desde que me levanto. Bueno, quizás eso esté bien para un enfermo mental para que no haya altibajos emocionales pero incluso la demasiada rutina es nociva para la salud mental, estoy también convencido de ello.
Que no viajamos, que no vamos a fiestas, que no hacemos nada nuevo. Eso es lo que hay por ahora. Por eso yo he decidido, por lo menos, prescindir de gente que no me aporta nada, como eran esos "amigos" que no valían para nada más que discutir mi hermano y yo sobre ellos mismos. Prefiero estar solo ante la cotidianidad que comentar la cotidianidad estúpidamente, cansinamente con unas gentes que no me hacían feliz ni un minuto seguido. Estaré solo ante la rutina pero no la mascaré pesadamente junto a otros que no sé ni quién son.
Bueno. El dinero creo que no tiene mucho que ver con la felicidad. Yo tengo dinero para irme donde quiera pero no me voy yo solo a ningún lado. Si no viene mi hermano, yo no voy. Ya me fui solo una vez a Valencia y otra vez a Alicante y son experiencias que no me gustaron casi nada. Pudiera ir a Nueva York pero yo solo en Nueva York es la fotografía de un gilipollas que no sabe ni dónde está ni para qué está allí. Viajar no es una bicoca que dé la felicidad aunque nos coman constantemente el coco con esa idea. Quizás algún día, a mi hermano y a mí nos dé la vena viajera pero por ahora, no nos da esa vena.
Yo como de lo que guiso. Cuando compro, no reparo en gastos. Me doy algunos lujos cuando quiero y con eso me basta.
Me recuerdo en Valencia solo, aburrido y sin nadie con quién hablar. Lo pasé muy mal. Fue un fin de semana asqueroso, igual que el de Alicante. Me extrañan todos esos anuncios de viajes en que todo el mundo es feliz por el hecho de viajar. Yo he comprobado que es mentira. Habrá gente que sí se sienta feliz solo, por ejemplo, en Pekín, pero yo no me sentiría así. Como mi experiencia viajera fue mala, ya no viajo más y menos, solo. Eso de que viajar te abre la mente y te hace vivir experiencias inolvidables vamos a ponerlo en entredicho. Viajar puede ser duro en cualquier momento y sentirte deprimido si vas solo y no tienes a nadie que te ayude en el viaje simplemente con un poco de compañía.
Vivir como vivo no debería ser motivo de tristeza ni de desesperación. Mucha gente se apuntaría a vivir como vivimos mi hermano y yo. Pero yo no me siento bien del todo con el modo en que vivo aunque noto que me voy acostumbrando.

Las más veces, la vida se compone de muchos lunes, lunes que amanecen como los días que estuviste de fiesta cuando eras un muchacho.
Ayer por la noche no se oía ni una rata por la calle. Las voces de las terrazas no existían. La gente debía de estar en casa metida. Con el rollo de lo de Franco y los bandazos de este gobierno, creo que la gente estaba mosca. Yo me fui a acostar pronto. Franco es como un fantasma que van a sacar a pasear, sin saber qué resultado tendrá. A la gente no le gusta que se juegue con la historia. La gente da la historia por terminada pero llega un gobierno que quiere revivir la historia ya pasada porque lo pone en una ley que la hizo un inútil político. A la gente no le gustan los huesos de hace cuarenta o cincuenta años pero ellos, dale que dale, a buscar huesos por los cementerios y a hablar mal de la dictadura, a decir que todos somos víctimas de esto y de aquello, a hablar de crímenes políticos, de leyes injustas, de muertos; venga a hablar de muertos. Les gusta hablar de muertos antiguos, de fantasmas. Este gobierno es bastante siniestro: muertos por todos los lados, restos óseos, cementerios, calaveras, abuelos sin enterrar que vuelven a enterrar. Qué asco de muertos y qué asco de gobierno.

Si te gustan los muertos de hace tiempo y quieres hacer justicia con ellos, tienes un gran trabajo por delante.

jueves, 23 de agosto de 2018

Hoy he hecho lo de siempre, que no es poco. La gente que viene de vacaciones pasa por el morro de los demás la morenez de su piel y el deseo de dar envidia. "No lo hemos pasado tan bien como pensáis" y todo eso. Yo he estado leyendo artículos de política en el periódico y en el móvil. Ahí es nada lo que está cayendo. Cuando un inútil llega al poder, ese poder se vuelve oscuro y preocupante. Pero bueno. Dejémoslo. He sacado de la biblioteca "La voluntad" de Azorín y voy a ver si me la leo. Ya la leí una vez. Azorín, en los tiempos de crisis que vivía España en su época y en los tiempos de crisis que se vinieron después, supo contar cómo eran los pueblos y las gentes españolas. A Azorín, esa masa cretinizada como la que hay ahora, le debía llamar mucho la atención pero contaba las cosas como eran, dándole una nota de color y piedad.
Cuando Azorín, mucha gente iba a misa, iba de negro, iba con respeto a los sitios. Luego llegó la guerra y toda la barbarie salió a relucir. Ahora quieren revisar la guerra y la dictadura a ver qué sale. La gente no quiere eso. La gente quiere vivir en paz y comer tranquila unos garbanzos.
Pero no la quieren dejar en paz. Los agitadores quieren el río revuelto. Mal rayo les parta.

A lo mejor, un día, en España, no se pueda hacer lo de siempre.
Ayer hablaban dos hombres en la plaza de Colón de Majadahonda. Era ya de noche. Uno decía: "es de granito molido". Y el otro: "Yo creo que es de granito ajabardado". "No van a encontrar más que polvo". "Sí, pavesas". "Se liarán a martillazos". "Sí, quieren gastarse el dinero en algo". "Yo hace mucho tiempo que estuve a verlo. La caja no vale mucho. También se habrá hecho polvo. Oye, ¿tú sabes para qué quieren sacarlo de allí?". "Para gastarse el dinero. Y a lo mejor para crear confusión. A los hijos de puta les gusta mucho crear confusión". "Sí, eso creo yo. No quieren más que confundir a la gente y hacer lo que les dé la gana. Después de cuarenta años, ¿a quién interesa eso ya? Quieren agitar el fantasma de la guerra civil a ver qué sale de ahí. No saldrá más que mierda. A los hijos de puta les gusta mucho que la mierda salga a relucir. Así la gente se olvida que son unos hijos de puta". "No me gustan los hijos de puta, Ya hubo uno muy grande gobernando y ahora viene este come mierda. Menuda gentuza hay en ese partido." "Y que lo digas. Están gobernando con decretos. Están gobernando de mala manera y encima hacen estos trucos de magia para distraer la atención. Este Sánchez va a durar poco porque no sabe ni gobernarse a sí mismo. Es igual que el hijo puta de ZP."
Ya era muy tarde. Las luces de las farolas agotaban una luz amarilla y la gente mayor se iba a casa después de tomar el fresco de la noche. Yo me sentí muy cansado de esta España incomprensible. A la gente le da igual todas las gilipolleces y barrabasadas de los políticos españoles. Me fui a acostar y en la cama me dolió un costado hasta que pude conciliar el sueño.

viernes, 17 de agosto de 2018

Hay un escritor que se llama Julio Llamazares que se hizo muy famoso con un libro titulado "La lluvia amarilla" y que yo leí. Mira que las novelas de Delibes son deprimentes. Pues este libro es otra vuelta de tuerca a esto de la literatura rural, de los pueblos. En esa novela se cuentan los últimos días de un único habitante de un pueblo. Cada capítulo termina con el hallazgo de un muerto hasta que este hombre solitario se suicida. Nada más deprimente. Y nada más irreal y sacado de madre, como las novelas de Delibes, que de la vida de los pueblos no tenía ni puta idea. Creo que este libro se leyó más en clave de terror que de realismo rural. Bueno. Pues este Julio Llamazares se harta a escribir que los pueblos de España se despueblan. Es como denunciar que la gente, en verano, va con pantalones cortos. ¿Cómo no se van a despoblar los pueblos si nadie quiere ya trabajar el campo? ¿Qué hay alrededor de los pueblos si no campo? ¿Es que una madre española quiere que su hijo sea pastor de ovejas? ¿O que labre con un tractor las tierras? Todas quieren que sus hijos sean abogados o ingenieros.
En mi pueblo hay dos agricultores y un pastor y este es extranjero. Mi pueblo se llama Zarzuela del Monte y tiene la suerte de que la capital, Segovia, está a 30 Kms y que Ávila está a otros 30. Y aún así se está despoblando. Trabajo hay fuera del pueblo pero yo veo la juventud de mi pueblo que está pegada a los móviles. En cuanto a los móviles, tengo una anécdota de un señor avispado que me dijo que los conquistadores de América dieron a los jefes de las tribus unos espejitos y estos se los quedaban mirando mientras perdían todas sus posesiones a manos de los conquistadores. Hoy en día tenemos móviles con los que mirarnos constantemente y perder de vista nuestro alrededor.
Volvamos a lo de los pueblos. Cuando yo tenía veinte tantos años, en mi pueblo casi todo el mundo tenía de diez a quince vacas lecheras. Mi pueblo estaba lleno de boñigas. Todo el mundo mataba un gorrino para economizar. Todos tenían conejos y gallinas en un corral. Había muchos más agricultores. Ahora no. Ahora parece que la gente del pueblo espera que pongan la sede de un banco o de un empresa en su pueblo.
Mi padre, al que he ido comprendiendo con el tiempo, siempre ha pensado que la riqueza está en la tierra. Este pensamiento se llama fisiocracia y muchos hombres inteligentes han pensado en esta teoría. Mi padre va diciendo por el pueblo que nadie siembra garbanzos ya. Y se ríen de él. Pero deberían llorar.
Porque, ya digo, lo que rodea a un pueblo es campo. En los pueblos no suele haber cines ni rascacielos. Suele haber tierras que cultivar y animales y la gente no se da cuenta de eso.
A unos veinte kilómetros de mi pueblo hay otro que se llama Abades. Yo no he oído de ese pueblo que se despueble, aunque esté peor comunicado que el mío. ¿Por qué? Porque en ese pueblo se dedican a la cebada, al trigo, a la algarroba, al girasol, a criar cerdos, etc, etc y bajo esa cultura agropecuaria, el pueblo florece.
Ahora los de los pueblos tienen dos o tres coches, ordenador, van al cine, toman el aperitivo, se emborrachan en las discotecas, etc.
O sea, que para mí, los pueblos de hoy en día ni son chicha ni son limoná. No se dedican al campo pero quieren tener todas las comodidades de la ciudad.
Yo he visto, tiempo ha, cómo era mi pueblo. Y mi  pueblo era un pueblo como los que salen en las películas antiguas. Yo me pasaba el rato cogiendo renacuajos en la fuente y tirando piedras a los gatos. Tenía vacas, gorrinos, matanzas, corrales, conejos, gallinas, pilón, arroyo, fuente. Y había mucha gente. Ahora no hay más que señoritos que no se manchan la ropa y huelen bien. Antes, los de mi pueblo olían a ganado.
Bueno. Pues los de los pueblos quieren chicha, pan y ver la mona y para eso hay que ser productivos y la producción, en los pueblos, está en las tierras de alrededor, que ya nadie quiere trabajar.
También hay un refrán que dice: anda diciendo tu madre que quiere una reina pa ti / anda, ve y dile a tu madre que la reina está en Madrid.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Antes, en las fiestas de mi pueblo, se decía: "vamos al baile" y allí se bailaba con las chicas que hubiera. Ahora la gente ya no baila, no digo un pasodoble sino ninguna canción. A las dos o tres de la mañana, los músicos empiezan a tocar rock y la gente da gritos o brinca, bebidos todos, pero bailar ya no  baila.
En mi pueblo las fiestas duran al menos cinco días y algunos acaban muy cansados, normal. Tanto beber y beber y fumar y reír, es normal.
Yo me examiné de un examen oral en inglés y la profesora me preguntó. "¿dónde has estado este verano?" y yo le dije que en las fiestas de mi pueblo. Y la profesora me preguntó:"¿y qué hace la gente en las fiestas de tu pueblo? y yo dije que beber. Y no supe decir más. Y ella, medio enfadada, me soltó un discurso en inglés del que no entendí nada, un discurso muy largo y yo no supe qué contestar. A lo mejor la profesora era puritana u odiaba el alcohol o a los borrachos. El caso es que suspendí. Le tenía que haber dicho que había estado en un safari.
Total. Yo ya me sé lo que hay en las fiestas de mi pueblo pues he estado en todas menos los cuatro últimos años, así que no voy.
En política están pasando cosas feas por el hecho de que el presidente de gobierno lo es gracias a una jugarreta política. Y encima tenemos que tragar que ese presidente es bueno, hace las cosas bien, cuando las hace sin pensarlas o por complacer a los que le han puesto en el cargo de manera oscura. Y tenemos que tragar feminismos y paridades y prohibiciones absurdas porque hay muchas ministras en ese gobierno. Y además, hay mucho enchufe en ese gobierno. Demasiado. Hay lo que se criticaba con furor en otros partidos. Todos los partidos y todos los gobiernos son igual de malos es lo que se ve con este gobierno. No hay ninguno que no peque de cara dura. Estabilidad y regeneración vino vendiendo Sánchez y no hay ninguna de estas dos cosas por ningún lado. A lo mejor, ya en otoño, tiene que convocar elecciones y se le acaba el chollito de la Moncloa.
Mientras tanto, yo estoy bastante bien, me ajusto a este verano que ya se va acabando y espero que para el otoño tenga yo un compendio de cosas que hacer, que me entretengan y vivir la vida felizmente.


martes, 14 de agosto de 2018

Ya he conseguido que las horas de calor (de tres a seis) no pasen tan lentas hasta el punto de producirme cierta angustia. Para ello, como a las tres y me tumbo con el sueñecillo que procura la comida. Enseguida se hacen las cuatro. Me echo un cigarro y leo algo. Luego me vuelvo a tumbar y medio duermo considerando las cosas que me ocurren y me rodean pero con tranquilidad. Me vuelvo a levantar y echo otro cigarro y veo la tele y luego me pongo con el ordenador y me meto en un foro que se llama foro de literatura en el que escribo algunas cosas. Se me hacen las seis de la tarde y me voy a leer el periódico hasta las seis y media en que acuden los amigos y charlamos un poco. Luego, me voy a pasear a Las Rozas y se cumple el círculo del día.
En el foro ha habido algunos comentarios a mis escritos que no considero y sigo escribiendo cosas. El foro se ha convertido en un grupo de amigos que se cuentan intimidades y la literatura ha pasado a un segundo plano.
Luego, escribo un blog con alguna idea que me surja y ya se han cumplido las horas de calor que hay que pasar en casa por obligación.
Hoy he hecho unas patatas con costillas muy ricas, muy sazonadas.

Cuando te encuentras en una situación nueva hay que hacer que esa situación se vuelva a favor tuyo.
Cuando estoy bien, estoy relajado. Pienso que lo que me vaya a pasar es bueno. No tengo nada que reprocharme ni nada que desear ni nada que planear. Con las actividades que realizo habitualmente estoy a gusto sin tener que pensar en otras proezas que nunca haré. No pienso en viajes, en montar a caballo, en descender un río o en montar en yate. Hacer la comida ya me satisface y comérmela, más.
Todo mi alrededor parece estar bien hecho y bien puesto. Me gusta el color del cielo, me gustan los sonidos que oigo. No envidio a nadie, el tiempo pasa a mi favor porque no lo creo perdido ni creo que hay que llenarlo de nada especial.
Un paseo por la calle con la mente tranquila ya me parece algo insólito pues yo suelo estar bastante nervioso y como deseando cosas inverosímiles que ni yo sé qué son algunas veces.
Como yo soy muy inquieto de mente y siempre deseo algo que no tengo, sentirme bien es toda una novedad y lo agradezco mucho pues mi mente descansa de pensar y pensar qué debería estar haciendo yo en esos momentos en que no hago nada en el presente.
Mi mente funciona así: se me ocurren mil sitios y mil actividades que podría yo estar haciendo en el momento presente. Como no las hago, me siento mal y así en un círculo vicioso que me crea frustración.
Pero hoy estoy bien y me alegro.



lunes, 13 de agosto de 2018

Si te crees con alguna valía pero estás rodeado de tontos, pobre de ti. Pero no hay que asustarse. Todo lo que hagas valdrá solo para ti, para que mejores, aunque solo sea delante del espejo.
La ciudad está llena de gente que está sola, que no encuentra a nadie con quién compartir ni sus conocimientos, ni sus inquietudes, ni sus hallazgos, ni sus sentimientos. La ciudad se come muchas individualidades que van por el metro venga dar vueltas a su soledad. A lo mejor también pasa esto fuera de la ciudad pero en la ciudad se nota mucho porque hay una muchedumbre por la que van deambulando estos seres pobres y sabios y solitarios recitando un poema antiguo o pensando en un remedio para la tos.
Los tontos no piensan. Ven la tele, no se dan cuenta de lo que pasa en el mundo, mean fuera de la taza, leen tebeos y ven lo de los vecinos locos de antena 3. Así son los tontos, se los ve a la legua.
Los tontos no cuentan nada más que para votar a aquel partido que más engaña, que más come el coco a la gente y que más paro crea a la larga. Todos los tontos votan a ese partido.
Los tontos no saben quién fue Descartes ni Ramón y Cajal. Da igual, para eso son tontos. Un tonto está muy orgulloso de serlo, de ahí que la tontería resplandezca más que la sabiduría.

Si te encuentras con un tonto, no te acerques. Si te encuentras con dos tontos, huye.
Hay que ver cómo es la vida. De repente, todo lo que nos parecía normal o incluso superguay, se nos vuelve todo un rollo macabeo insufrible de llevar. Y eso es porque de todo se harta uno. O que no le corresponde de verdad a la personalidad de uno tanta idiotez. Antes aguantabas porque no veías el hilo gordo de que estaba hecha la tela pero ahora ya te cansa ver según qué cosas que no apruebas por el hecho de tu mentalidad de hombre diferente.
Y decides que el chiringuito que hay montado y que tú fomentas pues ya no contará contigo y que buscarás nuevas formas de pasar el rato esperando a que surja una nueva amistad, una nueva situación, un nuevo círculo virtuoso en el que entrar y no perder más tiempo con pasatiempos que ya no gustan.
Y es que es así: que lo que conoces es erróneo, lo que pasa es que te fastidia tener que vivir la vida de modo un poco más libre pero más auténtico, sin tener que aguantar conversaciones modorras que cansan ya.
Y es que hasta ahora te conformabas con cualquier cosa para pasar el rato pero ya no: ya prefieres estar solo porque la soledad es una aliada, no algo de lo que huir.

Esas gentes que cuentan siempre lo mismo y no se cansan son peores que la soledad.

sábado, 11 de agosto de 2018

He intentado echarme la siesta y dormir y alcanzar la inconsciencia del sueño por una hora o dos pero no ha sido posible. Voy a escribir esto para que se me pase un rato. En el pueblo he leído "Los Miserables" y "París era una fiesta". Hay que ver cómo describe Víctor Hugo el funcionamiento de un convento de París. Y hay que ver el bodrio que resulta leer las actividades de Hemingway en París cuando era escritor. Mi pueblo está de fiesta y muchos aprovechan para beber como nunca. No bailan. La música contratada toca y toca mientras en las peñas la gente bebe y bebe sin parar. Yo, que no bebo, veo absurda la fiesta de mi pueblo. Hace mucho que no voy pero las últimas que he visto son así. Todos con un vaso en la mano yendo de acá para allá y diciendo gilipolleces sin cuento.
Majadahonda está muy tranquila. No hace excesivo calor; por lo menos, no tanto como el año pasado y el tiempo pasa lento. 
La tarde la pasaré como pueda, intentando rellenar las horas con un paseo o con la compañía de Paco y nada más. Eso es todo lo que hay. Voy a ver si me tumbo y me entra sueño.


Esta semana tuvimos la suerte de cruzarnos mi hermano y yo con Toni que es un tipo que sabe mucho de historia de España y de historia en general. También sabe mucho de política y de actualidad. Tuvimos una conversación muy buena sobre esos temas y se nos pasó la tarde y se hizo de noche y vinimos a casa tarde. El jueves fuimos con Fede, que es un tipo al que le gusta el tema de las apariciones marianas, el catolicismo y la religión. Hablamos con él mientras cenábamos en un chino y lo pasamos bastante bien. Hoy sábado no creo que haya nadie con quién pasar el rato y la tarde se hará larga pero yo pasearé a Las Rozas como mayor entretenimiento del día. No se si se vendrá Paco o no. Agosto es así. Con el calor no se puede salir a la calle hasta una hora determinada. Todos están de vacaciones. Yo procuraré escribir una historia en el cuaderno de cuatro a cinco o a seis. Así mataré el tiempo. Buena actividad esta de matar el tiempo. Te convierte en un asesino de minutos. Te conviertes en alguien paciente que se plantea que las horas son unas víctimas tuyas a las que hay que eliminar llenándolas de una actividad como si fuera un veneno.

El tiempo: eso de lo que a veces nos damos cuenta y nos aburre y nos mata.

viernes, 10 de agosto de 2018

En España, la gente es muy mediocre. Lo vemos en la representación política; en las costumbres que tenemos; en la picaresca, que es la mediocridad de la delincuencia; en los trabajos, en el pensamiento de la gente, en fin. No hay nadie que se eleve sobre el terreno. Volamos como las gallinas. Somos latinos, qué se le va a hacer. Ya lo ponen de manifiesto los clásicos: Sancho, la Celestina, Guzmán de Alfarache. Son de un simpleza grande, de una gran vulgaridad. Todos están llenos de vicios y de defectos y de ellos viven. Pero la mediocridad, hoy en día, la representan aquellos que se pasan al día viendo la televisión. Si hay algo que nos iguala por abajo (todos tontos) es la ínfima calidad de los programas televisivos, de entretenimiento. No hacen pensar, no son críticos, mínimamente críticos y si uno es ignorante, pues estos programas se encargan de ahondar esa ignorancia hasta extremos grandes.
Si Machado se quejaba de la vaciedad de cabeza del español que bosteza, ahora hay que ver la balumba de tonterías que se tiene por culpa de la televisión. Antes, había vacío. Hoy hay majadería y llena de paja la cabeza. El que viera mucha televisión y se volviera loco, no saldría Quijote sino el más ruin antihéroe que diera la humanidad.

El hombre sabio ha de ser necesariamente solitario.


Estamos ya a 10 de agosto. El tiempo pasa volando. El verano va dando a su fin. Yo soy una persona que siempre está pensando en aprovechar el tiempo, en que el tiempo sea productivo y por eso no me gustan las horas muertas. Hacer algo, en mi caso, es escribir algo bueno, que me satisfaga luego al  leerlo. Todo lo relacionado con ser un escritor me conviene. El otro día, después de comer empecé una historia en un cuaderno y estuve como una o dos horas escribiendo. Luego, me sentí satisfecho de mí mismo y ya dejé pasar las horas más tranquilo. Pero no he podido volver a hacerlo. Debió ser un arranque creativo. En otro orden de cosas, este martes pasado nos encontramos con un buen amigo y estuvimos de charla con él y ayer también nos encontramos Paco y yo con otro amigo y nos entretuvimos mucho contándonos historias y cosas ocurrentes.
Agosto no va tan mal como otros años en que yo me ponía nervioso porque no había gente ni nada que hacer. Majadahonda se ha quedado desierta. Todo el mundo está de vacaciones pero tiene algo de atractivo pasear por las calles sin habitantes y las terrazas solitarias y la ciudad sin ruidos y sin coches.

Se acostumbra uno a todo.

jueves, 9 de agosto de 2018

En esta sociedad, cuando una persona se valora de verdad o tiene alguna valía duradera y cierta porque tiene valores que defender o un intelecto fuerte que le hace entender el mundo, pues vive mejor en soledad porque lo que va a conocer fuera: gente tonta que solo se preocupa del dinero y de la próxima compra, de coches, de vacaciones... Para encontrar a alguien valedero tendría que estar en unos ambientes académicos (que también son asquerosos) o fiarse de que el azar va a hacer posible encontrarse con un alma gemela con la que poder hablar y entenderse.
Total, que con el paisanaje que hay, una persona cabal, que lee el periódico, se entera de lo que pasa a su alrededor y analiza el mundo tal cual es y tiene unos estudios que le han dado una visión del mundo, está abocada a la soledad si no quiere ver frustrado su deseo de conocer gente interesante. Gente interesante está haciendo cosas interesantes, no perdiendo el tiempo con nadie.

Así que hay que acoger la soledad pues nadie te va a entender si pretendes hablar de política (el tema común es que todos son unos ladrones), de filosofía o de moral. Nadie entiende ya de esas cosas. Solo saben sumar lo que vale un coche, las vacaciones, la bicicleta para el niño, etc.

La soledad fecunda en pensamientos no es soledad.
Cuando uno piensa y repiensa lo que va a hacer o lo que deja atrás o sobre lo que tiene que renunciar para seguir avanzando es quizás porque ese paso que va a dar es importante para él. Cuando uno ya no tiene fe en que su futuro es ese que se parece a su pasado, ya está dando vueltas a la idea de no volver a repetir el error de seguir viviendo de la misma manera. Hay gente a la que uno se acostumbra pero resulta que no es buena para él. Esa gente está llena de desprecios, de cosas que no llenan, de incomunicación y hay que dejar de verla por el bien de uno. Aunque llenaban un tiempo aunque fuera de pura desidia e incomprensión uno estaba apegado a ellos sin ningún sentido. Pero el estar solo da miedo. Uno cree que es mejor estar acompañado de unas personas que no dicen más que gilipolleces que estar solo. Pero hay que probar a estar solo. La asociación no me dice nada ya, no hay nada interesante en ella y los amigos de Colón ya no tienen ese vínculo que tenían antes conmigo. No hay que darle vueltas. Aunque pierda unos momentos de estar acompañado, es mejor la soledad porque ese acompañamiento es una manera de perder el tiempo y la fe en unos amigos que ya no lo son.
Demasiadas críticas vertidas sobre estos dos grupos de amigos que ya digo, ya no son lo que eran, no merecen ya dedicarles más tiempo perdido por mi parte.

La soledad te hace ver la valía de una compañía.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Creo que llega una nueva etapa en mi vida. Dejadas atrás ciertas compañías que no hacían más que lastrarme y sentirme mal al pensar precisamente en las mismas, estaré solo pero no mal acompañado. La literatura me servirá de aliciente para estar ocupado. Será mi más fiel compañero el boli bic. Cuando paseo a Las Rozas me cruzo con personas que siempre van solas, con varias de ellas. No tienen que dar cuenta de nada a nadie, no tienen que aguantar conversaciones, no tienen que quedar con nadie para pasar el rato, no tienen que soportar egoísmos ajenos, no tienen que estar pendiente de nadie, ellas responden de su propio tiempo y cómo lo emplean y tampoco nadie les falta al respeto ni tienen que transigir con ruedas de molino impuestas por nadie. Son libres porque viven solas esas personas. El verano está acabándose pues a partir del 15 de agosto, en que el verano tiene un apogeo, luego todo es descender la cuesta del calor y de la ociosidad, todo el mundo se va preparando para entrar en el otoño, todo el mundo se resigna para dar fin al dominio del sol y del calor, pues ya empieza a refrescar, todo el mundo compra libros de texto y mochilas para sus hijos y todo el mundo da por concluidas unas vacaciones que fueron muy cortas porque no hay para muchas alegrías. Total, que el verano se acaba ya a mediados de agosto, cuando muchos regresan a Madrid. Yo me examinaré a principios de septiembre de Psicología y luego me iré de vacaciones. Espero pasarlo bien y poderme bañar todo lo que pueda en el mar. Al regreso, todo me gustará más que este verano pegajoso y largo de horas.

martes, 7 de agosto de 2018

El verano va mostrándome un expectativa no muy halagüeña, pero válida: centrarme en vivir yo solo sin la gente que me rodea actualmente. Dos grupos de amigos ya no me aportan nada. Las conversaciones que tengo con ellos son ya insulsas y carentes de sentido. Siempre tendré a Paco al lado. Los egoísmos de esa gente ya me han hartado. Para lo que me han dado, puedo prescindir de ellos totalmente. También he dejado atrás a mi exnovia, que ha resultado ser negativa para mí. Con mis paseos, mi dedicación a la literatura y a estudiar me puedo pasar el rato ocupado. Este año dejaré de ir a la asociación a comer chocolate con churros y a oír paridas y también dejaré a los de Colón, que ya no hablaban más que de sus temas, yo de convidado de piedra.
Para estar hablando de los millones que ganan los futbolistas o de los análisis de sangre de un inválido mental, prefiero pasarme la hora en casa oyendo música o tocando el violón, tanto da. Y es que no había nivel en toda esa caterva de gente que conocía y encima había uno o dos de ellos que no los soportaba, me producían asco moral oírlos hablar, burlarse de los demás o haciéndose la víctima de todo. Hay gente maja y amable, sí, pero en su conjunto no valen una mierda. Las conversaciones que tenemos Paco y yo sobre ellos son agrias y feas porque estamos ya un poco hartos de ellos, así que, con no verlos, asunto arreglado.

Uno debe hacerse valer y estar con gente de valía.
El verano hace que las horas sean largas y como de chicle. El verano traía antes un deseo grande de disfrutar, de vivir la vida. El sol que aprieta parece decirte que tienes que apurar el ocio hasta la noche. He conocido veranos de mucha intensidad vital, lleno de amistades, lleno de fútbol, lleno de piscina azul, lleno de conversaciones y de chicas guapas en bañador o con ropa suelta, lleno de fiesta en el pueblo. Ahora está demasiado vacío. Son solo muchas horas que pasan. Muchas horas de luz y calor que se ahogan bajando la persiana. Mucho tiempo que se va sin amigos. Por eso ya no es mi estación favorita como lo era mucho tiempo atrás, cuando yo era vital como el sol.
Ahora prefiero el otoño. La gente se acomoda en sus trabajos y los niños dejan de chillar porque van al colegio. Ya no hace calor ni tanto sol, las cosas se van acomodando a un tiempo más calmado y tranquilo.
Será que he cumplido bastantes años ya. Será que ya no juego, no me aventuro con la bicicleta, no disputo ningún partido de fútbol lleno de emoción.
El verano ha perdido su significado para mí. Mi cuerpo ya no es capaz de responder a tanto día libre, mi cuerpo ya no conoce la libertad de rodar por carreteras o de nadar por una laguna.
Mi cuerpo se ha cansado, mi cuerpo ha engordado y envejecido.

El verano es muy joven. Hay que ser muy joven para apreciarlo y gustarlo.

lunes, 6 de agosto de 2018

Así que voy a estrenar el blog de agosto. En agosto he estado en el pueblo. Un pueblo despoblado, como hay muchos en Castilla y León. Mi pueblo tiene suerte de estar bien ubicado entre Ávila y Segovia; si no, a estas horas no habría ni Dios allí. El caso es que me ponía en la plaza de la Fuente a tomar el aire de la tarde y había un tráfico de coches exagerado para las pocas personas que se veían. Venían dos hablando y las palabras de la conversación rebotaban en las paredes de las casas, dando a la plaza una reverberación fantasmal pero luego no hacían más que ir y venir coches. En mi pueblo hay una pasión por los coches desaforada. No hay familia que tenga menos de dos coches. La plaza del ayuntamiento siempre estaba habitada por jóvenes que bebían cerveza y hacía planes de fiesta. En mi pueblo también hay una enorme devoción a hacer planes para la fiesta. La fiesta es sagrada. Leí a un religioso que las fiestas había que celebrarlas y considerarlas sagradas y así hacen los de mi pueblo. Hay muchos que están todo el año soñando con ellas. En el bar, cuando bajaba, había dos o tres partidas de siempre los mismos y otros que mirábamos porque no querían jugar con nosotros. Yo he estado estudiando por las tardes, después de dormir la siesta o escuchar cadena dial. Me he dado cuenta de lo románticos que deben ser los chicos jóvenes que oyen esas emisoras porque todas las canciones destilaban un amor a raudales y unos dramas eróticos de primera magnitud. Lo pasé mal el viernes, cuando mi madre se fue casi de la olla por la manera que tuvo de quejarse toda la tarde que nos puso de los nervios pero la verdad es que se me ha hecho corto y lo importante es que ya estoy en Majadahonda. La primera vez que estuve en el pueblo fue para ocho días y luego me he tirado otros once así que 19 días está bien para la mierda de pueblo en que se ha convertido.
Vi una peli de un humorista muy divertido junto con mi prima y sus hijos. Estuvo muy bien la peli. Triunfa la familia. Ya estoy harto con esto de los socialistas que se ponga la lupa en las mujeres y que si las violan y la manada y toda esa mierda feminista. Los socialistas, desde ZP, no han hecho más que dividir la sociedad y armar gresca social. Que si la memoria histérica y no histórica, que si los derechos de la mujer, que si los ricos tienen mucho dinero, que si hay mucho niño que pasa hambre...Prefiero pensar como siempre he pensado y como dice Rosendo, que el que menos o el que más se apaña y no estar todo el día quejándose y armando bronca y dejar a la gente su libre albedrío. Ya están los sociolistos dictando leyes. Malo, malo.

Vacaciones en el pueblo: todos los días lo mismo, que bien estás ahí sentado.