sábado, 15 de julio de 2017

Ya hemos venido de Gijón. Gijón es una especie de capital de todos los pueblos de alrededor, mineros pero ya sin industria ni minas. En Gijón me compré un libro que se titula "La vida negociable" de Luis Landero que es la historia de lo que se llamaba antes un randa; o sea, un elemento; o sea, un indeseable. La visita a Gijón y ver gente y gente y gente desconocida todo el rato me ha dejado una impresión en el cerebro y en el sentimiento de que los humanos somos como una epidemia así como bichos o cucarachas. Todos vestidos casi lo mismo, todos haciendo las mismas cosas a las mismas horas, todas ya casi pensando las mismas estupideces. Me daba miedo convertirme yo en una cucaracha como Gregorio Samsa. Menos mal a la compañía que me ha hecho mi hermano con el que he compartido conversaciones muy sabrosas sobre la vida y sus milagros y sus miserias.
Eva es ya algo que debo olvidar y pasar página. Lo tengo cada vez más claro.
No me he leído el libro de Grossman "La vida fluye". Lo tengo que entregar porque no voy a poder leérmelo ya que estaré en el pueblo. Estaba yo con la introducción.

jueves, 6 de julio de 2017

Me levanto tarde por la mañana y está el cielo gris como la ceniza. No me gusta este cielo. Yo pensaba marcharme de la ciudad por el calor, por el sol, para buscar el norte fresco. Me he dado cuenta de que mi exnovia me ha estado minando la moral durante mucho tiempo. Ahora, como consecuencia, no me gustan las mujeres, la ligazón que hay en las mujeres que hace que los hombres se unan a ellas, nos unamos a ellas. Muchas mujeres esperan la ocasión de unirse a un hombre para urdir la tela, para convertir al que está a su lado, para volverse egoísta como nadie, para no dejar ya de mandar en el otro, para volverle del revés como a un calcetín: no hagas esto, no hagas lo otro, no vayas con esos, vamos a tal sitio, no fumes... etc. etc. etc. Qué asco. qué opresión. Qué dictadura.
Pasará el tiempo y yo seguiré teniendo el ejemplo de mi exnovia en la oreja para recordarme cómo son algunas mujeres a las que mejor ni hablar, no vayan a engatusarte. Mandonas, enredosas, liantes. Las hay a miles.
Líbranos, señor, de mujer mala. Es la peste más grande que se puede contraer.

miércoles, 5 de julio de 2017

La luna ha estado fosforesciendo toda la noche y he tenido que bajar la persiana. Mis padres ancianos se levantan con la fresca y van a dar un paseo. No hay nada para comer. Tengo que ir al supermercado a comprar pescado. Antes iré a casa de mis padres, que es una casa sobria como un pan. He leído "La voluntad" de Azorín. Azorín dice muchas veces que avanzamos hacia la nada, que hay un eterno retorno inútil en este mundo. El sol ya calienta los huesos de manera insistente. La gente está nerviosa por el calor, se le enciende la lengua, dice cosas que quizás no quiere decir y luego se lamenta. Hay un viaje en el futuro, hay muchos viajes que no van a ningún lado. Hay una ciudad en el Norte. Hay oscuridades de la gente que nadie sabe escudriñar. La vida se reparte como un viejo pan. La gente pasa necesidades. Hay 8000 desahuciados en Madrid. El día pasará por las calles como el hálito de un moribundo y morirá también este día. Pasan coches, siempre pasan coches. No tengo muchas ganas de vivir y estoy nervioso.

martes, 4 de julio de 2017

Hoy ha sido un día de locos. Quizás el calor y el internamiento obligado en casa han hecho de las suyas. Resulta que mi hermano y yo vamos a leer la prensa. Quiere el destino que el periódico vuele por una ráfaga de aire y se deshoje por entero. Mi hermano me acusa de haberlo hecho yo. Yo le llamo payaso mientras estoy agachado cogiendo las hojas: Mi hermano dice: Te piso el cuello Yo le digo que no vamos a Gijón. Me voy a pasear. Luego todo vuelve a su cauce.
Paco está nervioso y callado. Lo noto. La idea de los kilómetros para él no es agradable porque conduce. En fin.
Por otro lado, el siglo XXI no llega a muchos sitios. Los futurólogos y futuristas dijeron que pasado el año 2000, el bienestar iba a llegar a todo confín y todo se solucionaría apretando un botón. Sin embargo, en todo este siglo XXI que llevamos, que no es poco, me pasa como al que fue al oculista y dijo que algo debía tener en la vista que no veía más que hijos de puta. Terroristas, políticos corruptos y mucha gente fea he visto en este siglo. Ojalá se reconvierta tanta mierda humana.
Estoy leyendo las noticias digitales y me pongo nervioso, estoy en tensión. Las noticias suelen ser malas, negativas, tensionan la actualidad. Los independentistas catalanes hacen lo posible porque se produzca el referéndum de independencia. Quieren la independencia. Lo bueno sería saber si los catalanes, los ciudadanos catalanes quieren de verdad la independencia. Los políticos han logrado introducir ese virus en la sociedad catalana y es ahora difícil combatirlo. Los políticos catalanes independentistas manejan como pueden a la masa, la adoctrinan, intentan convencerla de que una Cataluña independiente será mejor. El nacionalismo se nutre de mitos sobre la propia nación para hacer que esa nación sea más importante de lo que fue. Sigo estando nervioso, a lo mejor es porque el viernes me voy de vacaciones o tengo que limpiar el baño o hay algo en mi interior que bulle como un hormiguero.
España es un país incomprensible, no se reconoce a sí misma, lucha por existir contra los propios españoles. La economía parece que va bien pero la política siempre estará revuelta con ensoñaciones de políticos y de masas cerriles o de ideas visionarias. España no descansa de los propios españoles, España lleva cuarenta años de paz y concordia, exceptuando la ETA, y vuelve a la carga con deseos de separatismo, de odios, de incomprensión. España son los vascos y catalanes por un lado y luego, todos los demás. España se desmiembra sin remedio, se hace un huracán de adversarios políticos que tiran de la cuerda. Los vascos y catalanes son más que nadie en España, quieren ser algo más que españoles, quieren su pequeño territorio separado por una frontera que les aleje del maketo, del charnego. Son ellos: los nacionalistas.

lunes, 3 de julio de 2017

He estado este fin de semana en el pueblo. Fuimos a ver a Segovia a una amiga de mi madre en el barrio del Carmen, al lado del tanatorio. Paco y yo anduvimos por el barrio, un barrio muy tranquilo, de calle largas. Vimos un cartel muy pequeño que debería ser más grande que decía: "la droga no te hace libre; la lucha, sí", de un partido de izquierdas castellano. En Castilla no hay movimiento político, la gente es muy reaccionaria o simplemente apática. Cuando he venido a Majadahonda, he oído a un vecino la expresión "caciquear" en el sentido de meterse en todas partes por el interés. No hay más que caciques en los ayuntamientos, copiamos de los selváticos andinos la forma de gobierno. Ayer, en el pueblo, oí a un hombre que viene de Mondragón decir que no se crean puestos productivos, nada más que funcionarios. No hay industria en España, en los dos sentidos de la palabra. No hay más que ladronicio, cargos interesados, corrupción, paro y reformas. Vivimos en el país de las reformas, como se vivió en el de la regeneración. No hubo nada. No va a haber nada. España está abocada a tener enemigos dentro de sus propias fronteras. Es una lástima, pero creo que decía Voltaire que es el país más fuerte pues resiste a los propios españoles.
Ojalá haya un día que España parezca un país de verdad.