domingo, 30 de noviembre de 2014

Tengo que reseñar unos días de nervios por causa de las horas de noche que se quedaban vacías y sin sentido y no sabía yo cómo hacerlas frente. Debo organizarme con actividades que duren una hora pues hasta ahora, la lectura, por ejemplo no me solía ocupar más allá de media hora. Debo imponerme un horario lector para matar el tiempo. Hacer la novela no me da más que para media hora en que relleno folio y medio de historia. Debo imponerme un horario por las tardes como cuando estudiaba oposiciones o hacia algún trabajo para la universidad. El caso es tener tiempo ocupado enfrente del ordenador o en la mesa del escritorio hasta cumplir las cinco horas que van de las cinco a las diez de la noche. Ha sido una tortura pensar, en una especie de neurosis, que las horas se alargarían enormemente sin saber yo qué hacer y estar condenado al aburrimiento. Yo lo llamaría el síndrome de las horas largas o el síndrome del tiempo sin ocupar. Yo no puedo ver la tele. La tele me aburre. Yo no me entretengo de cualquier manera. Yo debo controlar a qué dedico mi tiempo.

sábado, 29 de noviembre de 2014

He leído esta semana una revista de historia que hablaba de la revolución leninista. Ya sólo quedan cenizas de esa revolución. Yo lo que me pregunto es que los partidos comunistas existentes, ¿todavía creen en la revolución del proletariado? Dicen que el proletariado como tal ya no existe. Rusia acabó entrando en el juego capitalista. Esta revista también hablaba del Sputnik, del sitio de Malta, de Herodes, de la excepcional catedral de Barcelona, de una cena que hubo entre tres emperadores, de Voltaire y su "Cándido" que parodiaba a Leibniz, del tratado de Fonteinebleau entre Carlos IV y Napoleón y del inicio de la Guerra Civil española. En estas tardes cansinas y largas de noviembre me la he leído y me he comprado otro ejemplar para seguir llenando las horas del invierno que viene. Por la calle no hay ni Dios a partir de las seis de la tarde, yo hago pequeñas excursiones que me tienen entretenido y todo el ambiente de crisis y de desolación es asfixiante. Da asco 2014, pero ya lo despediremos como se merece.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Mis obsesiones de estos días han sido cómo pasar el tiempo. Así de simple pero así de duro. No sé cómo pasar el tiempo. Podría pasarlo tumbado sin hacer nada o viendo la televisión pero no puedo. No puedo dejar de hacer nada. Debo plantearme en cada momento qué es lo que voy a hacer para evitar no hacer nada. Decía Demócrito que sólo los tontos no sabían lo que era la alegría. Pues yo debo ser tonto de capirote pues nunca estoy a gusto con lo que hago y lo que hago no lo valoro y así, mi autoestima está por los suelos pues por mucho que haga nada de lo que hago me parece valioso.
Y creo que cada vez será peor. Con los años la dificultad de hacer cosas valiosas para mí será mayor, cada vez estaré para menos y seré más desdichado por no poder hacer cosas que me parezcan útiles o valiosas.
Debo tener un síndrome de algo muy raro en el que uno no está a gusto consigo mismo porque no logra hacer cosas que le satisfagan. A lo mejor tiene que ver con la idea de megalomanía o algo así. En fin, yo haré lo que pueda para sentirme bien. Hay tanta gente rara en el mundo como gente hay en el mundo.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

A veces nos topamos con personas correosas, acaparozonadas y enclaustradas en su modus vivendi. Nos tenemos que poner como a la defensiva cuando hablamos con ellas. Son personas que hacen de su capa un sayo y están mamando de una teta que parece pertenecer a una ubre de un bóvido que se alimenta como un parásito; chupando y chupando como si se tratara de una garrapata que deja exangüe al perro enflaquecido y amarillo que se va cansando ya de tanto palo y de tanto maltrato. A estas personas que nos miran al resto de los mortales como a una cucaracha desde sus parapetos; les hacía falta quizás un poquito de humildad, como al perro ya mencionado, que no es humilde ya, que no es del pueblo llano, sino que va de aquí para allá humillado y en desamparo. Yo propondría, para las próximas elecciones generales y para muchos puestos de la administración, una prueba definitiva que eliminaría a mucho malencarado hacia el puesto que va a ocupar. Esta prueba consistiría en picar una zanja. Aquel que ponga más énfasis en conseguir la zanja más profunda y larga, demostraría al estado que en el puesto a ocupar se comportaría como una persona esforzada y trabajadora; y por favor, que acabe ya de una puta vez el dedo que coloca al del carnet.

martes, 25 de noviembre de 2014

En esta vida que llevamos, todos somos un poco frikis o fans de algo. A lo mejor antes éramos histéricos de algo, forofos o coleccionistas. Ahora todos somos frikis de la ropa, de la limpieza, de los tebeos, etc. Lo que me jode es que viene de una palabra inglesa (freak), que quiere decir monstruo. Como los ingleses son muy exagerados para algunas cosas y las diferencias generacionales en esos países sajones son muy fuertes, pues de ahí el término: somos los seres humanos nada menos que monstruos para los demás. Pero como el término se ha extendido, ha perdido ya su valor y es friki hasta la abuela. O no se sabe lo que se habla, que es mucho peor. Y fan viene de fanatic que es otra especie de locura por una canción o por un cantante o por un político, pongamos por caso. Yo creo que todas estas modas lingüísticas son absurdas y hay que llamar al pan, pan y al vino, vino. Friki=tío/a rara y fan=seguidor acerrímo. No seas friki ni fan, sé tú mismo y te irá mejor.
Hay una cosa peor que la soledad que es estar solo y enfermo o solo y en una prisión, sin nadie que te aguarde a la salida o solo y pobre pidiendo por las calles. Acordémonos de la gente en estas situaciones antes de quejarnos de lo nuestro. No sé por qué me pongo tan tremendo pero veo que el mundo que nos venden es amable como una sonrisa de la señorita que nos lo vende. Lo demás se oculta. La sociedad actual oculta las enfermedades, las cojeras, las locuras, tratando de hacer como si no existieran. Lo malo es que sí existen y no es bueno ocultarlas sino tener cierta idea de ellas para cuando nos toque sufrirlas. Yo, como lector de novelas, he leído ya un poco de todo y salen estas cosas feas a relucir. No en las novelas actuales, que con un crimen para resolver o una saga de reyes o de romanos nos dan las tantas. El caso que yo quería exponer hoy es que lo feo también existe y el que lo ha vivido se olvida de tanto colorín y de tanto crucero por el mar del Corte Inglés. Sufre y por sufrir, abre los ojos. La educación enseña, la publicidad oculta.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Ayer estuve en el barrio de Delicias en Madrid. Fui en cercanías, el tren que recorre la comunidad de Madrid. Cuando se sale de la estación de Delicias, se ven un montón de bancos en hilera en una pequeña explanada. Es ideal para fumarse un cigarrillo. Se ven viajeros que van deprisa y gente pícara o abuelas con sus nietos sentados en esos bancos. Luego bajé el Paseo de Delicias que sale a la izquierda. Llegué a una plaza muy grande después de andar un buen rato y subí por Embajadores hasta otra plaza enorme. A la derecha anduve por una calle muy bonita, de aceras muy anchas, que se llama Ferrocarril. Yo quería encontrar la biblioteca "Joaquín Leguina" pero no la encontré. Merendé en un bar muy limpio y luego me senté otra vez en la explanada de los bancos al lado de la estación. Luego subí por el Paseo de Delicias y cuando me cansé de andar me metí en la estación y regresé a casa en tren. Tengo que hacer esto, aunque parezca ridículo, para no aburrirme por las tardes. tengo que hacer algún curso de algo u otra actividad.
Hoy me he despertado a las 7 y 20 de la mañana porque me ha despertado Gorri. Gorri es un amigo que en realidad se llama Elgorriaga. Es un activista en favor de los enfermos mentales. Él mismo tiene un problema mental por hiperactividad y drogas. Yo le conozco desde hace cinco o seis años por medio de la asociación "tú decides" que nació en Las Rozas de la mano de Roberto, "Robi" y Luis, dos enfermos mentales que pensaron que debían ayudar a otros enfermos mentales a relacionarse y llenar su tiempo libre así que fundaron esta asociación llamada "tú decides". En "tú decides" no se pagan cuotas, no hay que asistir obligatoriamente a ninguna reunión, no hay carnets, etc. Por eso se llama "tú decides": uno decide si va o no va, el que pertenece a ella es el que decide. Yo me lo he pasado muy bien en esta asociación porque se planean actividades los sábados bastante interesantes: paseos por Madrid, visita a museos, juegos de trivial, paseos por Las Rozas, donde tiene la sede esta asociación en "El baile". Tenemos visitas de concejales, de actrices, cantantes, etc que quieren conocer nuestra asociación para ayudarnos o para conocernos simplemente.
Robi es el presidente porque fue el fundador de la asociación. Hay voluntarios que junto a Gorri y su mujer, Carmen, organizan el "tú decides". Voluntarios muy dedicados son Pablo y "Maguila" que son trabajadores sociales. A la asociación se unen enfermos mentales que quizás por la naturaleza de la enfermedad y de la asociación, que no requiere ataduras de ningún tipo, la abandonan por un tiempo, vuelven, etc. Suele haber un grupo estable y los sábados nos juntamos y nos lo pasamos bien. El lema de la asociación es: "Ya no estás solo. Tú decides". Gorri se prodiga en buscar eventos con otras asociaciones y en buscar ayudas institucionales. Gorri es una persona muy dedicada y generosa en el esfuerzo de llevar adelante la asociación, junto con su mujer Carmen. "Tú decides" es un gran invento para las personas con enfermedad mental porque crea amistad y llena el ocio de esas personas que por la enfermedad podrían estar solas o aburridas o marginadas. Yo pertenezco a "tú decides" desde hace mucho tiempo y es la mejor forma de conocer gente y no estar aburrido en casa "comiéndote el coco". Se crean amistades y se realizan actividades interesantes.

viernes, 21 de noviembre de 2014

En un libro de psicología aplicada o de autoayuda (el libro se llama "Cómo hacer amigos" de Dale Carnegie) se dice que no hay mejor manera de caer bien o de que los demás hagan lo que tú quieras que ponerse en la piel del otro y nunca tener deseos de imponernos a los demás sino ver por qué el otro actúa de la manera que actúa, ver por qué se comporta así. Pone el ejemplo de una mujer que cuidaba el jardín de su casa y el marido la criticaba por ello, hasta que el marido empezó a cuidar el jardín con ella y tuvieron unas charlas muy buenas. También dice que si vemos a alguien dañino y maleducado pensemos que nosotros también podríamos ser como esa persona si hubiéramos vivido bajo los mismos condicionantes de esa persona. Si aprendemos a no reprender los actos de las personas y ponernos en la piel de las mismas habremos aprendido una gran lección. Es la mejor manera de comprender y poder hacer algo con esa persona, si queremos que coopere y cambie. Ver los problemas y modos de pensar de los demás nos ayuda a que esa persona vea también nuestros puntos de vista. Con la imposición no se gana nada, con la comprensión, mucho.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Llevo dos noches de insomnio. Cojo el sueño a las dos o tres de la noche. Luego me levanto mal, irritado y sin ganas de hacer nada. Los que padecemos de la mente tenemos estas averías: mal sueño, malestar mental, etc. Hoy lo he combatido un poco dándome un buen paseo mientras iba pensando qué me pasa. Yo creo que los problemas de mi hermano me están haciendo mella. Convivir con él, con sus rarezas también están causando malestar en mí. Además, todo esto se junta con que los días son cortos y que la mayor parte del día es de noche y no hay nada que hacer más que estar en casa.
La vida trae estas oscilaciones que alteran el ánimo para mal; también lo puede hacer para bien, pero es la menor parte de las veces. Siempre hay problemas o problemillas para joder la paciencia o la paz mental de los seres humanos. No sabemos estar tranquilos, siempre con molestias de un carácter u otro. La administración, los papeleos, las situaciones ilógicas, la convivencia nos pone a prueba una y otra vez.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Si yo fuera filósofo no negaría a Dios sino que diría que hay que convivir con Él porque la idea de existencia de Dios es buena, creo que hace bien a la gente y no es ningún opio del pueblo que entontece a la gente. El hombre, como yo  lo veo actualmente, está regido por la idea del cuerpo, de lo material y del placer. Donde hay placer, allá va el hombre moderno aunque no se dé cuenta que su búsqueda de placer está resultando nociva para otros hombres y para la naturaleza.
El hombre ya no es hombre: es hombre-masa que vota, que llena los estadios, que piensa de una manera, que compra determinados productos. La publicidad puede mucho en el día de hoy y moldea a las grandes masas-hombres que consumen.
El mundo está derivando a su propia destrucción. No se respeta al mundo, el hombre se enseñorea sobre el mundo que habita y lo envilece y lo mancha cada día. Lo que fue creado no se sabe por quién, el hombre lo está haciendo suyo y no sabe qué tiene entre manos. El hombre es un aprendiz de brujo que puede destruir la obra más querida: su propio mundo.
La idea de suicidio del hombre colectivamente no es una idea vana: puede darse con el transcurrir de guerras injustas, atentados a la naturaleza y el desbaratamiento del orden establecido hace muchísimo tiempo atrás. El industrialismo y los nuevos stándares de vida en que hay que tener de todo a todas horas destruirán el mundo que conocemos.
Hay mucha gente del vulgo que se pregunta qué es la filosofía y para qué sirve. La filosofía la inventaron los griegos y quiere decir literalmente "amor al saber". Un filósofo debe saber un montón de cosas desde la física al lenguaje, desde la medicina al universo; si no, no es un filósofo. El filósofo, después de haber aprendido un montón de cosas, saca unas conclusiones y las escribe y esa es su filosofía. Lo que quiere es dar una interpretación del hombre y del mundo. Las religiones, a su modo, son filosofías porque nos indican cómo debemos ser para agradar a Dios y nos enseñan un modo de pensamiento de acuerdo con Dios y su representante en la tierra (Jesús y Mahoma, fundamentalmente). El filósofo nos dice cómo cree que es el mundo y lo argumenta con ideas elaboradas que a veces son difíciles de entender. Platón, el filósofo primero, creía que los hombres estaban en este mundo como en una cueva y no veían "el mundo de las ideas", que era el mundo ideal que él creía que existía fuera de nosotros. Aristóteles analizó la realidad y trató de darle una explicación además de estudiar la moral que dirige al hombre. Todos los filósofos nos dan una idea del mundo y del hombre. Los filósofos modernos negaron a Dios (Nietsche) o creyeron que la filosofía debía ser una práctica (una revolución que pusiera en el poder a los proletarios); ese fue Marx. Hoy en día no hay muchos filósofos quizás porque ya no se pueda interpretar este mundo tan complejo por una sola persona o porque la gente ya no cree en grandes ideas ni en las religiones. Es una pena porque pensar el mundo está bien y dar ideas sobre él, también.
 Al leer "Lolita" de Nabokov yo no me di cuenta de que era una gran obra. La vi como una historia más. Que luego viera imágenes que se referían a chicas adolescentes que tenían contactos sexuales con hombres maduros asociados a esa novela me parecía arbitrario pues esa novela no tiene el menor interés. Esa chica que sale con gafas oscuras y lamiendo una piruleta y que todos llamamos Lolita procede de ese libro pero ya digo, ese libro no vale gran cosa, es un libro aburrido que no conduce a nada y que está mal escrito a mi modo de parecer.
Luego habría que analizar por qué pésimas obras dan lugar a grandes mitos de la cultura. Todo es arbitrario en este sentido, a mi parecer. Hay grandes obras que tienen unos personajes impresionantes y el público no se ha fijado en ellos hasta el punto de convertirlos en mitos. Para mí podría ser un mito Max Estrella, de "Luces de Bohemia" o Fantina o Val Jan de "Los Miserables" y sin embargo se convierten en mitos Drácula o el hombre lobo que como personajes son un poco absurdos y fuera de todo orden normal. Otro mito bonito podría ser el personaje infantil, protagonista y narrador, de "La isla del tesoro" pero no lo es y sin embargo vemos muñecos y fantoches que vienen de personajes que son una birria precisamente como personajes. En fin,el público tiene un mal gusto que no veas.

Ayer tardé en coger el sueño. Me dormiría  a eso de las dos de la noche. Por eso hoy me he levantado tarde. He ido a la compra, a esperar que me tocara turno donde la carne y la fiambre. Está visto que la vida no es como queramos sino como viene. A veces viene cargada de desgracias o de molestias; otras veces, de sorpresas agradables. Paco está un poco raro últimamente, quiere relajarse, quiere estar solo, no quiere hacer nada. Yo hoy iré a Delicias, estación, a ver qué hay por allí porque estar de seis a once de la noche en Majadahonda me resulta opresivo, asfixiante. El lunes estuve a Villalba, a la biblioteca de Villalba y ayer estuve con los de la asociación, charlando y riéndome. Estuve excitado mentalmente y por eso quizás no dormí bien por la noche. La vida no es como queremos sino como se decide ella a ser: pesarosa como el paso de un burro o alegre como el vuelo de una mariposa. Sigo un poco nervioso y tenso por el cambio de hora. Ojalá se resuelvan estos desajustes. Ojalá me vuelva yo un pequeño viajero.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Cuando yo leí "Luces de bohemia" por primera vez, caí en una crisis nerviosa. Me recuerdo andando por mi ciudad después de haberla leído. Iba yo cargado de imágenes y sentimientos varios que la lectura de esa obra me había suscitado. El esperpento, la injusticia, la muerte de seres débiles y oprimidos o seres sin culpa como un bebé que aparece en la obra, esos personajes que son mezcla de vicio y burla y canallescos, como el ministro. Las vueltas que da el ciego poeta Max por el Madrid de principios del XX, la revista literaria, docnde cada cual es mas vicioso y más golfo, la taberna de Picalagartos, filosófica y triste, hambrienta y pícara. El obrero catalán al que dan el paseíllo, los guindillas, la muerte de Max: todo eso me iba dando vueltas en la cabeza junto con el callejón del Gato. Era todo un revoltijo de ideas que yo creía que se estaban cumpliendo en esos momentos en la realidad que yo vivía y que bajo ese crisol del esperpento podía yo juzgar la sociedad que yo veía en esos momentos. Fue muy impresionante esa lectura porque el lenguaje de esa obra es muy impactante y también lasimágenes que crea en la mente, muy poderosas si se lee con ganas. Yo debía leérmelo pues estaba cursando el COU y casi no lo acabo de lo que sucedió después. Me dio una crisisde nervios de verdad. Pero yendo al mundo valleinclanesco, es increíble el poder evocador que tiene el lenguaje en poder de este gallego. Usa expresiones sacadas de todos los estratos sociales, crea personajes a través de un invento suyo, el esperpento, que es una manera de degradaraesos personajes, tratarlos como títeres o viciosos o seres banales pero muy enriquecidos lingüísticamente. Es alucinante el mundo del esperpento, es una creación única que debemos a Valle para entender (yo creo) mejor a nuestro país y la forma que tenemos los españoles de entender nuestra historia y nuestra tragedia. Goya está relacionado con los esperpentos pero también la literatura expresionista. Los españoles, por lo que escribió Valle, nunca seremos trágicos, seremos quizás el hazmerreír de los que nos están viendo: veáse el papelón de Mas en Cataluña. Puro esperpento.

Las torres están altas e inalcanzables.
Pero algún día llegará que nos dejen ocuparlas.
Está tan cara la vida que hasta el pan cuesta comprarlo.
Sólo queremos vivir sin que nos quiten nuestra alegría.
Sólo pedimos al futuro que nos deje ser su amigo.
Vemos los niños que juegan y nos dan pena.
Vemos a la madre enferma y el corazón se nos para.
No hay trabajo, esa maldita palabra.
Se amarga el cáliz de la infeliz espera.
Pero habrá un día que quizás no conozcamos
en que las torres tendrán la puerta abierta,
en que la gente sea más amiga y parlera,
en que todos seamos más felices
sin tener que esperar tanto tiempo
a que el sol quiera reinar en nuestro reino.
Hoy es mi cumpleaños. Hoy hace ya cuarenta y cinco años desde que nací. Pero no siento nada especial aparte de notarme más viejo. En mi familia no se hacen grandes aspavientos con esto de los cumpleaños. Yo mismo ni me acuerdo de las fechas de cumpleaños de casi nadie de mi familia. Somos así. Quizás porque somos castellanos de la Castilla del arado y las mulas de antaño. Yo, cuando veo esos festejos que se forman para celebrar un cumpleaños, lo veo demasiado ostentoso, demasiado exagerado para lo que es el evento: cumplir años. Cumplir años lo hace cualquiera, no tiene mérito alguno. La fecha en que se nace para mí y para mi familia no tiene un significado especial, simplemente se hace uno un año más viejo, nada más. Para todas estas modernidades de hoy en día esto que digo debe sonar a herejía y se ha de celebrar el cumpleaños a toda costa. Yo no veo que sea una fecha muy señalada. El domingo que viene compraremos mi hermano y yo unos pasteles y lo celebraremos con la familia. Ya está. Tampoco daremos fiesta de cumpleaños ni nada. No me excuso por ser así. Así lo he vivido desde que era pequeño y basta.
Si cumples años, procura estar sano y alegre.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Quisiera que la luz me acompañara
al menos para ver quién soy.
Para ver si soy el mismo de hace años
o sólo una repetición de momentos estatuarios, de soledades que me han derrumbado junto al viejo muro del adiós.
Yo sólo quiero verme reposar de los antiguos días,
comer el pan alegre de los congregados por el tiempo.
Y no puedo más que pasear solo o con mi hermano de siempre por las calles solitarias y agrias de la gran ciudad.
Y no puedo más que lamentarme de lo que ha pasado, de la tristeza actual y del porvenir que aguarda, feo como el diablo debe serlo.
Y no puedo más que tener pocos amigos, aspirar a la cordura y sufrir mi locura y la de los demás.
Pero no quiero conformarme. Quiero un mundo mejor. Quiero el amor para mis semejantes y quiero ver quién soy.
Los mulos, los bueyes, los caballos y el hombre hacían hace no mucho (que recuerde un poco la gente) todas las labores de labranza.Con el petróleo( esos pequeños mares de plancton que la tierra tragó y a lo largo de millones de años se metamorfosearon), empezaron a resurgir máquinas por doquier: coches, fábricas, etc. También hay que tener en cuenta que utilizamos gas y creo que poco ya carbón. Hemos lanzado todos los seres humanos en conjunto un montón de dióxido de carbono a la atmósfera. Hay países que se consideran desarrollados. Estos son los que más co2 expulsan a la atmósfera. Los países "subdesarrollados" son los que menos co2 lanzan a la atmósfera. Estos últimos son los más acordes con la naturaleza, y que pagan más las consecuencias del acelerado "desarrollo" de los primeros. Se podría decir sin temor a equivocarse que hace décadas se trabajaba de manera más amigable con la naturaleza. Ahora la ciencia nos viene a echar una mano con energías renovables, coches que funcionan con hidrógeno o con pilas eléctricas y un montón de soluciones que parecen ser el camino a seguir para el futuro, porque una vuelta atrás parece imposible. Ahora parece que la robótica va dando ya pasos de gigante. No sería bueno pensar que los robots serán el caramelo que después amargue.
Marx dijo que el hombre se podría definir en relación con el trabajo que creaba los medios de producción. Marx está de modé. Nadie cree en Marx. Pero no deja la gente de creer en el trabajo porque produce ganancias. ¿Sólo produce ganancias (dinero), el trabajo en el trabajador? No creo que el trabajo sólo merezca la pena por el dinero que se gana en él. Hay algo más. El trabajo se puede considerar en términos misteriosos porque existen multitud de trabajos, casi tantos como personas humanas somos en el mundo. Incluso hay trabajos no remunerados, muchísimos, que también benefician a los que los realizan. Los voluntarios o los escritores que han escrito y escrito y han hecho de la escritura su trabajo pero no se ha publicado nada de lo suyo y a lo mejor han tenido que estar en una oficina como modus vivendi. O sea, los artistas de todo tipo cuyo trabajo verdadero ha sido su arte, no su empleo. Entonces el trabajo produce una satisfacción o debe producirla que no sea la estrictamente monetaria. El trabajo da prestigio, anima el alma, nos mantiene despiertos y con un objetivo en la vida, nos hace despertar cada mañana con un interés que no sea solamente el de sobrevivir. El trabajo curte, prestigia y nos da la razón como seres humanos.
Desde siempre la filosofía ha ido a rastras de la historia, de la historia oficial y de la intrahistoria, la historia que han hecho los seres humanos de a pie, a base de luchas y muertes, de torturas y humillaciones, de dolor, de asco por la vida y de rabia. La filosofía, desde que enajenó al hombre de Dios, no ha hecho más que dar tumbos, como una carreta con ruedas desgastadas y con los ejes torcidos. Sólo las buenas costumbres, como la creencia en Dios, han salvado al mundo. El hombre engreído, el que ha perdido en su camino la humildad de reconocerse un miserable,  que no tiene más que estiércol en las tripas, y que hay Algo superior a él, no tiene otro recorrido que la ciénaga de su impulsividad, su derrocamiento y su muerte moral y física en muchos casos. Para el que no cree que hay una barrera entre cielo y tierra, que se moleste en observar a la sabia naturaleza, que no está ahí por azar, sino que está ordenada con una perfección divina y providencial. Los hombres estamos cavando nuestra propia tumba si no ponemos coto al progreso desorganizado, descabalado y caótico al que vamos a ciegas dirigidos por una ciencia que te da un caramelo dulce y luego se hace amargo como la cicuta. Léase cambio climático y desastres actuales, guerras y el hombre dirigiéndose por el mundo desorientado, triste y solo.
Me he encontrado hoy un tanto agobiado por la hora. A las seis ya es de noche y no sé dónde dirigirme tanto tiempo solo o acompañado de mi hermano. Había tiempos en que existieron las tertulias y los amigos para pasar un buen rato charlando o echando una partida. Hubo un tiempo en que siempre sabías dónde ir, dónde pasar el rato, dónde matar el tiempo de manera eficaz. Me pregunto que hacía yo en mis veinte y tantos o mis treinta y tantos. Nunca tenía horas muertas que no sabía cómo pasar, siempre había un amigo a quién llamar. Todo se ha vuelto más difícil, todos nos hemos vuelto más solitarios o insociables y el resultado es que la gente patrulla como zombis la ciudad o los pueblos sin una dirección fija o amistosa. Los problemas son de cada cual, nadie pasa ya la pelota y nadie dice te invito a un café. Todas son pegas para perder el tiempo con un amigo, todo el mundo tiene mucho que hacer y si no tiene que hacer, tiene que acostumbrarse a la soledad que ya es mucho hacer o sentir. Estamos siempre enredados en madejas ilusorias y no tenemos tiempo libre o tenemos un tiempo que no nos vale ya. La calidad del tiempo se ha perdido. Si te encuentras solo, mejor. Esta es la mejor época para estar solo. Pasarás desapercibido como solitario.
Está el día gris y triste. La gente está metida en casa con mucho miedo en el cuerpo porque no hay salida a esta situación de paro, crisis, corrupción, independentismo, mierdas políticas y sociales, recortes, precios caros, Navidad melancólica, etc, etc , etc.
La palabra que define lo que le pasa a la gente es amilanamiento. La gente está amilanada. Es como un milano al que ha pillado la zorra y se queda quieto y tonto a ver qué pasa. Así está la gente, a ver qué pasa, a ver si hay algo que les libre de bajar por el sumidero a la alcantarilla, adonde están las ratas y otros seres espeluznantes como la mierda, la oscuridad y quizás el hambre.
Y así sigue la población: mirando a ver cómo el billete de cincuenta euros se derrumba en un par de días, a ver cómo la televisión no deja de zumbar en los oídos la mierda política y social que hay, a ver cómo me doy una vuelta por la ciudad a ver si se me pasa el mal rollo pero el mal rollo sigue ahí: con las caras que se reflejan en la mía. Nadie sonríe, nadie hace una gracia. ¿Cómo están las cosas? Críticas, muy críticas. Que nadie se ría.
Ayer vi una película. Era sentimental. De una cita a ciegas. Habló el autor antes de empezar la película. Dijo que la había escrito en un estado de depresión total. Pues no le salió tan mal y tan deprimente. Lo que pasa es que acaba un poco mal. Hay personajes que se quedan sin su pareja. Una de las afecciones que yo puedo sufrir por mi enfermedad es la puta depresión. Hoy me he levantado y me he cagado en mi puta vida, como hacía un alumno que tuve en un barrio de Madrid que daba asco. Este alumno sólo tenía doce años y ya se cagaba en su puta vida una y mil veces, era un renegado profesional de la vida a su temprana edad. Por algo sería. Luego me hice amigo de él porque le puse un cinco en un examen y se lo fotocopié para enseñarlo en casa. Me habló de lo bonito que era ir con su familia a un chino y comerse un rollito de primavera. Que le encantaba. Ese cinco que le puse en el examen le dio una moral inusitada en él y se creyó alguien un poco importante. Nadie le había aprobado un examen con anterioridad y había pasado de curso por imperativo legal todas las veces. Pasaba también de los profesores y de todo el rollo educativo. Yo lo vi coger a una chica sudamericana dos veces más grande que él y tirarla al suelo y pisotearla sin piedad porque se metía con él. Era muy duro el chico. No sé en qué habrá acabado pero yo le di moral y la opción de creer que los profesores podríamos ayudarle un poco. Me siento bien por eso, no por el cinco sino por haberle metido en la cabeza que no todo el mundo tenía que ser su enemigo.
Me levanto sin ganas de hacer nada, el día está muy nublado. Me pongo a mirar en internet, lo de siempre. Me apaño un poco el pelo, me lavo y tomo café, tengo que hacer una cafetera que ya me jode, hasta tal punto está hoy mi inercia de la vida y mis pocas ganas de hacer cosas. Vuelvo al internet, lo de siempre. Salgo de casa y la calle parece un velatorio: poca gente con caras tristes, con caras de crisis, con caras de maldecir su vida. Me acerco al bar de siempre pensando, como dijo Cervantes, "el que anda mucho ve mucho". Yo no ando por ningún lado luego no veo nada o siempre veo lo mismo de siempre, lo mismo de siempre, lo mismo de siempre: caras largas, con el desasosiego del poco dinero rondando las cabezas, con el desasosiego de perder el poco dinero que ganan en sus trabajos, con el desasosiego de la puta política, los corruptos, la independencia catalana, joder la marrana de la unión de España. En el bar de siempre leo la prensa: Victoria Prego dice que la política nacional ya está dañada. Hablo con el vendedor de la Once: que si hay que hacer más horas para ganar lo mismo, que la gente no compra, que la gente no tiene alegría, que la gente está acojonada, que dónde está la gente que no se la ve. Voy al súper, tengo que comprar aceite y leche. Una señora me mete prisa, la señora quiere que me quite, que me aparte, me odia ya por estar primero en la fila: el día está asqueroso, no hay quien lo remedie. De camino a casa veo más caras de babas, de ojos cansinos, de expresión de la adversidad. Hago una paella de conejo. A descansar después de comérmela.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Bueno. Ya me dispongo a ponerme delante de la página en blanco. A la página en blanco le suelen preceder otras páginas que ya se han escrito pero siempre hay que apelar a la imaginación para rellenar otra u otras dos páginas de la historia que se está escribiendo. La verdadera página en blanco, como es obvio y se puede suponer, es la primera que se escribe y antes de esa página en blanco la sobrevuelan unos pensamientos, unas ideas, la cara amable de un personaje que lo soportará todo, etc. Siempre hay algo antes de todo. Siempre hubo quién escribió, quién inventó, quién trabajó en lo mismo en lo que uno se emplea ahora. Yo tengo unos modelos a los que seguir pero mi escritura debe ser única y peculiar como mi forma de comer o mi forma de dormir. Los escritores se suceden unos a otros y hay tantos que se encuentran parecidos prontamente entre ellos. Pero lo que se cuenta una vez, no se vuelve a contar ya de la misma manera más veces. Si tienes una idea, ponte a la tarea. Es tonto hablar de cómo hacer un jarrón, haz un jarrón.
Allá donde yo tomo café todos los días (digo allá porque me pilla un tanto lejos) o casi todos los días, los camareros se han vuelto muy serios o antipáticos. Yo no sé si será la crisis lo que hace que la gente se vuelva agria como un limón pero estando así las cosas y yendo yo que iba a ese bar a charlar un rato y no me dan charla, me tendré que aguantar tomando un café solitario y silencioso como el que lo hace por obligación. Cuando pueda eludir el acto de tomar café en ese bar lo haré porque para mí, ese café significaba el entreacto en el que yo entretenía una hora antes de ir a escribir la novela. Y me venía muy bien después de comer no sentarme directamente a escribir sino entretener un poco la mente. Como con la gente de ese café ya no puedo entretener ni media hora y no entretengo nada sino que lo tomo yo solo y aburrido y aislado pues no sé cuándo cambiará la actitud de los camareros y gente de aquel local y se pueda pasar un rato agradable. Sería bueno para ellos, pues yo iría a gastarme las perras, y bueno para mí. Donde te aburras, no vuelvas.

martes, 11 de noviembre de 2014

Tengo que hacer algo para que los días, alimentados por las horas, no sean tan iguales y se me pasen tan pronto que me dé susto ver que otra vez es domingo.
Yo creo que la manera de sujetar esas horas que pasan como en un vuelo es hacer algo con ellas, retenerlas escribiendo o leyendo para que no pasen tan insulsas. De todos modos, suele ser un lugar común que si las horas pasan deprisa es que eres feliz. Yo no soy tan feliz, la verdad. No me considero un tipo que pase las horas rodeado de gente muy agradable, que haga una vida social que haga que esté de aquí para allá en acontecimientos que me tengan entretenidísimo, que haga cosas extraordinarias que se me pasen en un vuelo. Yo recuerdo las clases que daba de profesor: se me hacían eternas algunas de ellas y la preparación de las mismas, por ello, los días se me hacían largos. Ahora miro el minutero y ¡Dios!, ya son las siete menos cuarto y no he hecho nada. espero marcarme una rutina para frenar el paso de las horas tan fugaz que me da miedo.
Si al dejar de ser profesor deseara yo convertirme en escritor lo que debería hacer es escribir todo el tiempo que pudiera. Ahora parece que hay que "reinventarse", no sé si por causa de la crisis. Antiguos fontaneros se reinventan en maestros de la pintura y pintan tubos de diversas clases y maneras que les hacen famosos y entran en galerías de cuadros. Antiguos panaderos se reinventan y crean el pan más espectacular del mundo. En fin, antiguos albañiles se reinventan en vendedores de ladrillos únicos y exclusivos. A mí me da un poco asco eso de reinventarse. Parece que todo el mundo debe reinventarse y convertirse en una cosa que no era antes, que debe hacer un invento de sí mismo y ser otro más espectacular, más vistoso, etc. Yo, si me dedicara a ser escritor, lo único que haría es seguir una tendencia sobre lo que estudié hace mucho tiempo e intentar emular a aquellos escritores que en su día analicé y leí para aprobar unas asignaturas o por el mismo placer de leerlos. Lo único que haría es escribir. Quizás escribir de lo tanto que leí. Nada más. No me reinventaría ni nada de eso. Pero ya digo, para ser escritor tendría que estar escribiendo mucho y ya mismo.
Lo que hace que una obra como "Los miserables" sea tan perdurable que se reproduce a sí misma hasta estas fechas y fue escrita en el siglo XIX es su genialidad. Que un presidario se reconvierta en un hacedor anónimo del bien, la historia de Fantina y las que me quedan por leer, hacen que esta obra alcance el parabién del lector y la lea. Esta historia tiene renombre, un renombre bien asentado entre el montón de libros que se publicaron y se publican hoy y el lector sabe que es buena y aunque sea larga, la lee porque merece ampliamente la pena. Es la historia del amor maternal, de la conversión moral, del destino aciago, de miles de cosas que aparecen en la obra que la hacen apreciable, muy apreciable.
En tanto, se van publicando un montón de novelas en la red que no tienen entidad más allá de algunos lectores ocasionales, que nunca tendrán esa genialidad que les da vida a las historias y que al final dan pena cómo el olvido se hace con ellas de manera inexorable. A mí me gustaría que una de mis novelas gozara del favor del público por lo bien escrita que está y por que hable de los universales del hombre de manera genial pero eso está por ver.

lunes, 10 de noviembre de 2014

¿Hay que evitar las discusiones? Según un psicólogo de los cincuenta norteamericano llamado Dale Carnegie, siempre. Según Benjamin Franklin, uno de las personas más insignes de la historia de Norteamerica, también siempre. Y según mi madre, también; siempre. Una discusión no conduce a nada práctico. Cada uno de los que discuten seguirá en sus trece y encima, indignado en su postura inicial. No deis al otro
Hay que ver la de cosas que hay que hacer al cabo del día. Te vistes, compruebas que tienes las uñas largas y un apunte de barba, piensas en qué hacer de comer, te tienes que lavar, ir a la compra, barrer, quizás, lavar el baño. Yo creo que el pensamiento que ocupan en nuestra cabeza tantas tareas menudas o no es directamente proporcional al gusto que producen cuando ya están hechas. Y hay que hacerlas.
Luego, yo quiero escribir unas líneas pero no tengo ganas. Abro el documento, lo leo, ese día me aburre mi propia historia escrita, no tengo inspiración alguna, enciendo la radio, miro en internet, se pasa una hora y no he escrito nada. Qué asco. Encima me he fumado la intemerata y no he escrito ni una línea. Me lavo, me corto las uñas, me afeito y salgo a la calle y en la calle no encuentro respuesta a mi desazón de escritor que no escribe. Vuelvo a casa y las musas no me acompañan. Maldigo mi falta de inspiración y espero que la noche sea divertida que no lo será. Otro día perdido en las Batuecas. También duerme Homero. 
la opción de discutir. Si discutir parece lo inevitable porque estás sufriendo bajo el yugo de un tirano, acude a otras instancias porque ese estado de tiranía se verá acrecentado tras una discusión. Pide ayuda externa, recurre al silencio, recurre a la resistencia pasiva, pero no discutas porque la postura del que te está imponiendo su voluntad se verá reforzada tras una discusión y la discusión alimentará la ira del tirano y del sojuzgado volviéndolo todo peor. Cuando puedas asestar un golpe rotundo al tirano, aséstaselo pero sin pasar por una ira de discusiones continua. El desarrollo mismo de tu vida puede ser la mejor respuesta al tirano, pasando de él lo más que puedas, ignorándolo y creciendo tú poco a poco y buscando apoyos. Cuando te tiranizan, no des motivos de disputa y escápate.
Comprender lo que dice o hace una persona no es juzgar a esa persona. Cuando escuchamos, enseguida emitimos un juicio según sean nuestros sentimientos hacia esa persona que habla. Hay que esperar un poco a que nuestra capacidad emotiva y lógica dé la verdadera interpretación a lo que nos están diciendo. Por otro lado, cuando las personas ya han pasado un tiempo en la Tierra sintiendo, razonando qué es lo que les rodea, afirmando sus posturas ante la vida, ya no cambian su manera de pensar hacia las cosas. Es muy difícil que una persona asentada en unas rutinas, unos prejuicios, unas ideas las cambie radicalmente y menos si esas ideas o rutinas le han hecho aposentarse en la vida de forma confortable o al menos pasable. El ser humano no es lógico, quiero decir con lo anterior; en su corazón y su mente se mueve un revoltijo ordenado de sentimientos y recuerdos vividos que le hacen pensar de una manera determinada y ya no cambia, ya no es la lógica lo que le mueve sino la experiencia de la vida que ha tenido hasta ese momento. El ser humano no es lógico, para eso están las máquinas.
Acabo de llegar de Toledo. Si no fuera por mi novia yo no iría a ningún lado. Lo digo en sentido literal y figurado. Las calles de Toledo son estrechas y largas para dar sombra en verano. Ha hecho frío en Toledo mientras caminábamos siguiendo a una guía que nos ha enseñado monumentos, subterráneos llenos de historia como unas termas romanas, unos baños árabes, la casa de un converso judío, etc. Nos ha dado datos de la Edad Media, siempre la Edad Media, de lo guarros que eran los cristianos, la estatura que tenían, como vivían, etc. En resumen, no nos contó grandes historias sino la intrahistoria de Toledo, de la gente que andaba meando en el locum, bañándose, etc. De guerras no ha dicho ni una palabra y Toledo las debe de haber sufrido mucho. Ha hablado mucho de religiones y de los que comportaba ser esto o lo otro. Luego hemos dado paseos que siempre acababan en el Zocodóver, hemos comido muy bien y el hotel era muy bueno pero a mí me ha vencido a ratos la apatía, esa apatía que ya me acompaña a los lugares. Si tienes algo que te impide sonreír, sonríe a la fuerza.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Se me ha pasado la semana como el agua. De repente es sábado y en la nebulosa de los siete días que han pasado no recuerdo haber hecho nada apreciable excepto unas sopas de ajo y una fabada que estaban buenas. Como no he hecho nada transcendente sólo pondré en importancia la lluvia que cayó estos días que lo llenó todo de frescura y lo limpió todo como si fuera una aspiradora de esas de agua modernas que hay. Yo me he dado unos paseos para deslocalizarme un poco de mi lugar habitual de ocio eterno y he intentando seguir con mi novela con el resultado de haber rellenado media mísera página. No he tenido una conversación que mereciera la pena, no he conocido a nadie nuevo, no he dado un paso más allá de mis tristes fronteras, no he hecho nada que me llene de ímpetu mi moral, no he ido al teatro ni al circo. Bueno, vi el jueves una peli de un asesino pero no le di demasiada importancia ni al asesino ni a la peli. Escribí en el blog, tomé café con mi novia, en fin. Si la rutina persiste, jódete y resiste.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Hoy me he levantado con dolor de cabeza. No recuerdo ningún día de mi vida de esta tesitura. He desayunado y me he vestido y he puesto a cocer unas fabes con todo lo que lleva una fabada. Ahora hay que esperar dos horas a que cueza. Hoy es viernes. Los viernes en los institutos son unos días muy festivos pues los alumnos están deseando largarse de fin de semana y los profesores también.
Pero hoy viernes, sin nada que hacer más que una fabada, es un día insulso para mí, a no ser que esta tarde logre escribir unas líneas de mi próxima novela. Recuerdo los viernes que me levantaba muy temprano para ir a enseñar y todo era una ilusión: la ilusión del fin de semana que ya llegaba y a lo mejor me tocaba una hora última de dos a tres con un grupo difícil dependía exclusivamente de mí que esa hora fuera un desastre o una experiencia bonita con los alumnos que miraban más al reloj que atendían a mis explicaciones. En fin, ya no volveré a vivir esas experiencias tan estimulantes pero ojalá viva otras más estimulantes que hacer una fabada. Si has perdido algo, busca otra cosa.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Después de mucho tiempo, he recomenzado la novela que yacía en la mesa muerta de aburrimiento. La he leído de una vez por todas y he decidido continuarla. Ya era hora. La vida del escritor no es continua como una línea recta, no siempre escribe, hay circunstancias que se lo impiden pero cuando vuelve a su obra, a la tarea iniciada, le invade una alegría grande porque se parece a volver a encontrarse con un amigo de antaño.
El escritor no sabe si su novela es buena pero siempre decide acabarla para poder apreciarla en su totalidad. Esta novela tiene como un marco que la presenta y luego se viven las aventuras del personaje, unas aventuras un tanto extrañas pero espera el escritor que sean convincentes, alegres, motivadoras y como dijo un gran escritor colombiano, hipnoticen al lector mientras pasan estas aventuras tan desusadas en el mundo cotidiano.
Yo no sé si ganaré dinero con mis obras pero sí que me estoy divirtiendo con ellas, dice el escritor afortunado pero sin fortuna.

martes, 4 de noviembre de 2014

A mí una periodista que me gusta un montón es Victoria Prego porque además de analizar las cosas tal como han pasado, hacer de historiadora para todos los españoles desde la Transición y de ser clara como el agua cuando se expresa, es bastante guapa. Lo paso bien leyendo sus artículos en El Mundo, porque analiza la realidad como nadie. Con su voz he entendido la política y la historia de este país y de sus cargos políticos desde el rey hasta Felipe González. Victoria Prego es divulgadora del entramado a veces lioso e ininteligible que supone la historia reciente de este país. Y por ella me he enterado de cosas de las que no me hubiera enterado por nadie más. Pero otra cosa es el interés que tiene el español medio por su propia historia: yo creo que el español es muy dado a tergiversar, a echar la culpa a otros, de ser sectario ante la verdad y no darse certera cuenta de cómo pasaron los hechos que han marcado el devenir de este país. Para eso está gente como Victoria Prego. Conoce tu historia, te conocerás a ti mismo.
En mi pueblo, a estas horas y a cualesquiera hora, tendría seguramente alguien con quien hablar porque allí en mi  pueblo nos conocemos todos y todos conocen a mi padre y a mi madre y a mi hermana, etc. Sólo tendría que tener ganas de hablar, que gente con la que charlar no faltaría. Sólo tendría que dar una vuelta por el pueblo y al primero que viera por la calle, zas, asaltarle verbalmente y entablar una conversación cumplida.
Aquí en la ciudad ni conocen mi historia ni la de mis hermanos ni la de mis padres ni la de nadie de mi familia.
Aquí en la ciudad primero llamas a ver si alguien quiere quedar contigo y las gilipolleces de las que hablo con esa persona no valen la pena sacarlas a la lengua, son cosas tan triviales que no merecen la pena ser expresadas: el fútbol, el tiempo, la tele: gilipolleces.
Es más agradable la charla en el pueblo, tiene más miga. Ahora escribo esto pero si estuviera en mi  pueblo, estaría charlando como Dios. Si quieres buena compaña, vive en tu pueblo.
El ateísmo bien entendido es amigo de la religión. El ateo ha dado vueltas a la idea de Dios y ha pensado que no existe pero respeta al que cree en Dios y aún le envidia o le admira. Otra cosa sería que por determinismo político (leáse marxismo u otras corrientes filosóficas ateas) se niegue a Dios rotundamente e incluso se ataque a la iglesia como creadora de ficciones que en mi opinión no lo son. Yo no creo que donde se asienta la iglesia es un engaño o una ficción. Eso sólo lo puede pensar el ignorante de las ideas religiosas. A mí una vez me dijeron que Jesucristo era un invento de la iglesia. A Jesucristo no lo inventó nadie. De hecho, existió en la Tierra como cualquier mortal y el que crea en su resurrección le igualará a Dios y su palabra. No debemos creer por creer pero tampoco negar evidencias que avala la historia. Que las iglesias son un comecocos, vale pero la idea de Dios la tendrá todo ser humano para negarlo o para creer en El, independientemente de las iglesias. Si quieres creer, cree; si no, no creas pero no seas nunca un ignorante.
Mientras vivimos se nos ofrecen al pensamiento muchas dudas quizás por que el hombre es pequeño e imperfecto y no las tiene todas consigo. Hay una canción de Serrat que dice: "Bienaventurados los que están seguros de todo porque de ellos es el reino de los ciegos". Que lo que quiere decir es que no hay nada seguro en este mundo más que nos vamos todos a morir, lo que no sabemos es cómo. Ni siquiera sabemos eso, cómo nos vamos a morir. Lo que sí esta claro es que la duda forma parte del ser humano desde que tiene uso de razón. No digo una duda metafísica que lo abarque todo (existencia, sentido de la vida, preguntarnos por la muerte) que también puede ocurrir en almas más que sensibles y transcendentes sino que pensamos, ¿me quiere mi mujer?, ¿estoy educando bien al niño? o como yo me pregunto constantemente, ¿aprovecho bien el tiempo? o como se pregunta dolorosamente el ladrón de vez en cuando, ¿me pillarán e iré a la cárcel? Así que vivimos en la duda. Duda y avanzarás, cree y te engañarás.
El escritor necesita unos hábitos de trabajo, como cualquier trabajador y si no los adopta, no hace casi nada, lo que escribe está inconexo y no vale la pena. Lo que escribe el escritor está englobado en un plan ya sea este plan pequeño o grande pero en un plan que le permita saber al escritor de qué va su obra. Hay escritores que se tienen que documentar mucho y otros que trabajan desde su habitación pero todo escritor necesita unos horarios de trabajo, unos hábitos, una costumbre escritora. El escritor no escribe allá que te va si no que primero traza un esquema de trabajo de donde parte su primer capítulo o su primer poema y luego se pone diariamente a escribir algo relacionado con ese primer capítulo o ese primer poema. El escritor vierte sus problemáticas o sus sentimientos en el papel pero siempre con un orden establecido. Al escritor le gustaría que el mundo fuera perfecto, por eso escribe, para que lo que escribe sea perfecto y circular como una novela o como una canción.

lunes, 3 de noviembre de 2014

"Todo está bien hecho" es un verso de un poeta de la generación del 27 que se llama Jorge Guillén. En el mismo poema o en otro dice: "los ojos no ven, saben". Cuando los ojos saben, guían a todo el cuerpo y todo el alma a la comodidad, a la seguridad, al bienestar. A Jorge Guillén, vallisoletano, le gustaban los mediodías, "las doce en el reloj". El hecho de vivir en el mediodía le llenaba de gozo. A mí me gustaría vivir en la plenitud en que vivió este poeta, el poeta del optimismo, de la alegría de vivir. Después de exiliarse a EEUU, le tocó vivir los horrores de la guerra mundial y de la era atómica, junto con nuestra guerra civil y sus poemas ya fueron más meditativos, más pesimistas. Los felices años veinte no los hemos vivido aún en este siglo. Quizás también sean así en el XXI pero  yo lo dudo mucho pues el siglo XXI se abre con una barbarie bastante cruel y sigue y sigue. No creo que haya los happy twenties del siglo XXI. Habrá más guerra y más crisis quizá. ¿O remontaremos?

domingo, 2 de noviembre de 2014

Si yo fuera un hombre, digamos un campesino, que hubiera estado desde junio mirando al cielo ansiando su dulce fruto, escribiría hoy, dos de Noviembre de 2014: Por fin llueve. Hoy, después de comer, ha empezado una dulce lluvia como una cortina que cubría el aire con su frescor abundante y fino, con su esperanza de agua dividida en gotas de un rocío esperado. Yo, hoy, por fin siento que la lluvia amansa mi cabeza un poco. Basta ya de tanto sol.
Y es que la lluvia trae descanso al alma de alguna manera y deja ya de reinar el sol que agita las cabezas con sus rayos enérgicos.
Ya era hora que desde el cielo cayera el agua benéfica para que se regara el campo, se empaparan las calles, se mojara hasta el rincón más polvoriento de la ciudad.
Y ya era hora de que se notara que estamos en otoño, no con veintisiete grados durante el día, veintisiete escandalosos grados que nos hacían agitarnos en nuestros entendimientos como locos de atar. A cada estación deséale su atmósfera.
He leído a Dale Carnegie, que debió ser una especie de psicólogo en los años cincuenta en Norteamérica y dice cosas muy sensatas sobre el género humano. Dice que quien tiene un instinto generoso con los demás, hará amigos y tendrá la llave del triunfo. El que solo se preocupa de sí mismo, hará solo todo el camino.
Mi hermano Paco es un ser egoísta; por lo tanto, yo tengo que ser generoso; si no, la cosa funcionaría fatal. Mi hermano Paco solo se preocupa de su salud, de estar bien y de que los demás le resuelvan la papeleta mientras él no ayuda en nada. Siempre tiene la excusa perfecta, siempre tiene una dolencia que le impide todo; además, siempre se está quejando, que es lo que más me jode. Encima de que no hace nada, se queja. Bueno, él caminará solo y no valdrá para nada útil en esta vida más que para preocuparse de su propio bienestar pero no siempre tendrá al lado una persona generosa.
Bueno, el caso es que cuando empiece a trabajar estará más activo y hará más cosas, supongo y será más generoso con los demás.