viernes, 29 de mayo de 2015

Ayer estuve al CAID de Majadahonda. El CAID debe ser algo así: "Centro de Asistencia Integral a las Dependencias". Mi dependencia es el tabaco. Lo importante del caso es que yo hice un inventario previo de todos los cigarrillos que yo me fumaba en una semana. Cuando la psicóloga vio que yo me fumaba un cigarrillo cada cuarto de hora dijo que yo no tenía esa necesidad. Dijo algo así como que "los receptores que tienes son los que tienes" y yo no sé qué quiso decir. El caso es que me aconsejó que dejara el paquete de cigarrillos en la terraza y yo así lo hice nada más llegar a casa. Además, hoy viernes, he empezado a leer un libro muy famoso sobre dejar de fumar. Entre unas cosas y otras, ya no llevo tabaco encima y solo fumo en la terraza. He reducido el consumo a más de la mitad. Solo me causó tristeza que la psicóloga me dijera: "ocupa tu tiempo" pues es verdad que mucha parte del día no hago nada, nada, nada. Escribo y eso pero no abarco mucho tiempo. Soy un desocupado y me di cuenta cuando la psicóloga me recomendó ocupar mi tiempo. Pero, ¿cómo ocupo mi tiempo? Me dan ideas: viajar, estudiar, apuntarme a un ong; yo no me apunto a nada y así me va.
Veo a mi periquito comer las semillas del comedero. Luego deja de comer y se sube al palo y mira con insistencia a la ventana desde donde ve otros pájaros. Entonces envía una serie de píos para comunicarse con el exterior. Todos los seres vivos necesitan alimentarse pero también comunicarse, relacionarse como sea, sentir que no están solos. Yo también necesito saber que no estoy solo pero a otro nivel que mi periquito. Yo me sentiría feliz si conociera a otros que están escribiendo novelas como yo. Lo que hago es estar comunicándome en un foro de literatura con estos seres a los que les gusta la literatura. Pero no es suficiente. Yo debería conocer físicamente a un escritor pero no sé cómo hacerlo. Así contrastaría mi propio trabajo con el suyo como hacían los escritores de otras épocas en los cafés. Mi novela no sería un mensaje en medio del mar y yo un naúfrago que todas las tardes escribe sin saber de otros naúfragos. En fin, es difícil ser uno lo que sea cuando solo lo eres tú.
En la soledad está el genio y el perdido.
No hay peor enemigo que uno mismo. Y hay que luchar con las tendencias malas que uno tiene en su interior y derrotarlas para ser feliz. Ayer leí en google la historia de Buda. Según Buda, todo en la vida nos hace sufrir: nuestros sentidos, nuestros sentimientos, nuestra razón. Hay que conseguir una depuración de todos esos elementos para llegar al Nirvana, el estado de felicidad completo.
Y es verdad. Si estamos trabajando, nuestra razón o nuestros sentimientos nos dicen que qué malo es el trabajo, que nos quita la tranquilidad, que nos estresa, etc. Si estamos sin trabajo, nos sentimos mal, desocupados, tristes por no tener nada que hacer. El caso es que siempre nos quejamos de nuestro estado en el mundo. No sabemos equilibrar nuestra circunstancia con nuestro deseo. Siempre va todo muy mal. No nos acaba de llenar del todo el camino que llevamos. El budismo no es una religión con Dios, no es teísta, se basa en las enseñanzas de un ser mortal. No se alcanza el cielo con el budismo, por eso quizás haya que encontrar la felicidad en la Tierra. Yo antes era feliz inconscientemente, no me daba cuenta de que era feliz y reía y disfrutaba de la vida. Ahora ser feliz implicaría hacerse consciente de que no lo soy para poder volver a serlo.

jueves, 28 de mayo de 2015

Vivo entre la nostalgia de un pasado mejor y la desocupación actual. Mi actividad literaria no se ha manifestado en mí de modo absorbente haciéndome escribir desde las cinco de la mañana hasta la hora de comer. Más bien escribo por las tardes de cuatro a seis. No tengo con quién recordar mis años de profesor pues no me ha quedado ningún compañero ni conozco a nadie del oficio. Solo un profesor comprende a un profesor. Solo una cajera de supermercado comprende a una cajera de supermercado. Hoy he estado por la tarde con mi madre. Es una estupenda conversadora. Salen temas muy buenos desde la banalidad aparente de los asuntos que se tratan. Mi madre sabe mucho y si no, se lo imagina por elucubraciones que hace de lo que ve. A lo mejor no me entiende del todo pero pretende hacerme pasar un buen rato sin dejar de hablar de unas cosas y otras. Mi madre es muy amable, tiene un gran trato. Se le olvidan a uno las nostalgias y la falta de entretenimiento que uno padece. También ansío de vez en cuando hacer kilómetros con el coche con la radio puesta, pero bueno. Ya tendrá lugar el hecho de verme en carretera.
A veces hablar es lo mejor.
Si estás desocupado por efecto de alguna plaga que ha venido últimamente, como el paro o la falta de trabajo, no te mantengas ajeno al mundo de la solidaridad: hay mil sitios a los que puedes acudir para ayudar a los demás. Puedes ayudar a niños sordos, a ancianos, a enfermos mentales y a un sin fin de desfavorecidos como tú o que están peor que tú. Es mejor que ayudes a gente peor que tú. A ti lo que te falta es un horario. Levántate a las 7 de la mañana, coge el autobús y dirígete al sitio donde haces falta, donde tu solidaridad se verá recompensada con las sonrisas de esos pobrecitos a los que no quiere nadie y están olvidados de la administración. Gente como tú, a la que nadie da trabajo, es la que necesita la nación; gente como tú, que está tirada en la cama hasta las once, es la que levantará la nación a base de dosis de solidaridad que tú, sin saberlo llevas dentro. No te  desocupes tanto. Haz algo. Ayuda y esa sonrisa de agradecimiento te hará ser otra persona. Ocúpate de los demás y un niño sordo de Argüelles se ocupará de ti sonriéndote amablemente. Hazlo. No lo  pienses. Una sonrisa te está aguardando para endulzar tu desocupación.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Hace un tiempo que leí "Eugenia Grandet" del gran Balzac. Es el tema de la avaricia llevada a extremos pero hay que leerla para hacerse una idea. Todos hemos conocido en nuestras vidas a esas personas que no se toman un café porque les gusta más sentir en sus bolsillos esa moneda que la felicidad de compartir algo caliente con los demás o ellos solos. Esta gente se emociona cuando habla de dinero, de cosas baratas, de ahorrar, de lo que gana, de lo que le cuesta cualquier cosa, etc. Dan un poco de repugnancia pues el dinero forma parte de sus vidas como un tirano que no les deja separarse ni un momento de su pensamiento. Están enamorados del dinero por encima casi de las personas o por encima de ellas. Por dinero pierden amistades, dejan de tener vida social, se vuelven huraños, no piensan más que en el trabajo y el sueldo que reporta, van contando cada moneda que ganan para morir y dejarlo todo aquí y no haber disfrutado de la vida porque el dinero se lo impidió. Su amigo el dinero se convierte en su peor enemigo pues no les da la felicidad. Una vez, una mujer dijo que ella no pagaba en el desierto 50 euros por un vaso de agua aunque se estuviera muriendo de sed, que era mucho dinero. Es la metáfora perfecta del avariento: muerto de sed en el desierto pero bien agarrado a los 50 euros.
Antes, cuando te echabas a un amigo envidioso pues eso, no paraba de envidiarte y quizás esa envidia provocaba, por ejemplo, que hablara mal de ti a otros amigos o que discutiera contigo por asuntos que tú no entendías, etc. Hasta que alguien te decía: ese amigo tuyo te tiene envidia y no puede ver que tú triunfes o seas de esta u otra manera porque él quiere ser como tú o tener lo tuyo y como no puede tenerlo, te arma estos líos. Cuando se echaba uno un amigo egoísta se daba uno cuenta de que todo lo quería para sí, te usaba, no hablaba más que de él mismo. Así con un amigo mandamás u otro vicioso y manipulador, etc. Tener una colección de amigos o familiares así te puede arruinar la vida bien arruinada porque uno no sabe qué hacer con tanta gentuza alrededor.
Ahora todo ese volumen de indeseables se llaman relaciones tóxicas y es mejor no tenerlas o aprender a lidiar con esos venenos-personas cuando no nos podemos librar de ellos (en el trabajo, por ejemplo). Nunca se aplica mejor la idea de mejor solo que mal acompañado que cuando te relacionas con un tóxico de estos. Yo conozco un tóxico de estos que es un manipulador, un pesado y un pedigüeño. Y encima se hace la víctima. pero cuando llame procuraré estar solo mejor que con él. Yo ya le he dicho que no le doy ni agua y por eso está amoscado y anda con el victimismo y discute por nada. Que le den. Que llame a su madre para salir por ahí.

domingo, 24 de mayo de 2015

He estado escuchando en radio nacional un programa que normalmente empieza a las cuatro de la madrugada pero que esta vez empezó a eso de las cuatro de la tarde del domingo. Se llama el programa "Viaje al centro de la noche" y hacía mucho tiempo que no oía yo algo tan interesante. Este programa se basaba en la comunicación epistolar, en la correspondencia, que ya se ha perdido. Yo escribía algunas cartas a una chica que me gustaba en mi juventud. Se las escribía a Barcelona. Luego he tenido correspondencia con antiguos amigos de facultad y con algunas amigas que conocí en el pueblo y no he vuelto a ver. Este programa me ha hecho recordar estos escritos. En él, se ha repasado un libro sobre cartas históricas que cambiaron el curso de la historia. Luego se ha hablado con un taxidermista que recibe animales por mensajería y luego se ha hablado de Einstein y una carta que escribió a Roosvelt avisándole del  peligro de que los alemanes consiguieran la bomba atómica. Mientras, se han leído cartas de amor de obras literarias, etc. Ha estado muy interesante. Lástima que este programa habitualmente, se emita a las cuatro de la madrugada. Muy insomne tengo que estar para seguirlo.
Lo bueno, a deshoras.

viernes, 22 de mayo de 2015

En esto del pedir hay mucho que entender. Los hay que piden porque saben que tienen la confianza del que da o el que da no tiene más compañía ni más consuelo que el que pide. Hay otra forma de pedir y es inventarse mil historias de pena para que caiga la limosna. Los mendigos son los artistas del pedir. Anuncian sus males, no paran de decir que tienen muchos niños, muchas cargas, mucha hambre. Pero hay de aquel que se acostumbra a dar a un amigo: pierde la amistad o la amistad se convierte en una pelea. Dice el refrán: si quieres ser mi amigo, no me pidas dinero y bien cierto es. Cuando un amigo pide dinero a otro tiene que medir muy bien esa amistad que los une porque de otra manera, la perderá. El dinero es muy importante en la vida de cualquiera y el que lo niegue no sabe lo que dice. Bien me quieres, bien te quiero, no me toques el dinero. Los pedigüeños, al cabo del tiempo, apestan y molestan más que un grano en el culo. Cada uno ha de velar por su economía, amistad aparte y solo en caso de grande apuro se debe pedir y eso, con la garantía de devolver lo pedido, que si no...
Si un amigo te pide tres veces seguidas, no es amigo.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Llevo ya un tiempo en que mis costumbres mentales van por buen camino. No rumio ideas de negación de mi propia persona, no hay reproches que hacerme, transito por el laberinto gris sin notar su grisácea textura. Mi cabeza está bien pues. Solo que un poco solitaria. No encuentro comunicación con ninguna persona que pudiera tener los mismos gustos que yo; o sea, literarios. Yo nunca hablo de libros con nadie porque los que me rodean no los han leído o si los han leído, ya no les gusta hablar de ellos, como es el caso de mi hermano, que sí que ha leído bastante pero que no le gusta hablar de literatura. En el fondo de mi soledad lectora y escritora, pues yo me monto mis horarios para escribir y leer un poco, para no oxidarme mentalmente estoy solo. Una cosa que yo digo es que hay gente que trabaja duramente al sol mientras otros miran. Siempre hay que tener un quehacer para no rumorear del que hace algo. Siempre tiene que haber unos zapatos que remendar, siempre una escultura que esculpir, siempre una página en blanco que rellenar con lo que se nos ocurra y siempre hay que hacer algo productivo para la mente o que produzca el cuerpo para estar acordes con lo que quiso Dios o quien corresponda; quiso, yo creo, que estuviéramos activos para que no nos pongamos tan gordos que no nos podamos mover algún día.
El hacer y el pensar traen distracción al ser humano.

martes, 19 de mayo de 2015

Voy a hablar de la televisión. La televisión, si se pusiera al día con los temas explicados en clase por la mañana podría ser un excelente maestro y agente motivador de tantos escolares que llegan a casa y no tienen el apoyo de una madre que sepa inglés o física o química. Por ejemplo. Con la televisión se podría aprender un idioma de manera más fácil, se podría aprender a llevar una casa si diera esa estúpida caja boba una serie de consejos para ahorrar, para comprar, para aprovechar cualquier cosa que hay por casa. La televisión podría instruir, aconsejar, hacer llevar una vida más fácil a las personas si la televisión fuera lógica. Pero la televisión no es lógica. Expone de manera violenta y continua los peores ejemplos para los jóvenes, da una espectacularidad nociva a las noticias que siempre trata de forma sesgada o mentirosa. En las películas de la televisión, lo primero que se ve es un asesinato; luego, unos cuantos más hasta banalizarse la muerte de modo sombrío. Hay programas detestables y prohibibles desde que nacieron en los que no aparecen más que la hez de la sociedad. En la televisión no hay nada que valga la pena: alguna película, algún programa suelto. Lo demás es para morirse del asco porque ni en el peor barrio de la ciudad la gente es así.
La idea de crear siempre surge con otra idea paralela que se junta al acabar la obra que es la idea estética. Cuando alguien decide componer algo, decide al mismo tiempo, casi inmediatamente, que eso sea bello o tenga algún sentido. Pero desde que llegaron los ismos al poder (surrealismo, dadaísmo, ultraísmo, etc) esa idea de belleza unido a lo creado se rompió y cualquier creación solo tiene como objetivo no se sabe qué. Los poemas surrealistas se pierden en una conexión ilógica de ideas que puede que no las entienda ni el que las creó, si se puede llamar creación el hecho de ir juntando pensamientos que se le ocurren a uno en la inconsciencia o escritura automática, como lo llaman ellos. El dadaísmo rompía con todo lo lógico y su propio nombre (dadá) ni tiene significado ni tiene lógica alguna. Hay obras de las que no paro de maldecir por el absurdo que comportó presenciarlas o leerlas. Una de ellas fue la película de Berlanga "París-Tombuctú". Una chorrada, una mierda de película, todo lo que se quiera decir menos una obra de cine.
Generalmente la gente rehuye de lo ilógico porque es difícil y absurdo y así , en una biblioteca normal no hay esa serie de obras absurdas, estériles e imbéciles que no dicen nada.
En España, el introductor de todos estos ismos fue Ramón Gómez de la Serna, del cual me gustan sus greguerías pero nada más. El 27 español está lleno de influencias surrealistas que en algunos poetas no condujeron a nada y en otros, a hacerse abstrusa su poesía.
En fin, la creación, qué cosa más complicada.
Ayer por la noche, lunes, vi la película que lleva por título "El crimen de la calle Bordadores". El crimen parece que fue en Fuencarral. El autor es Edgar Neville que se llamaba así por ser de ascendencia inglesa pero nació en Madrid y escribió en español sus obras. Edgar Neville pertenece a la generación llamada "el otro 27" y que incluye a Jardiel Poncela, a Tono, a Mihura, a Buñuel, etc.
Escribieron todos ellos en "La codorniz", revista de humor. Su humor era el del absurdo; desactivaba, o trataba de desactivar el sentido común que conduce a la rigidez en los estratos burgueses.
Todos estaban en la buena sociedad de aristócratas y falangistas y todos estuvieron en Holliwood, haciendo guiones.
Esta película que menciono a mí me aburrió un poco su desarrollo hasta que se puso emocionante con el juicio que tiene lugar y cómo la sirvienta se autoinculpa del crimen para salvar a su hija recién conocida (la perdió en la niñez). Dice la criada llamada Petra, estando ya en la cárcel para ser ajusticiada: "morir por morir no tiene sentido". Y cuando la besa su hija, tanto tiempo dada por perdida se emociona. Es lo que más me gustó de la peli: la criada muere por algo, por algo útil, por su hija. En último término llega el indulto pero es bonita la idea de morir por algo. Pensé después de vista la peli que mucha gente muere por morir, que no ha hecho grandes cosas en la vida y no digo nada del que ha ido sembrando el mal, ese mejor que no hubiera nacido. Hay que dar un sentido a la vida para que lo tenga también la muerte.

lunes, 18 de mayo de 2015

"Vivo la vida tranquilo, ni me vendo ni me alquilo, siempre vuelvo a Tucumán". Así dicen los versos del gaucho. Cómo será Tucumán. Me lo imagino lleno de pastos verdes y vacas en una extensión inmensa. A lo mejor Tucumán es una zona aburrida, llena de ganaderos que cogen la guitarra de vez en cuando para cantar algunos versos de esos de la pampa.
Yo he seguido mi vocación: las letras. Nunca me he vendido a otra actividad. Me ha gustado estudiar y enseñar las letras patrias y ahora yo procuro hacer mis letras o mis novelas con el éxito pobre de que lo que escribo está destinado a llenar un cajón. Mis escritos no son ni mucho menos "Rayuela" o "Pedro Páramo" por citar dos novelas que siempre estarán en cualquier librería que se precie. Yo no tengo la habilidad literaria como para escribir una novela llena de la frondosidad imaginativa que la convierta en lectura universal. Ello también se debe a mi poco recorrido vital pues mi vida es muy estricta en lo que se refiere al conocimiento humano. Mi vida es muy limitada y mi lenguaje es pobre entonces. No tengo de qué contar cosas porque conozco pocas cosas. Pero conozco la propia literatura de la que me puedo servir siempre que quiera, imitándola. Siempre he dicho que yo podría escribir una historia de amor como la que cuenta Cortázar en "Rayuela" pero me falta aliento literario para darle ese valor metafórico, ese vuelo imaginativo. En fin, seguiré escribiendo lo que salga, a pesar de que no valga.
Nunca digas que no vales. En la acción se ve lo que vales.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Tengo la idea en la cabeza de cursar la carrera de Psicología al año que viene. Así cumpliría con un pequeño y difuso sueño que yo siempre he tenido de hacer algo científico en mi vida.
Me apuntaré del primer curso y luego me centraré en aquellas asignaturas que vea yo más atractivas.
Espero estar ocupado en el invierno pues en el invierno las horas pasan lentas y oscuras.
Aprenderé un montón de cosas nuevas.
La psicología me atrae porque explica las relaciones personales, las de familia, etc y me puede ayudar mucho en el terreno personal.
Espero ser disciplinado y estudiar por las mañanas. Mientras, iré por las tardes a dar clase.
Espero que sea para bien y no asustarme ante la tarea que ello implica.
Estudiar sería una gran manera de vencer las largas horas de tedio que hay en mi vida.
Ojalá se repitieran días como el de hoy en mis tortuosos circuitos mentales. Hoy no me he reprochado nada, ni he deseado nada más que pasar el día como lo estoy pasando. No he dado vueltas a obsesiones antiguas ni me he lamentado en ningún momento de estar perdiendo el tiempo o de no ser escritor o de no ser profesor o de no ser nada que no sea yo mismo con mi mecanismo. Ya digo que me he levantado de un humor muy tranquilo, muy a gusto con las circunstancias que me tocaba vivir. Total, que me gustaría levantarme así todas las mañanas y no ser mi cabeza un carrusel de ideas negativas que me atormentan durante todo el día. Lo único que he hecho de provecho son unas lentejas y estaban muy buenas y me he dado con un canto en los dientes. Como hace multitud de lumbre en la calle, he estado tumbado toda la hora de la siesta y más allá, de modo tranquilo, perezoso y feliz porque la cabeza no me daba vueltas inadecuadas al caso. He sido feliz hoy y si estas circunstancias que describo pervivieran,  sería feliz más veces en días venideros.
Cuando llega la tranquilidad mental, se disfruta el doble.

martes, 12 de mayo de 2015

Ya me he leído "Dos días de septiembre" de Caballero Bonald. Parece esta novela deudora de libros como "La colmena" en que hay una concentración temporal en unos días, como dice el título. Sin embargo, en "Dos días de septiembre" hay flash backs al pasado para explicar el presente. Sobre todo de un personaje que se queda sin nada al vender su tío todas las propiedades. Este personaje está mentalmente desquiciado, depresivo. Por otro lado, el vino domina toda la novela. Se trata de una ciudad del sur de Andalucía llena de bodegas y de viñas. Las labores de la vendimia lo ocupan todo y los señoritos y sus juergas ocupan también un buen espacio en la novela. Me ha gustado la recreación de la ciudad, la descripción de los ambientes y la sutil psicología de los personajes.
"La dolorosa, martirizante obsesión de buscar una salida, el pensamiento mordiéndose la cola, la atrofia ganando terreno. Empezó a sentirse desplazado hacia una serie de absurdos comportamientos mentales". Es el análisis que hace del único personaje que se pueda llamar protagonista en la novela, junto con el Guita, el cantaor de flamenco. Es una historia de fracasados y de poderosos que no se inmutan ante la desgracia de los débiles.

lunes, 11 de mayo de 2015

Ha venido tiempo de verano. Daba gusto ver tanta gente en la calle. Parece que ya tiene perras que gastar en los bolsillos. Estuve con unas amigas charlando y alucino con la seguridad que tiene la gente en sí misma. Yo estoy un tanto inseguro con respecto a esa gente. Hablan de sus vidas y de sus obras con la certeza de que todo está bien, de que dan los pasos adecuados mientras yo dudo y temo cualquier cosa que vaya a hacer en el futuro. La seguridad de uno mismo viene dada por el propio carácter de uno. Un carácter fuerte no se deja vencer por las adversidades ni por las dudas porque simplemente, no se tienen. Hacía mucho que no veía a esas amigas pero me han valido de contraste para ver cómo la gente tira para adelante sin cuestionarse a cada paso si esto está mal o bien. Simplemente, hacen cosas que se revelan eficaces en su presente y en el futuro inmediato. Si dudáramos en exceso, todo se vendría abajo. No hay que dudar, hay que hacer cosas. Para eso hemos venido al mundo, para hacer cosas. Bueno. Lo mío es dudar y preguntar para deshacer dudas. Nunca seré lo que se dice un tío lanzado.

viernes, 8 de mayo de 2015

Por las mañanas no me siento capaz de escribir. Será la claridad que hay en el aire, será que mi cabeza anda aturdida, será que mi cuerpo desea la calle y andar. El caso es que la inspiración, por las mañanas, se esfuma como un papelillo de color que vuela y vuela por encima de los edificios. Por las mañanas solo estoy para ver la prensa y poco más.
Pero por lo menos ya no tengo ese ideario triste de las mañanas que consistía en pensar en qué consistía mi vida, en que yo no iba a Málaga en tren y qué haría en Málaga yo solo y tampoco me pienso y me repienso por qué no soy yo profesor, por qué no madrugo en busca de una pizarra donde explicar la lección, por qué mi vida es tan aburrida, por qué me levanto, por qué no tengo amigos, por qué se me pasan los días tan rápidos e insulsos.
Ya no me pasa esto.
Sino que lucho por hacer algo valioso del tiempo de que dispongo y no encuentro otra manera de hacerlo valioso que escribir aunque sea solo para añadir una historia tonta al montón que ya se han contado.
Haz cosas aunque no sean extraordinarias.

jueves, 7 de mayo de 2015

Ando por la calle desocupado. Veo a otros desocupados. Nos desocupamos todos mientras andamos no se sabe muy bien para qué. Hay gente, por otro lado, que tiene que trabajar un montón y se lamenta de esa gente desocupada que no hace nada. 
Ocupar deriva etimológicamente de ob- y capere (coger). Si se le añade el prefijo pre- tenemos que la gente está pensando en algo para poder resolverlo. Si añadimos el prefijo des- a preocupar tenemos eso que se llama pasar de todo. ¿Cómo se puede pasar de todo estando uno desocupado? Todo ser humano busca ocupar algo: un hueco, un puesto de trabajo, una habitación. Estamos todo el día ocupando cosas y ambientes. El que está desocupado es como un fantasma que ronda los lugares sin quedarse en ellos. El desocupado no hace mella en los lugares por los que pasa. "Yo pasaba por aquí", dice, "no ocupo lugar". Y está deseando ocupar algo, esa es la meta del desocupado. Ocupar. El desocupado es un okupa en potencia porque está deseando que le quiten el sambenito de desocupado vago y merodeador, como un oso en Yellowstone que huele las meriendas de los turistas, como la prostituta que da unos pasitos para que alguien la admire y la ocupe. Las prostitutas también son esas aparentemente desocupadas que quieren ser ocupadas en todos los sentidos, especialmente el sexual. Así es la vida, hay desocupados, despreocupados, vulgo "pasotas" y preocupados y ocupados en algo. ¿Es mejor estar ocupados en esta vida? Según con qué. Yo me estoy sacando bolas de la nariz y no es una ocupación digna de mención. Otros se ocupan del tráfico quizás porque les han puesto ahí, quizás desearían ocupar el tiempo y el coño de una chica decente o indecente, vaya usted a saber. La ocupación más honrosa quizás es la que dediquemos a nosotros mismos. Por eso nos dicen a menudo: ocúpate de tus asuntos. Que quiere decir: lávate que hueles a gorrino.
Benito Pérez Galdós era un gran conocedor del alma humana, al igual que Cervantes, al igual que Víctor Hugo. No les extrañaba nada en el hombre: todas sus locuras, ambiciones, vicios o virtudes excelsas. De todo ello escribieron un montón de páginas. Me los imagino escribiendo, componiendo una novela. Pensarían en un protagonista de los que andan por ahí, un héroe o una heroína que querían ser ejemplo de lo que aguanta el ser humano, de lo que todos tenemos un poco para que lo leyéramos y nos sintiéramos como ellos un tanto.
Luego, en la época actual, hay también una pléyade de escritores que se confunden todos en una masa informe hecha de publicidad, de prestigio, de solemnidad. Como por ejemplo, Arturo Pérez Reverte que escribe de casos históricos, de sucesos ejemplares.
Luego, estamos otro montón de escritores que escribimos para entretener el tiempo, para los amigos, para no estar de más de cuatro a seis. Y no tenemos prestigio, ni publicidad ni sabemos siquiera si conocemos el alma humana.
Uno siempre piensa para qué escribe.

martes, 5 de mayo de 2015

Estas nieves tardías, estos cielos inquietos
que han vuelto la primavera
carrusel de nube y viento
han traído a mis días 
un corazón extenuado.
Miles de hormigas recorren terrenos extensos de paz y trabajo.
Las promesas se abren como flores marchitas a la luz de la verdad.
Es mentira todo lo que cuentan.
Se adivina el furor del dinero bajo los candados que guardan la opulencia.
Y sigue el corazón extenuado vertiendo ansia de fe.
Pero el tiempo aleja la verdad de nuestras bocas
para irse en otras que la mancillan 
para volverla mentira.
Encontrar la salida de este gris laberinto. Es gris laberinto por muchas razones. A veces la cabeza no nos gobierna sino que nos lleva por andurriales inmundos. A veces los deseos no se cumplen y, como decía Freud, estos incumplimientos nos sumen en neurosis que acaban con la paz de la vida. Otro sabio del XVI español dijo que había que encontrar una escondida senda. Todos debemos tener un escape, una escondida senda por donde meternos cuando todo amenaza tormenta. Laberinto, senda, camino, como los caminos de Machado, quizás una torre de marfil desde donde se vea todo muy lejano. El laberinto gris hay que dejarlo de lado como sea, internándose en él como las chicas Almodóvar pero sin pasión ni pecado ni locura ni incesto. Hay que ser puros para irse manchando de la mierda de la vida. O hay que ser ya un ser impregnado de mierda para que la mierda de la vida no haga mella. En fin, la vida es muy compleja y el que la quiera hacer fácil, tendrá que despreocuparse de ella, de los grisáceos tintes que adopta algunas veces. La vida siempre digo que es triste para el que la dé muchas vueltas. El que tenga en la cabeza la sola idea de ir sobreviviendo, de pasar el día, es un afortunado.
La vida nos sorprende y nosotros mismos también.

"Cuentan de un sabio que un día, tan pobre y mísero estaba". Este inicio de una octava real que se encuentra en la obra "La vida es sueño" de Calderón de la Barca dice que siempre habrá en la vida otros que estén peor que tú. Es triste consuelo pensar que otros lo están pasando peor. Pero a eso hemos de agarrarnos a veces para no lamentarnos de nuestra situación. La vida sí que puede ser un sueño en el sentido de que no nos damos cuenta de lo que vivimos algunas veces, que lo que nos pasa nos pasa fuera de nuestra propia conciencia y que por ello no podemos atrapar ni nuestra propia vida para hacerla precisamente nuestra, como si fuera ajena a nuestra voluntad. Como decía Sabina, ¿qué he hecho yo para merecer esto? Y es que a veces la vida no se acomoda a la idea que tenemos en la cabeza de lo que es la vida. Por eso, hemos de contar con los demás y pensar que otros sueñan una vida peor. El dolor de vivir convierte la vida en una pesadilla de la que no podemos despertar a veces. Otras veces, es un sueño bonito que, como todos los sueños bonitos, pasa pronto. Pero creo que siempre hay espacio par el mal sueño en nuestras vidas, por muchas fiestas que corramos inconscientes de que ahí fuera, otro sabio iba cogiendo las hierbas que el sabio arrojó.
Soñarás que vives a veces y la vida no será tuya.
Me obligo a escribir en el blog aunque no tengo ni idea de lo que escribir. La carestía de la vida ya es un asunto muy tratado, mi ánimo decaído ante los días que pasan iguales ya es un tema cansado. La comparación del pueblo con la ciudad ya no tiene recorrido. He fustigado el consumismo y el derroche. Me he metido con familiares a los que no entiendo. En fin, voy a escribir por escribir. Como decía Eugenio, el chiste por el chiste. Lo que no me gusta de este mundo es que sea tan diferente, tan desigual, tan poco afortunados unos y tan opulentos otros. Mientras hay unos que el deseo de vivir bien les empuja a una sarta de placeres, hay otros preocupados por todo, no solo por sí mismos sino por los demás y no solo por los demás sino por los problemas del mundo entero. Estos últimos escriben libros metafísicos para consolarse de los males del mundo mientras otros se toman vinos en Jerez o en Marbella brindando por lo bien que está el mundo sin darse cuenta de que quizás esté mal. Pero no para ellos, que han venido al mundo a disfrutar. A eso me refiero. Unos vienen al mundo a disfrutarlo, aunque no tengan dinero y otros a sufrirlo, aunque tengan de todo. Son personalidades que se dan: el despreocupado y el  preocupado, el hedonista y el maníaco. Nos hizo Dios así de diferentes: los nervios, para unos; la pachorra y el placer de vivir, para otros.
Preocúpate de ti mismo pero también deja que la vida pase por ti.

lunes, 4 de mayo de 2015

La gente está mal comunicada. Tenemos ideas obtusas y erróneas de los demás por la mala o escasa relación que tenemos unos con otros. ¡Ojo! Las personas tampoco van a dejar de tener vicios y defectos por mucho que las frecuentemos. Lo malo es que hay personas que van ocultando lo suyo hasta extremos que dificultan su comprensión por los demás. Entre la manía de no expresarse y preferir estar con el móvil en las reuniones sociales, la poca relación que hay porque llevamos vidas incompatibles para verse o para charlar un poco de nuestras cosas, se llega al caso de familiares que solo se dedican un saludo y encima, triste y como regañado por eso mismo, por la falta de interés de que uno sepa del otro o mismamente, de cruzar unas palabras amistosas. Ese afán de preservar el mundo privado de cada uno llega a hacerse odioso y se piensan cosas malas de ese mundo privado como si fuera pecaminoso o que no casa con el mundo propio. La gente se ha vuelto muy recelosa de lo suyo hasta llegar a resultar gilipollas a los demás. Hay gente que está en esferas que no le corresponden y por eso las oculta y cuando salgan a relucir, nos sorprenden y son una especie de hijos pródigos que al final ya no tienen remedio.
Sé claro. Si eres oscuro, nadie te entenderá.