viernes, 29 de mayo de 2015

No hay peor enemigo que uno mismo. Y hay que luchar con las tendencias malas que uno tiene en su interior y derrotarlas para ser feliz. Ayer leí en google la historia de Buda. Según Buda, todo en la vida nos hace sufrir: nuestros sentidos, nuestros sentimientos, nuestra razón. Hay que conseguir una depuración de todos esos elementos para llegar al Nirvana, el estado de felicidad completo.
Y es verdad. Si estamos trabajando, nuestra razón o nuestros sentimientos nos dicen que qué malo es el trabajo, que nos quita la tranquilidad, que nos estresa, etc. Si estamos sin trabajo, nos sentimos mal, desocupados, tristes por no tener nada que hacer. El caso es que siempre nos quejamos de nuestro estado en el mundo. No sabemos equilibrar nuestra circunstancia con nuestro deseo. Siempre va todo muy mal. No nos acaba de llenar del todo el camino que llevamos. El budismo no es una religión con Dios, no es teísta, se basa en las enseñanzas de un ser mortal. No se alcanza el cielo con el budismo, por eso quizás haya que encontrar la felicidad en la Tierra. Yo antes era feliz inconscientemente, no me daba cuenta de que era feliz y reía y disfrutaba de la vida. Ahora ser feliz implicaría hacerse consciente de que no lo soy para poder volver a serlo.

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