jueves, 24 de marzo de 2016

Acabo de ver la película "Barton Finx" de los hermanos Coen. Me ha gustado mucho. Mientras la veía, no estaba solo. Ahora me he vuelto a quedar solo esta semana santa. Dentro de poco me daré una vuelta a Las Rozas para matar el tiempo. No tengo ganas de escribir ni de leer. Parece mentira que tenga una novia. En fin.
La película va de un escritor teatral que tiene éxito en NY. Luego va a Los Ángeles, a trabajar para Holliwood. Allí se bloquea y tiene relación con un asesino. Al final, escribe su novela pero no es del gusto del jefe de las películas. Ha estado muy bien, me ha entretenido.
Por otro lado, tengo una novia como el que tiene un tío en Alcalá, que ni tiene tío ni tiene ná.
Habrá que hacer ciertas consideraciones. Habrá que meditar cómo es mi novia, qué relación tengo con ella. Tengo días más que de sobra para meditar y meditar y meditar.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Estoy solo. Mis padres y mi hermano se han ido de mañana. He comido de menú, he hecho unas compras y me he acostado aunque no he logrado dormirme. Ahora no se oye ni una mosca. Voy a leerme un libro de la biblioteca y a beberme una coca cola y a fumarme unos cigarrillos muy a gusto.
He apañado al periquito esta mañana y he fregado a eso de la una. He pasado la mañana hablando con unos amigos.
Para el jueves santo quiero todo el tiempo para mí solo, para hacer nada, para prepararme a eso de las dos unos espaguetis a la putanesca, comérmelos y tumbarme a oír música.
Estar solo enciende un sexto sentido, algo así como sentirte rodeado de la nada o de algo especial: el tiempo que tienes para ti.
Estar solo mola durante unos días, luego se hace pesado pero si te lo montas bien puede ser divertido. Estar solo te conciencia de ti mismo y de tu tiempo y de tu dinero y de lo que haya alrededor. Estar solo es no hablar, es actuar o callar todo el rato. O cantar si se da la ocasión.

jueves, 17 de marzo de 2016

El mundo no para de dar vueltas. Este hecho le costó al ser humano varios siglos comprobarlo. Después, se convirtió en una metáfora de que la vida es continua. Dice la canción: gira el mondo en el spacio infinito. Y así, no sabemos qué somos los seres humanos. Realmente, ¿qué somos? ¿somos seres económicos, como dice el marxismo? ¿somos seres hechos de amor, como dice la religión cristiana? ¿o somos simplemente materia, esa materia asquerosa que vemos todos los días? Cada uno debe hacerse una idea de qué es cada uno y así dirigirse por la vida. Si somos pura y puta materia tratemos a los demás como tal, como unas cosas de las que puedo aprovecharme. Si somos seres de amor, no seamos hipócritas y tratemos al otro como otro ser de amor cuando salgamos de misa. Y si somos economía pura, hagamos la revolución y haya reparto de bienes para todos y fundemos el comunismo.
Lo único claro es que el tiempo, sea eso lo que sea, tiraniza nuestras vidas en un continuum en el que casi no hay margen para el error pues solo vivimos una puta vida. Así que aprovechemos el momento y los momentos y no se convierta la vida en puertas y escaleras entre las que se nos va como agua. Ojalá sea verdad la promesa de Cristo. Ojalá haya reparto de bienes algún día y ojalá la materia sea agradable a la vista alguna vez. Si no, más vale morirse.
Así es la vida: preocúpate de vivir que ya te llegará la muerte. Estoy leyendo una novela en la que un pintor recibe todos los días a una jovencita y se la folla. Muchos estarían contentos de tal plan pero el pintor no hace más que preguntarse sobre el tedio que le produce esta chica y de si esta chica es real o irreal. Como des muchas vueltas a la vida, esta se convierte en una especie de muerte adelantada. Pero si solo te preocupas por la vida te conviertes en un insulso que juega a las cartas todos los días como si le fuera la vida en ello.
En fin, en la vida reside la misma muerte y quién sabe si tras la muerte no habrá algún tipo de vida. No sabemos muchísimas cosas de esta vida: por qué sufrimos, por qué nos alegramos, qué somos verdaderamente, qué pintamos en el mundo. ¿Qué vamos a saber de la muerte si cada uno la experimentamos una vez y no podemos contarla?. Es lo único que no podemos contar: nuestra muerte.
Pero podemos contar todo lo que nos pasa, con gracia o sin ella y el que más se acerque a contar la vida y sus misterios creo yo que sabrá más de la muerte que otros, que viven su vida pero no la cuentan a nadie porque no saben siquiera contarla. Entre listos y estúpidos hay siempre un término medio y entre el conocimiento de la vida y de la muerte también.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Paco y yo hemos discutido. Y el día se ha vuelto agrio. Pero luego nos arreglaremos, sí, nos arreglaremos de algún modo porque somos personas que razonamos, no como otros  bestias que nunca llegan a un acuerdo ni asumen su culpa.
Todo el mundo tiene culpa, sea por omisión o por haber hecho algo malo y se debe sentir esa culpa y echarla fuera y declararla, no decir que hacías algo por el bien de alguien cuando no era así.
Hay gente bastarda que no se cree con culpa de nada. Se creen perfectos. Pero ya lo dice el refrán que los daños de la zorra los paga un día en la peletería. Nunca hay que hacer el bien por medio del mal.
Hemos discutido, sí pero no somos como otros que arrojan la piedra y esconden la mano de manera engañosa y artera.
Yo, con mi hermano, puedo ir de frente y no esconderme. Y decir lo que pienso. No como otros, que van por detrás y luego dicen que es por tu bien. Dios los castigue.
A veces tiene uno la cabeza llena de fantasmas. Los fantasmas pueden ser unos números que reflejan dinero que hay que pagar, como una hipoteca (no es mi caso). Otras veces el fantasma es un plazo, un plazo que viene y tienes que cumplir con él. Otras veces el fantasma es la sombra de una enfermedad, como por ejemplo, el cáncer. Pero otras veces, ese fantasma respira, puedes sentir su aliento y además está hecho de carne y está a tu alrededor y a veces, ese fantasma cobra forma de lengua viperina y está tocándote la moral durante un tiempo. Esos son los peores fantasmas porque están hechos de carne, son fantasmas que se transfiguran en forma humana y te joden la vida porque son fantasmas asquerosos que se meten en tu vida y la revuelven de mala manera. Son esos que tienes a tu lado. Son fantasmales, sí, como si no estuvieran pero están y dan asco.
Son esos seres azules e hipócritas que dicen que lo hacen todo  por tu bien. Y te joden vivo.

lunes, 14 de marzo de 2016

Escribir es pensar cosas y decirlas más tranquilamente que por la boca. Porque para escribir hay que pensar bastante más lo que se va a expresar y hacer un plan global de lo que vamos a contar. Por eso, escribir pertenece a los pensadores mientras que hablar pertenece a los políticos y a todo el mundo. Todo el mundo habla; unos cuantos, además, escribimos. Para escribir no puede uno decir algo y luego echarse atrás inmediatamente, como podemos hacer mientras hablamos. Para escribir hay que dejar determinado antes de qué vas a escribir. Y luego, escribes. Escribir supone ordenar tu pensamiento de algún modo y liberarte de él. Una vez que escribes lo que piensas, te sientes más relajado. Las máquinas ayudan mucho a escribir pues puedes volver atrás y cambiar lo escrito pero el plan global ya lo debes tener pensado en la cabeza.
Para mí es bueno escribir. Me libro de muchos fantasmas y estupideces que pienso y encima doy lugar a mi pensamiento, que tampoco es del otro mundo pero puede ser válido. A lo mejor la escritura es terapeútica y sana algún mal de la mente, eso no lo sé.
He intentado ver una película que se llama "París, Texas" pero era tan aburrida que he desistido. El argumento está escrito por Sam Shepard. Yo, de Sam Shepard he leído "Crónicas de motel", un bodrio en toda regla. Ese Sam Shepard debería ser censado por escribir tantas paridas. Luego he intentado leer un libro de un tal José Luis Peixoto que se llama "Una casa en la oscuridad". Yo no sé cómo dejan publicar tantas estupideces juntas. Llegué a la página 50 pero no pude seguir. Menudo bodrio. Como siga corriendo esta suerte con los libros prestados de la biblioteca prefiero escribir mis propios libros. Vaya tostones que me echo a la cara. Bueno, iré a la biblioteca hoy y cogeré otro libro y otra película a ver si esta vez tengo más suerte.
Por lo demás, todo sigue como siempre. Yo escribo lo que puedo, me entretengo con lo que escribo y debo decirle a una enfermera que me deje en paz, que no se meta en mi vida. La gente está muy zumbada pero eso ya lo sabía de antes. 

viernes, 11 de marzo de 2016

Hoy ya es viernes. Voy a hacer unos espaguetis al oglio, cosa muy sencilla y alimenticia. Luego iré a la biblioteca nada más comer por otro libro. La vida pasa como un patinete por la acera, como un niño que corriera por el mero hecho de correr, porque se siente libre y niño, disfrutando de su infancia inocente y feliz.
La vida, sin embargo, también pasa como ese tren que trae a la gente de su trabajo, muy lento, muy lento y exasperante. Pero bueno, todo pasa y todo llega, aunque sea con retraso.
Yo, antes, daba muchas vueltas por Madrid y por Alcalá de Henares y otros barrios con mi cartera de profesor en la mano buscando qué comer o en que posar la vista pero ahora solo muy de vez en cuando voy a Madrid a ver qué pasa y nunca pasa gran cosa. Allí está Madrid con sus mendigos, su gente que pasa por las calles y glorietas y avenidas y nada más.
Todo es ir pasando, así está hecho este mundo. Yo, antes, tenía unos caminos que recorrer. Ahora, unas cosas que hacer, como esos espaguetis al oglio.
Este lunes fui a la biblioteca y cogí prestado el libro "Retrato de un hombre inmaduro" de Luis Landero. No me ha gustado y lo he dejado a medio leer. A Paco le ha gustado mucho y se lo está leyendo. También cogí una película que sale Maribel Verdú y se llama "Blancanieves" pero estaba rayado el dvd y no la he podido ver.
Hoy viernes voy a llevar la peli y de paso cojo otro libro para mí.
Por lo demás, estoy algo nervioso con lo de la vieja enfermera a ver qué le digo a esa loca y he estado estos días un poco atareado con unos cuentos que estoy escribiendo ya que no tengo historia que contar.
La vida pasa deprisa a determinada edad y ya nos imaginamos viejos en numerosas ocasiones. La infancia quedó muy atrás y nos hemos vuelto serios pero hay que mantener ese espíritu de asombro que tuvimos alguna vez.

lunes, 7 de marzo de 2016

A mí no me gusta el enfrentamiento. Me gusta ser diplomático y no encrespar los asuntos demasiado. Es un arte el callar o el decir poco y bien, no estar todo el día como una cotorra y cuando tienes que decir algo con lo que mantienes tu puesto y tu dignidad, callártelo. Es mejor en esta vida que no te ataquen pero si te atacan o te molestan, es mejor decir algo, lo mínimo, para mantener tu orgullo y tu territorio a salvo.
La verdad es que yo tengo una naturaleza obsesiva algunas veces y repito muchos los temas pero no para hacer daño. Es fruto todo de mi obsesión y de no saber o no poder parar.
Pero la verdad es que en mi vida me he conducido tranquilamente, sin dar muchas voces, sin levantar crispaciones. Lo  peor es cuando uno o una coge confianza conmigo y se cree con derecho a dirigirme la vida. Entonces me tengo que poner firme con pocas palabras: no voy a hacer eso que tú dices. Punto.
Me he leído una novela de 500 páginas en una semana. Es que era muy buena y mantenía la atención todo el rato. Se titula "Caos calmo" y es de un italiano de Florencia llamado Sandro Veronesi. Con esta novela, este escritor ha ganado el premio Strega, el mayor de toda Italia. Un hombre, junto con su hermano, salvan la vida de dos señoras que se están ahogando en el mar. Al salir nadie le reconoce el mérito de haber arriesgado su vida por la señora. Lo peor es que cuando este hombre, protagonista en primera persona dela novela, regresa a casa se entera de que su mujer ha sufrido un ataque al corazón. Tiene una niña y decide desde entonces quedarse en el colegio aparcado esperándola todas las tardes. En su empresa se va a cometer una fusión, algo que trae mucho desbarajuste en una empresa (despidos, nervios, traiciones, etc). En su puesto enfrente del colegio de su hija recibe las visitas de gente de su empresa, de colgados, de su cuñada Marta, de su hermano Carlo viendo cómo todos le cuentan sus penas. Al final los dos tiburones financieros que van a hacer la fusión le visitan y dice que no a los dos. Bueno, el tema no me ha gustado (gente de empresa, yupies, directivos de tal o cual) pero los diálogos que tiene con la gente que acude a su coche están muy bien.
Bueno, voy a hablar de la película que vi el miércoles pasado a precio de 4,50, que me sorprendió y me animó a la vez. Yo no quise saber nada sobre el argumento antes de entrara a verla. Solo vi el cartel de la peli en que un señor trajeado aparecía. Yo creía que iba de yupies, como tantas que hay ahora. Me parece que las llaman financial movies o algo así. Pero estuvo mejor: iba de un médico polaco especializado en coronarias, en operaciones del corazón, que se emperra en hacer trasplantes para salvar vidas. Al final consigue dinero para una clínica y empieza a hacer trasplantes con dudoso éxito pero luego alcanzó mucho. Lo que mola de la película es ver el tesón de este hombre por el asunto este de los trasplantes y las situaciones que se dan en los quirófanos tan extravagantes y tan, digamos, a la vez, corrientes, que parece lo de los quirófanos un juego o algo así. Es lo que aprendí de la peli: una operación no es tan escalofriante como nos hacen ver las películas, otras películas. Esta nos muestra la vida diaria de unos cirujanos que hacen las cosas con una vocación íntegra y su misión es salvar vidas, de modo que a veces tienen que hacer cosas con rapidez y precisión, lo que se le pide a un cirujano algunas veces. Antes de ver la peli, se me ocurrió el argumento de un relato y luego lo escribí. Me gustó la experiencia. El miércoles voy a ver otra.

sábado, 5 de marzo de 2016

El camino acaba, el río llega al mar pero hay mucho que decir y que hacer hasta que pase eso. Sea por obligación o por gusto, más vale dejar una buena memoria de nosotros en este puto mundo, no ser tan egoístas de haber agotado los recursos de los demás o haber sido tan mandón de no haber hecho más que imponer nuestra voluntad a los demás. No. Es mejor actuar en este mundo como actúan los maestros buenos: dando ejemplo de rectitud y buen hacer o como los médicos que curan o como los jueces que dictan la adecuada sentencia.
En fin. El mundo está hecho de paja y de trigo; el mundo está hecho de días en que uno se levanta con buen pie y de otros en que quizás deseáramos estar muertos antes de vivirlos.
Pero todo pasa y el camino acaba en un castillo o a la orilla de un río y las penas malas que sufrimos también acaban en un hoyo de nuestra medida. No le demos vueltas: vivir es una ruleta de difícil pronóstico.

jueves, 3 de marzo de 2016

Vi una película el lunes. Pretendo ver una película todos los lunes. De la biblioteca. Esta vez es una que se titula "Barcelona. Un mapa" de Ventura Pons. Disfruté viéndola. Lo primero que sale es cómo las tropas de Franco, fascistas, entran en Barcelona. Luego sale Rosa María Sardá pero no en un papel cómico, como yo supuse al coger la película, sino en otro más bien deprimente: es una profesora de francés olvidada del mundo y de las gentes. Menos mal que el tono deprimente de la película, aunque no es abandonado del todo, parece que se atenúa con los demás personajes que ocupan una habitación en casa de un matrimonio (Nuria Espert y Josep María Pou). Hay un guardia jurado y una sudamericana que trabaja de cocinera (el diálogo más bonito con el dueño). El dueño se va a morir y quiere que se marchen los inquilinos, esa es la historia. Pero la historia parece depender de ese estado de cosas que hubo tras la guerra civil y el triunfo de Franco en Barcelona. En fin. La historia está muy bien pensada (personajes que viven en habitaciones, personajes tristes, y unos buenos diálogos. Me gustó. El caso que es que solo los comunistas piensan que todo depende de la política o de la economía.
Dejaré de contar mis lecturas y mis películas vistas para ceñirme un poco a lo que siento. Desde el martes pasado, que fui a ponerme la inyección de todos los meses por mi enfermedad, va la enfermera y me regaña. Así como suena. Me compara con un viejo por levantarme a las once de la mañana y me dice que emplee mi vida en algo positivo. Que voy a echar a perder mi vida, que me apunte a una ong. Yo vine y luego di vueltas al tema y me sentí mal, la verdad. Me sentí como decía ella, la enfermera, me sentí viejo e inútil. Vi pasar las horas del día de esos días después de la regañina y me sentí muy mal por dentro. Hasta ahora, nadie me había echado un rapapolvo de tales dimensiones.
En fin, había pensado en acercarme a la iglesia, donde está Cáritas y hacerme voluntario pero luego pasaron los días y puse las palabras de la enfermera en cuarentena. ¿Quién es ella para decirme lo que tengo que hacer? Está bien advertirme sobre mi vida pero en el tono en que lo hizo y con esas maneras...A mí lo que me hace falta es tener una historia que contar. No tengo historia. Mi novela ha resultado fallida y no tengo nada en que ocuparme. Ayer me salió un cuento. Pero yo quiero escribir una novela. Mala o buena pero una novela.
Hace poco, me he leído otro libro de la biblioteca. Se llama "Principiantes" de Raimond Carver. Son una serie de relatos que a mí me han dejado un gusto agridulce. No voy a negar que están bien escritos, con un estilo directo y muy claro. Pero este Raymond pertenece a lo que se llama "realismo sucio". O sea, que es un realismo que se fija en lo peor del ser humano. Raymond Carver fue alcohólico y eso se nota en sus cuentos pues en todos sale alguien bebiendo de más.
Si la sociedad americana es del modo que la refleja este autor pues la sociedad americana es una mierda. Asesinatos, divorcios, alcoholismos, vicios, pérdida de control continuo. Ya digo: una mierda. A mí, el cuento que más me ha gustado ha sido el de Scotty. En el hay algo de humanidad. El día de su cumpleaños, Scotty es atropellado y luego muere. Los padres cargan contra el pastelero,al que habían encargado una tarta. Pero el final del cuento es bonito porque padres y pastelero se unen en una noche de consuelo mutuo. Los demás cuentos son de una crueldad asquerosa. Todos los demás.