martes, 19 de mayo de 2015

Ayer por la noche, lunes, vi la película que lleva por título "El crimen de la calle Bordadores". El crimen parece que fue en Fuencarral. El autor es Edgar Neville que se llamaba así por ser de ascendencia inglesa pero nació en Madrid y escribió en español sus obras. Edgar Neville pertenece a la generación llamada "el otro 27" y que incluye a Jardiel Poncela, a Tono, a Mihura, a Buñuel, etc.
Escribieron todos ellos en "La codorniz", revista de humor. Su humor era el del absurdo; desactivaba, o trataba de desactivar el sentido común que conduce a la rigidez en los estratos burgueses.
Todos estaban en la buena sociedad de aristócratas y falangistas y todos estuvieron en Holliwood, haciendo guiones.
Esta película que menciono a mí me aburrió un poco su desarrollo hasta que se puso emocionante con el juicio que tiene lugar y cómo la sirvienta se autoinculpa del crimen para salvar a su hija recién conocida (la perdió en la niñez). Dice la criada llamada Petra, estando ya en la cárcel para ser ajusticiada: "morir por morir no tiene sentido". Y cuando la besa su hija, tanto tiempo dada por perdida se emociona. Es lo que más me gustó de la peli: la criada muere por algo, por algo útil, por su hija. En último término llega el indulto pero es bonita la idea de morir por algo. Pensé después de vista la peli que mucha gente muere por morir, que no ha hecho grandes cosas en la vida y no digo nada del que ha ido sembrando el mal, ese mejor que no hubiera nacido. Hay que dar un sentido a la vida para que lo tenga también la muerte.

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