sábado, 8 de noviembre de 2014

Se me ha pasado la semana como el agua. De repente es sábado y en la nebulosa de los siete días que han pasado no recuerdo haber hecho nada apreciable excepto unas sopas de ajo y una fabada que estaban buenas. Como no he hecho nada transcendente sólo pondré en importancia la lluvia que cayó estos días que lo llenó todo de frescura y lo limpió todo como si fuera una aspiradora de esas de agua modernas que hay. Yo me he dado unos paseos para deslocalizarme un poco de mi lugar habitual de ocio eterno y he intentando seguir con mi novela con el resultado de haber rellenado media mísera página. No he tenido una conversación que mereciera la pena, no he conocido a nadie nuevo, no he dado un paso más allá de mis tristes fronteras, no he hecho nada que me llene de ímpetu mi moral, no he ido al teatro ni al circo. Bueno, vi el jueves una peli de un asesino pero no le di demasiada importancia ni al asesino ni a la peli. Escribí en el blog, tomé café con mi novia, en fin. Si la rutina persiste, jódete y resiste.

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