martes, 11 de noviembre de 2014

Lo que hace que una obra como "Los miserables" sea tan perdurable que se reproduce a sí misma hasta estas fechas y fue escrita en el siglo XIX es su genialidad. Que un presidario se reconvierta en un hacedor anónimo del bien, la historia de Fantina y las que me quedan por leer, hacen que esta obra alcance el parabién del lector y la lea. Esta historia tiene renombre, un renombre bien asentado entre el montón de libros que se publicaron y se publican hoy y el lector sabe que es buena y aunque sea larga, la lee porque merece ampliamente la pena. Es la historia del amor maternal, de la conversión moral, del destino aciago, de miles de cosas que aparecen en la obra que la hacen apreciable, muy apreciable.
En tanto, se van publicando un montón de novelas en la red que no tienen entidad más allá de algunos lectores ocasionales, que nunca tendrán esa genialidad que les da vida a las historias y que al final dan pena cómo el olvido se hace con ellas de manera inexorable. A mí me gustaría que una de mis novelas gozara del favor del público por lo bien escrita que está y por que hable de los universales del hombre de manera genial pero eso está por ver.

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