lunes, 10 de noviembre de 2014

¿Hay que evitar las discusiones? Según un psicólogo de los cincuenta norteamericano llamado Dale Carnegie, siempre. Según Benjamin Franklin, uno de las personas más insignes de la historia de Norteamerica, también siempre. Y según mi madre, también; siempre. Una discusión no conduce a nada práctico. Cada uno de los que discuten seguirá en sus trece y encima, indignado en su postura inicial. No deis al otro
Hay que ver la de cosas que hay que hacer al cabo del día. Te vistes, compruebas que tienes las uñas largas y un apunte de barba, piensas en qué hacer de comer, te tienes que lavar, ir a la compra, barrer, quizás, lavar el baño. Yo creo que el pensamiento que ocupan en nuestra cabeza tantas tareas menudas o no es directamente proporcional al gusto que producen cuando ya están hechas. Y hay que hacerlas.
Luego, yo quiero escribir unas líneas pero no tengo ganas. Abro el documento, lo leo, ese día me aburre mi propia historia escrita, no tengo inspiración alguna, enciendo la radio, miro en internet, se pasa una hora y no he escrito nada. Qué asco. Encima me he fumado la intemerata y no he escrito ni una línea. Me lavo, me corto las uñas, me afeito y salgo a la calle y en la calle no encuentro respuesta a mi desazón de escritor que no escribe. Vuelvo a casa y las musas no me acompañan. Maldigo mi falta de inspiración y espero que la noche sea divertida que no lo será. Otro día perdido en las Batuecas. También duerme Homero. 
la opción de discutir. Si discutir parece lo inevitable porque estás sufriendo bajo el yugo de un tirano, acude a otras instancias porque ese estado de tiranía se verá acrecentado tras una discusión. Pide ayuda externa, recurre al silencio, recurre a la resistencia pasiva, pero no discutas porque la postura del que te está imponiendo su voluntad se verá reforzada tras una discusión y la discusión alimentará la ira del tirano y del sojuzgado volviéndolo todo peor. Cuando puedas asestar un golpe rotundo al tirano, aséstaselo pero sin pasar por una ira de discusiones continua. El desarrollo mismo de tu vida puede ser la mejor respuesta al tirano, pasando de él lo más que puedas, ignorándolo y creciendo tú poco a poco y buscando apoyos. Cuando te tiranizan, no des motivos de disputa y escápate.

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