martes, 4 de julio de 2017

Estoy leyendo las noticias digitales y me pongo nervioso, estoy en tensión. Las noticias suelen ser malas, negativas, tensionan la actualidad. Los independentistas catalanes hacen lo posible porque se produzca el referéndum de independencia. Quieren la independencia. Lo bueno sería saber si los catalanes, los ciudadanos catalanes quieren de verdad la independencia. Los políticos han logrado introducir ese virus en la sociedad catalana y es ahora difícil combatirlo. Los políticos catalanes independentistas manejan como pueden a la masa, la adoctrinan, intentan convencerla de que una Cataluña independiente será mejor. El nacionalismo se nutre de mitos sobre la propia nación para hacer que esa nación sea más importante de lo que fue. Sigo estando nervioso, a lo mejor es porque el viernes me voy de vacaciones o tengo que limpiar el baño o hay algo en mi interior que bulle como un hormiguero.
España es un país incomprensible, no se reconoce a sí misma, lucha por existir contra los propios españoles. La economía parece que va bien pero la política siempre estará revuelta con ensoñaciones de políticos y de masas cerriles o de ideas visionarias. España no descansa de los propios españoles, España lleva cuarenta años de paz y concordia, exceptuando la ETA, y vuelve a la carga con deseos de separatismo, de odios, de incomprensión. España son los vascos y catalanes por un lado y luego, todos los demás. España se desmiembra sin remedio, se hace un huracán de adversarios políticos que tiran de la cuerda. Los vascos y catalanes son más que nadie en España, quieren ser algo más que españoles, quieren su pequeño territorio separado por una frontera que les aleje del maketo, del charnego. Son ellos: los nacionalistas.

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