jueves, 22 de febrero de 2018

Dice uno de mi pueblo que en España o va uno llevando el palio en la procesión, en primera fila, o va atrás del todo tirando piedras al Cristo. Quiere decir esto que en España no hay término medio. Ahora, hay que ser todos feministas; si no, se está en fuera de juego constantemente. La brecha salarial, el trabajo en casa, los derechos de las mujeres son invocados todos los días como si fueran una oración con la que congraciarse con la política que debe ser.

No solo se critica al que no piensa feministamente, sino que se le acosa de manera cruda y visceral. Para tumbar al gobierno de derechas que hay ahora se cargan de razón invocando al feminismo, como si el feminismo tuviera todas las respuestas para solucionar los problemas de toda la gente en general.
Si antes, el feminismo era una corriente como tantas, ahora es la principal, desde que el llamado Me Too entrara en escena, echando mierda sobre hombres que habían acosado mujeres. Vaya nacimiento de una corriente que apoya a las mujeres, criminalizando hombres.
Y así va todo en el mundo y en España, dando bandazos de una manera inconexa mientras una a una o de diez en diez se suman al carro y empiezan a vociferar como bestias.

La lucha ha de ser franca; si no, cae en guerrilla.

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