jueves, 15 de febrero de 2018

He leído por encima un libro titulado "La paranoia" de Enrique González Duro. Este señor fue un reformador de la psiquiatría en España y en este libro habla de que la manera de vivir la vida en la actualidad es la paranoia o la esquizofrenia. Este libro es muy duro pues pone al individuo como un ser que desconfía continuamente de los demás, no sabe tener lazos afectivos, cree que le persiguen, etc. Por otro lado, en el periódico, he leído una entrevista a Bibí Andersen, esa mujer, como se define ella, que piensa que esta revolución de la mujer que no deja que la piropeen por la calle es un puritanismo y una hipocresía. Dice que todas estas prohibiciones son malas.
Yo creo que el ser humano actual no es que sea paranoico, sino que vive en la más completa incomunicación y en la soledad más triste. Y eso sucede en la era de la comunicación. Es la contradicción que tiene que soportar el hombre de hoy.
Nos podemos comunicar con un australiano, sí, pero no con el vecino de al lado. A eso es a lo que me refiero.
La soledad y la incomunicación que habita en la sociedad actual como un gusano muy asqueroso, se va imponiendo poco a poco ya desde la infancia.
No hay que exagerar diciendo que el ser humano actual es paranoico; simplemente, está muy solo, se comunica con muy poca gente y de ahí que tenga unos comportamientos de desconfianza.
Pero hay gente que quiere abrirse a los demás pasando de redes sociales y de internet y a veces triunfa y encuentra un alma gemela con la que poder comunicarse y eso es cojonudo.
Todo el mundo desea socializarse, comunicar sus problemas y sus deseos, enamorarse pero la soledad en la que vive no le deja hacer tales cosas porque la soledad, algunas veces implica aislamiento, no saber cómo salir de esa soledad vivida.
No es fácil comunicarse en la calle porque hay otros medios de comunicación que imposibilitan esa comunicación directa. Ahora, para comunicarnos, nos requieren que seamos de una red social, que estemos en el Facebook o esas malditas redes que no son más que un engaño del conocimiento de las personas, como si se dijera: si me quieres conocer tienes que reunir estos requisitos: ser de Facebook, ser de mi club, ser de esto o de lo otro cuando en una comunicación directa es esa misma persona en vivo y en directo la que da señas de su persona: yo soy fulano, vivo en tal sitio, etc. ¿No es más bonito que alguien te cuente su vida de primera mano que no que la tengas en el móvil? Pues parece que no. Queremos tener "fichadas" a las personas antes de hablar con ellas, como en un estado policial o algo así. Es denigrante que ahora los conocimientos de las personas, que antes eran tan saludables por lo espontáneos y directos, ahora tengan que ser a través de aparatitos y redes sociales de mierda que no hacen más que enredar un conocimiento que debería ser más libre de lo que es ahora.
Las redes sociales se han cargado la libre comunicación de las personas; es una moda absurda y llena de circunloquios que no lleva nada más que a malentendidos y falsos conocimientos.

Redes sociales, ¿para qué? Conoce a tu vecino.

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