domingo, 16 de marzo de 2025

 Una vez monté yo a caballo en un trotón no muy grande. Estábamos en Piedrahita (Ávila). Íbamos mi novia Eva, mi hermano Paco y yo. El trotón casi se pone al galope al oler la yegua del guía, que iba hablando con otros caballistas. El tipo, al ver que yo llegaba a su altura, se bajó de su montura y ajustó las cinchas de mi trotón y me dijo que no le azuzara más. Así que luego fuimos más tranquilos y yo ya no galopé más, si lo que hice fue galopar, que lo dudo. Nos despedimos de aquella cuadra y fuimos a comer y no nos pusieron ni una triste sopas de ajo. Hacía un frío grande y no nos atendieron debidamente. No me gusta Piedrahita. No creo que vuelva por allí. Frío, mal comer y un accidente en la carretera que al final, no fue nada. Pero pudo ser peor.

Piedrahita:

Un lugar frío, desalmado y triste.

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