Un amigo de toda la vida da dinero a un divorciado que está pasando días malos. Lo hace en plena calle. Alguien lo ve. El divorciado pasa por una calle estrecha, le abordan unos marroquíes y le roban el dinero. El divorciado va al hospital porque casi lo asfixian. El amigo recibe la noticia por teléfono y va a verle al hospital. Cuando sale, el amigo le vuelve a dar dinero ya que el divorciado quiere ver a su hermano en Laredo, lleva mucho tiempo sin ver a su hermano. Esta vez, lo ingresan en la cuenta corriente del divorciado. El divorciado duerme en una habitación, trabaja a media jornada en una consulta de abogados pero solo gana para pagar la habitación y comer. El divorciado es abogado. Quiere ver a su hermano en Laredo pero no le llega el dinero para el viaje. El divorciado podemos ser cualquiera de nosotros en un momento dado.
El mundo nos puede arrojar a situaciones penosas.
No dejemos al mundo que lo haga.
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