Mientras que la inocencia siga así mostrada en tu rostro libre y altanero, yo te querré como se quiere al sol que también, inocente, surge cada mañana en ejercicio de lo dado. Mis sábanas ya no saben de cuerpos blancos derretidos en deseo. Mis sábanas me acogen limpiamente, sin el estallido del placer. Si un día, tú me mostraras tu amistad nublada por el trato, yo te diría que hay mucho que olvidar en el pasado, que hay mucho que hacer en el futuro y que nuestra amistad viaja en un tren desconocido, allá por donde hablan los raíles. Y te parecerá extraña esta unión de corazones que sufren, pero saldremos a la vida y a la tarde apagada sin razones ni premuras.
Esto es una unión de almas muy bonita.
Que no la destruya nadie ni nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario