¿Puede un ser humano vivir sin amigos, sin alguien en quien depositar su relato de la vida que lleva? Decimos a los amigos: "he visto en la tele tal y cual cosa" y parece que la puta muerte se aleja un poco. Vamos charlando, contando una especie de cuento de nunca acabar a los amigos o conocidos y salta la risa y el chiste a cada paso. Y nos reímos todos juntos de lo que nos pasa o de lo que somos. La vida se entiende mejor si la ponemos en el mercado de la amistad, donde se vende (la vida) a precio irrisorio, a un precio de moneda a la que no le afecta la inflación. La vida es objeto de aprecio, de burla, de sentimiento al lado de los amigos. Si no fuera por estos ratos, decimos cuando reímos los amigos juntos, revueltos como unos huevos en la sartén.
La amistad en el banco con una cerveza.
La vida es contada con brío, con la alegría de todos unidos.
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