viernes, 28 de marzo de 2025

 El origen del lenguaje es un misterio y el de los idiomas diferentes se intenta explicar con la torre de Babel. El ser humano tiene un sistema fonador que no le tiene ningún ser del mundo: podemos producir sonidos inteligibles, no ladridos o graznidos. Los primeros sonidos que produciría el ser humano eran muy parecidos a los del Barrio Sésamo: aquí, allí, dentro, fuera, algunos números, etc. Quizás, el ser humano, para decir algo, recurriría a gestos, mandatos simples, etc. Lo difícil era cuando tenía que contar algo que sucedería en su pasado y ahí empezó el lenguaje. No es lo mismo el modo imperativo: siéntate ahí, que podría indicarse con el índice de la mano que contar que a tu mujer o compañera o lo que fuera, se la había comido un león por la noche. Ahí había que usar adverbios, hablar de un pasado, etc. Y del gesto, se pasó al gruñido y del gruñido a la palabra que designaba una cosa concreta. Las palabras universales se parecen mucho en los idiomas: sol, sun. No sé cómo se dirá sol en ruso pero seguro que se pronunciará muy parecido. Así que no es lo mismo conversar in situ que contar un suceso.

Mucha parte de nuestras vidas se pasa contando cosas.

Hay que contarlas bien, por lo tanto, acercándonos a la verdad.

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