Este marzo lluvioso, este sinfín de lugares previstos, este bar lleno de particulares adioses. Vengan los días de batallas, de generosidad por luchar, de banderas blancas. La paz se restringe a una plaza tranquila. Fumaré cigarrillos y fumaré el miedo. Llegarán misiles dentro de cinco años, otros misiles. Los locos en el poder procederán antidemocráticamente. Los elegidos cambiarán de opinión las veces que hagan falta. El dinero valdrá poco, ya lo dice la prensa. El clima cambiará de seco a húmedo, ya lo dicen las nubes. Nosotros seremos otra vez materia, no hará falta creer en Dios ni en nada. Por los arrabales, los dioses bajarán sin ser vistos, dirán el destino de los hombres, comerán de los peces del mar Tiberíades. Habrá vacaciones para los cuerdos, para los espabilados, para los bien hechos. No habrá tregua para los soldados así que pasen los años.
La luz ya no regresará al mundo.
Después que la oscurezcan altivos presidentes de las naciones.
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