Estaba esperando al autobús. No hacía nada para matar el tiempo que quedaba para que llegara. Iba a ver a un tío suyo muy admirado pues había escrito muchas novelas. El había probado a escribir una pero no le salió. El estaba soltero. Era guardia civil. Tenía 33 años. Estaba destinado en un cuartel de un pueblo de la sierra. No tenía muchos problemas. Todos le decían que se buscara una novia, que todavía no se le había pasado el arroz. Llegó el autobús. Salieron de la sierra y, tras diversas paradas llegaron a Madrid. En el autobús había una chica muy bonita que parecía que iba de fiesta. Iba ella sola. A lo mejor, con una excusa, podría abordarla. Y la abordó y a ella le resultó muy agradable el sobrino de este tío que escribía novelas. Con el tiempo se casaron y tuvieron hijos. El tío que escribía novelas se fue a un pueblo de Zamora a plantar un huerto. Ya no volvió a recibir la visita de ningún sobrino.
Un pueblo de Zamora:
lo desconocido de todo el mundo.
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