Las palabras no pertenecen a nadie. Pareciera que están por ahí volando y las cogemos del aire que, según sea el tiempo, estarán tostaditas y calenturientas o fresquitas ahora que llueve. Hay gente que no sabe hacer muchas cosas con las palabras pero el mandón solo sabe utilizar el imperativo: "Vete al sótano", "Ven pronto" y las amenazas: "te despediré", "No sabes quién soy yo". El pobrecillo currela de baja intensidad solo sabe buscar excusas en las palabras, siempre están ahí para disculparle: "No lo haré más", "Lo siento", etc. Hay un tipo de palabras para cada ocasión y para cada tipo de trabajo u ocasión. Yo escribo palabras que me hagan pasar el tiempo, que den una idea aproximada de que pienso un poco para rellenar un blog de estos. No me gustaría estar en posición de pedir perdón con las palabras todo el rato o de pelearme con las palabras de la administración porque son muy kafkianas: vaya usted al registro de la Comunidad, pida el sello de autocomplementación, etc. Qué asco las palabras administrativas. Me gustan las palabras libres, que solo hay que alzar el brazo y cogerlas y no las inventadas por un sistema burocrático y selvático lleno de enredaderas.
Usemos el lenguaje con soltura
y alegraremos a los amigos, a los jefes, a la vida.
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