Había un señor que se sentía mal, así que fue al médico. El médico no le veía nada malo después de explorarle, pero le recetó un pastilla que se llamaba presentina y consistía en un placebo, para que el señor se sintiera mejor pues él seguía diciendo que estaba mal. La presentina eran pastillas blancas de azúcar que los médicos recetaban a los pacientes que decían que se sentían mal aunque no tenían nada. Entonces este hombre deseó fervientemente ir a Torrevieja en taxi, era un deseo incontrolado, irracional, fuera de todo orden. Y le dijo a su mujer que tenía que ir allí para curarse de su mal. Tenía que ir a Torrevieja, lugar que no conocía, para curarse. Y tenía que ir en taxi. Y le dijo la mujer: ¿no te convendría mejor ir a Lourdes? Y el hombre dijo: no. Y fue a Torrevieja en taxi y se curó pues su enfermedad se llamaba monotonía.
Monotonía:
el mal que se nos pega todos los días.
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