Me pone negro hablar de política y de gente que cree en ella como si fuera su brújula o talismán (en el fondo son gente sin formación, no sé si por culpa de ellos o de otras circunstancias). En fin. No sé muy bien de qué escribir ahora pero escribiré a la buena de Dios. Por las marismas se veían cormoranes, cigüeñas, rosas flamencos, andarríos y la comida de plancton era muy abundante. La sequedad había desaparecido ese año y siguió lloviendo en los meses de verano para hacer la pascua a los bañistas. Ese año llovió lo que no había llovido en diez años anteriores. La pureza del agua de lluvia era encomiable, nos bautizó, nos renovó el agua, nos hizo más húmedos y dejamos a los políticos que hablaran: bla, bla, bla. Este gobierno se irá y vendrán otros y no sabremos el nombre de los ministros. Y habrá manifestaciones. Y habrá mentiras. E, impunemente, nos volverán a engañar.
En España tenemos muchas tragaderas con la gente de la psoe.
Será que somos algo rojillos.
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