Los grandes escenarios están hechos para los cantantes y para los futbolistas y para los políticos y los grandes actores que saben que con el lenguaje y los goles pueden hacer mucho. Los grandes escenarios encumbran al mejor, al que mejor domina la palabra y la música. Y se hacen millonarios con las entradas que cobran a los fans al asistir a esos eventos multitudinarios. Y los políticos prometen, hacen chanchullos maquiavélicos y dicen en los mítines cosas sorprendentes como que la oposición es obra del diablo. Y así va el mundo: un jefe de gobierno invade un país y ya pone a todo el mundo en guerra. La vida de la gente importa poco a la geopolítica, a la ambición nacionalista, a los estúpidos que creen que la gente todavía cree en ellos. Nadie quiere guerras, solo los putos políticos las quieren y hablan en nombre de un país, que son mucha gente.
Los errores políticos los paga la gente.
El error de la gente es no tomarse en serio a los políticos.
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