A la una y media me junto con mi padre y mi hermano a comer al centro de mayores de Reina Sofía. Mientras comemos, hacemos vida social. Mi padre conoce a algunos que van a comer allí y si no, entre nosotros se nos forma una conversación sobre gente del pueblo o de los familiares o de los trayectos que mi padre hacía con el camión o de las noticias del día o de si hay mucha gente comiendo o no. Lo bonito es comer juntos y charlar. Luego, por la tarde, doy un paseo con mi hermano y siempre recalamos en los Jardinillos a ver pasar gente y a seguir charlando de lo de Ucrania, de lo que sale en internet o de cosas del pueblo. El pueblo no lo olvidamos nunca pues allí nacimos y allí tenemos amigos, como me demostró Diego "Saluda" este año. La vida es así: reunirnos, charlarnos, demostrarnos nuestro amor con las palabras.
Hablar, entendernos, vivir juntos:
más bonito que todo el dinero del mundo.
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