En esta vida, todo acto de generosidad, será alabado siempre. Y hay actos de generosidad que no tienen que ver con el dinero. Una vez que has caído del caballo y has hecho las paces con alguien, se hace un acto de generosidad porque reniegas de tu ser a favor de otro y así, quedan las cosas más justas. Te has dado cuenta de que no llevabas razón y has enterrado el hacha de guerra: acto de generosidad espiritual, del alma. Hay otros actos de generosidad como hacerle a una médica de cabecera un regalo, un libro, y ella te muestra su agradecimiento con un beso. Hay actos de generosidad con los mendigos, con amigos que piden y con personas que conoces de toda la vida y están en un aprieto. Hay que tener actos de generosidad pues ganan los dos: el que da y el que recibe.
Generosidad:
No mirar por ti, sino por el otro.
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