A la gente de mi edad les agrada estar sentado y ver las montañas, a nuestro lado ver correr un río con truchas que no se mueven del sitio, ver el cielo azul limpio de contaminación, ver un bosque más allá del río y oír la naturaleza, los trinos de los pájaros. Pero eso no puede ser un lunes como el de hoy porque los lunes no están destinados a esas expansiones del espíritu. Yo podría coger un autobús y largarme a algún pueblo de la sierra y vivenciar esas cosas que he dicho antes. Pero parece que no va a ser así. O podría leer "Walden", que va de eso, de un hombre que se pira de la gran ciudad. Lo malo es que no sé conducir, le tengo algo de miedo. Si no, ya estaría en la montaña un día de estos.
La montaña. La costa sin gente. Un camino entre árboles.
En fin. Qué tristeza.