Una baja empatía en el ser humano conduce a la prepotencia. El yo es muy grande el de los poco empáticos. Me pregunto si es posible embarcarme en el horror de la noche y no morir en el intento. Sé que vendrán nuevas horas más frías y tranquilas pero, mientras tanto, sufro el tiempo que no pasa, sufro el tic tac, sufro el vencimiento de los minutos inútiles. La vida se ajusta a un guion escrito por un dios muy pequeño que casi no existe, no tiene palpación alguna entre las manos, sufre como sufrimos los humanos de un doloroso sentir, de un estrambótico deseo de estar lejos, de no tener responsabilidades para nuestros mayores y menores que crecen a nuestro lado. La vida es eso que acude a nosotros cuando dejamos de ser nosotros felices y contentos.
La niña con colores alegres triunfa en el canto.
Qué sensaciones más lindas nos hizo pasar.
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