Tengo que estar escribiendo hora y media hasta que coja la puerta y me vaya al pueblo de al lado pero no sé si tendré ganas. Hoy he estado hablando con Carlos, un amigo mío. Me ha contado un montón de cosas de su vida. Las penalidades de este amigo yo las conozco sin que me las cuente. Aún así, me las cuenta. Un buen amigo que abre el corazón a otros amigos. Al que solo te quiere por interés, huye de él, no sacarás más que disgustos. La gente yo no sé si se hace interesada y desalmada o ya nace así. La gente que ni pasma ni habla no merece la pena. Oculta todo y todo es un lío de afectos estúpidos y raros. Menos mal que yo, a eso de las 7, me piro. Hay que tener amigos en este mundo, no pegotes. Hay que tener a alguien que te cuente sus penas y que tú también se las cuentes. Palos callados y siesos no molan.
El espíritu del hombre ha ganado estos sentimientos: el de la libertad y el de la verdad.
El que atente contra ellos, no será llamado hombre sino bestia.
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