Las creencias de una persona han de ser respetadas, si esa persona también respeta las nuestras y no se burla de ellas o las critica muy severamente. Un católico y un socialista no sé qué pueden llegar a creer del mundo en el que vivimos pero si atentan los dos contra la razón y la fe ha de hacérselo notar. Porque uno sea socialista, no debería dejársele creer que el Dios tuyo, no el de él, no existe. Nadie debe meterse con la fe de nadie. Tampoco un católico puede decir a nadie que peca porque no cree en Dios. Nadie peca por ser ateo. Y así siempre. Nadie debe dirigir la convicción de nadie, nadie puede decir que tu fe es errónea, nadie está en lo cierto en última instancia. Nadie sabe más que nadie, eso está demostrado. Nadie manda en la fe, la fe es algo interior y subjetivo.
El mundo ardiente viene tras el mundo habitual
y lo llena todo de imprecisiones.
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