lunes, 19 de agosto de 2024

 Empecé mal a sobrevivir en este mundo fatal. La vida se impone fuerte para los enfermos. Las calles lejanísimas llegan hasta mí por medio de vídeos, discursos, orografías, miedos, saltos en el tiempo, amigos de penurias y oficina. Las llagas iniciales se convierten en torturas mentales, en rezos desesperados, en amores fraternos que llegan hasta la aurora. Y me voy andando al pueblo de al lado al amanecer. Y como la fruta de los amargados que crece en las orillas del camino, surto de un agua clara y amorosa a mi propio espíritu, llenándolo de bondad y esperanza. El perfume de esas horas llega hasta mí haciendo que me sienta desdichado. Pero seguiremos, seguiremos contra viento y marea a pesar de esos que son conocidos pero están muy lejos, muy lejos, en el reino de las cosas inútiles.

Parece que han hecho cosas por nosotros, esos satélites egoístas

pero no han hecho nada, nada más que olvidarnos.



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