miércoles, 21 de agosto de 2024

 A mí me hubiera gustado ser el conde Lequio. Pero no me gusta del todo porque tiene un poco cara de tonto. No sé cuáles son sus hazañas, ni si es rico o anda a la cuarta pregunta, ni los años que tiene, ni si veranea en Málaga, que está de moda, o si sufre de estreñimiento o goza de una salud pobre en hierro. Lequio mola porque sale a hablar de sí mismo u otras tonterías y cobra. No habla de libros, no sé si Lequio lee libros. No sé dónde está Lequio pero suena así como caserío vasco, que asco. ¿Lequio es culto? ¿Escribe libros? ¿Qué estilo tienen sus libros? En fin. A mí, los que salían en Salvamé, no sé dónde saldrán ahora, no me gustan. Yo prefiero un buen libro a oír a Lequio decir sandeces.

Un instante vacío de acción puede sembrarse de libre pensar

y no hacer nada, nada y ya es hacer algo.

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