La bola gira. Las ruedas del taxi giran. El dinero hace una pirueta en el aire y va contra la pared. Los locos del terror rompen escaparates que antes eran crepúsculos dorados frente a la montaña. Charles es un río. Charles es un taxista. Charles es un adorador de Charles. El río Charles forma un recodo superexquisito cuando deja atrás paredes llenas de anuncios y fábricas. Charles el río da qué pensar mientras se mira como fluye, lleno de inmundicias. Charles el taxista recuenta unas monedas en la mano y las considera escasas y feas. Charles el taxista no tiene buen humor, no ríe sino es mirando la foto de su hija que ya dice papa y mama. Oh Charles el río. Oh Charles el taxista.
Por las aldeas pasean unas reliquias de un santo.
Ese santo estuvo mucho tiempo en una cueva, pensando y orando, pensando y orando.
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