Decimos o decíamos: creo en un Dios todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. A ese Dios ya no lo queremos, le hemos vuelto la espalda. El humo del tabaco roe las ideas, las llena de aristas, de circunloquios, de tesis baratas, de populismo, de anclajes para decir que solo la ciencia nos salvará. Algo creó otro algo y aquí lo tenemos. Para disfrutar o para contemplar. El pájaro, la higuera se estremecen en el aire. Aparatos sin número llenan las casas para ver el mundo. Nos creemos alguien poderoso. La luna cerca la noche con su luz efímera. Todos sabemos, sin saber cómo, que un Creador existe. Los kilovatios hablan más que las bocas.
Pensamos que pensamos pero no salimos de ahí.
Es duro no saber, es duro ser un ignorante pero preguntando quizás se llegue a Roma.
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