Suelo sentarme o tumbarme a meditar. Para meditar, pienso siempre en la Plaza de España de Madrid. Me imagino las gentes que andarán por esa zona de la capital. Y luego, me vienen pensamientos e imágenes que pasan y se van rápidamente. El fin último de la meditación es no pensar en nada. Así llega a la mente el daimon del que hablaba Sócrates. Deberíamos todos meternos en una habitación durante media hora y descansar la mente y no pensar en nada. Eso lo dice Paracelso, un médico antiguo que descubrió muchas cosas sobre la mente y el cuerpo humano. Cuando descansamos la mente, la mente se regenera, se carga de relajación, se vuelve más tranquila y va más lenta.
Meditación:
algo que nos viene bien para la mente.
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