Esta tarde estoy en casa. He intentado ver una película que parecía buena y al final, no lo era tanto. Tampoco tengo ganas de escribir para pasar el rato. Pero puedo aquí escribir que las horas se pueden perder. Lo que no se puede perder es el espíritu optimista de pensar que todo está diseñado para nuestro disfrute, aunque sea una tarde al parecer anodina. Los semejantes no me estimulan, no me inspiran mucho, pero reconozco que todavía tengo en el espíritu alguna sensación de asombro a la que me puede invitar alguno de ellos. La gente es sorpresiva y asombrosa algunas veces. El mundo acoge, como en un caja misteriosa, seres realmente irreales, misteriosos. Solo hay que estar un poco atento a encontrarlos. Pronto, con las vacaciones que vienen, resurgirá algo nuevo de este mundo al parecer redondo pero que siempre guarda algo insólito en algún pliegue.
Lo óptimo siempre es algo nuevo.
Deseemos lo óptimo, pues.
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