Hay una forma de hacer poesía que es poner versículos, al modo de la Biblia, unos detrás de otros sin que ninguno diga nada. No se crean metáforas, no se crean ideas, no se crea unidad entre esos versículos. Y así se crea un corpus poético sin ninguna razón para su existencia. Los surrealistas eran muy cucos y hacían versos por un tubo sin pensarlos, sin que dijeran nada. La excusa era que surgían del inconsciente. Pero es que el inconsciente es muy arbitrario, no tiene significado. La escritura automática no tiene razón de ser. Nadie, ni el que lo escribe, lo entiende. Entonces ahorrémonos versículos ridículos e innecesarios para producir poemas.
La escritura del inconsciente:
el truco de los que no saben escribir.
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