Hoy me levantado triste. Quizás la lectura del periódico y una cerveza con un amigo, me han dado algo de ilusión. Pero no. Sigo triste. Ayer fui al pueblo y me gustó la tranquilidad que había. Vi a Daniel, el de la Paca. Vi a dos primos en la plaza. Vi a Teo también en la plaza. Vi a Susana, mi quinta, que trabaja en lo de los embutidos en Monterrubio. Comí una buena paella en el restaurante de Villacastín. Intenté echarme la siesta pero no pude. Luego vi a Carlos el de la Águeda. Y nos vinimos. Y una tristeza se me ha puesto en la cabeza esta mañana. Será que he tenido un sueño feo, de enfrentamiento. Yo andaba con una espada y me querían matar.
Sentado sobre una lágrima.
Y una pesadilla agitando la noche.
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