domingo, 13 de abril de 2025

 Esta luz que se alía con la sal, este domingo eterno que alza el sol hacia el infinito más cercano, este punzante azul derramado ante mi vista, me recuerda al mar, me lleva atado a un pliegue de la vida. No será hoy cuando me ponga a llorar. Quizás otro día tenga que escribir para darme ánimos, para salir de mí, para torcer el cielo de unas horas que se quedan pegadas a las farolas del mediodía. Es pronto y tarde, es doloroso y tranquilo este día del Señor montado en un borrico. No sé qué tienen las iglesias hoy que se llenan de gente, que se nutren de alabanzas, que agitan un ramo al aire, el aire endulzado de Dios que entra en Jerusalén.

Domingo de ramos:

7 días y todo acaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario