Tengo dinero que gastar. Estoy deseando gastármelo. En una comida, en un viaje, en un trayecto ameno, frente a un mantel. La vida se pone tonta si el dinero no circula. La bolsa se añeja y deja de tener sentido. Hay que gastar el dinero pues hay muertes repentinas que nos acechan a cualquiera. Que si fumas, que si el colesterol, que si la tensión. Es mejor darse un atracón de lo que sea. Un atracón de sol, de kilómetros, de cochinillo, de fritura, de lo que sea. Ir y largarse de este andar por andar que ando. Y disfrutar de la vida un poquito, el que nos deje las horas, el que esté para cada uno de nosotros. El dinero en el bolsillo apenas suena. En un restaurante, reluce como el diamante. Hay que gastar. Hay que ir al placer, a la carne, al pescado al sol que surja, al cielo azul y a matar penas diarias.
Coger un buen compás
y no perderlo entre los días.
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