Hay que vivir el presente con la mejor de las actitudes. Ayer estuve en una biblioteca de un pueblo. Al lado de un gran ventanal, leí historias de gente que ha triunfado en la vida como actor o cantante. No está mal triunfar en la vida y ser famoso. Pero también está bien estar rodeado de gente que te quiere y que quieres que su vida sea feliz y haces todo lo posible para que sean felices para que tú lo seas también. El común de los mortales, el viandante de la acera, ya no me dice nada, pero una corriente de simpatía todavía me une a él, aunque tenga más de vulgar que de grandioso. No es grandioso el que más dinero tiene sino el que es más amado. Santos, como la semana que viene, iremos todos juntos en pos de la felicidad, a comer todos juntos, a mirar al futuro sin hacer, a pasarlo bien y a vivir felices con aquellos que nos quieren.
Nos quieren, siempre nos quieren.
Y nosotros debemos quererlos también.
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