martes, 15 de abril de 2025

 El reseco de la tierra era ya calcinación. Y llegaron las lluvias. Quince días de lluvias sin parar. Qué bendición. El agua bajaba y bajaba del cielo con fuerza o parsimonia, con alegría o con tranquilidad. Las nubes eran la cubierta de todo el cielo, no dejando ver al sol que enviaba calor todo el tiempo durante la época anterior al temporal este que trajo humedad. Yo lo viví con fascinación: la lluvia al fin llenando pantanos, ríos. Los troncos de los álamos se llenaron de musgo. El suelo se llenó de caracoles y lombrices y otros animalillos. Los pájaros mojaron su plumaje. Los animales notaron la sensación beatífica de los millones de gotas que cayeron. El campo se vivificó, resucitó, subió a los cielos. Amor de agua. Amor por la naturaleza que da el íntimo placer de las nubes generosas.

El agua.

Ese ser líquido que a veces da natura.

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