Novelas, novelas, novelas. Dame novelas hasta que se caiga el cielo. Dame la historia de otros, inventada, sacada de la manga, traída por los pelos o sesudamente creada. La vida es novela, una novela terca y demasiado precisa y verdadera. Pero la vida surge un día y al poco, está caminando, está estudiando, está uniéndose a otra vida. Y con el susurro de la despedida, vamos viviendo, vamos queriéndonos mucho pues no hay otro camino. Camino, vida, qué más da. El aire limpio que ha venido de repente se nos da, se agita en nuestras manos con la dulzura de la leche de las madres. La feroz desnudez de la despedida nos hace querer historias, otras vidas, augurios de algo mejor, leer continuamente en los ojos el amor de los demás.
No lucho ya con mi cuerpo.
Lucho con las sienes y mis ojos.
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