sábado, 19 de abril de 2025

 No te conoce la tarde, ni los árboles que apuntan al cielo, ni el muro de los colegios, ni la sudamericana que cuida a los ancianos. No te conoce ni tu rebaño exquisito diseminado. La luz del sol apunta a nuevos logros en esto de contar, en esto de unir palabras. El pueblo espera un día a que todo se resuelva en un agotamiento de las gentes. Pero siempre habrá quien llegue de otros lugares y diga: aquí me quedo y trabaje y remueva la tierra y tenga hijos. Porque donde hay sol y agua, hay prados y huertas y trigos. Donde hay gentes sencillas, crece el cariño por las almas que llegan. Y un pintor vendrá y uno que escriba novelas y otro que esté loco y otro apurado por la economía.

Un pueblo no da rencores.

Un pueblo da gentes tranquilas y hechas al suelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario