Ahora se dice mucho eso de "que haya buen rollito". Y es verdad. El buen rollito es muy necesario para todo. Para que haya buen rollito hay gente que escribe en un papel los desaires que ha recibido de las demás personas con las que convive y luego, los borra según se han ido solucionando. Algunos feos se van con el mero paso del tiempo, se olvidan porque no tenían mucha importancia pero otros agravios duran y duran en la libreta. El caso es pulir disidencias y malos resentimientos hablándolos con la persona implicada. Pero yo aconsejaría que los malos rollos no se extiendan a muchas personas porque si no, es muy lioso ir desenredándolos. Y mucho menos si el asunto horrible coincide con dos o tres personas a la vez. Eso es duro de llevar porque son bastantes voces disonantes y no se sale bien.
Peligrosa la promesa que no se cumple.
Peligroso el agravio que no se olvida.
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