Yo quisiera que mi hermano no vuelva a ingresar en el hospital. Se hace dura la enfermedad cuando empieza a dar signos de los delirios y las cosas que se le ocurren cuando está malo. Me insulta y me pone nervioso. Hace cosas raras. No se le puede dejar solo. El año pasado por estas fechas, mi hermano y yo sufrimos los síntomas de la enfermedad. Uno cuidando del otro. Yo hice muchas tortillas francesas. Yo me chupé toda la programación del 2 de mayo en Madrid. Y el cinco de mayo, por fin, mi hermano ingresó. Una psiquiatra negligente tuvo mucho de culpa. Yo andaba por ahí y no me di ni cuenta. Ahora estoy más pendiente de mi hermano. Hemos ido a Madrid bastantes veces. Hemos paseado. Hemos hablado mucho. Hemos dejado la asociación. Tenemos mayor salud mental. Si no fuera por estas cuatro esquinas que andamos siempre.
A mi hermano no le afecta la rutina.
A mí, sí.
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