Primero fuimos a Talavera de la Reina. Allí paramos en una gasolinera y tomamos café y yo pude fumarme un cigarrillo. Oriné frente a una pared donde crecía abundante hierba. Luego nos dirigimos a Candeleda, en la sierra de Gredos. En un banco al lado de la carretera, nos comimos nuestros bocadillos de tortilla. Dimos luego un paseo por el pueblo: casas con flores, calles bonitas, plazas también muy bonitas. Hicimos varias fotos con la montaña al fondo. Luego cogimos camino de Cuevas del Valle, un pueblo muy bonito también encajonado en la sierra, con calles estrechas y en cuesta. Tomamos una cerveza en el bar y hablamos con una vecina que tenía un nieto policía. Luego, nos dirigimos a Ávila, subiendo el puerto del Pico y  de la Menga o algo así. Un trayecto largo pero muy ameno: pueblecillos, prados, casas, vacas, etc. En Ávila tomamos algo y hablamos con unos mexicanos: una pareja mayor y su hija. Eran muy listos y estaban visitando España por todos sus rincones. De Ávila para acá, paramos en el Ruma a comprar queso y picadillo y torta y ya llegamos a casa y yo hablé con ella de ese chico del que está enamorada.

Un viaje.

Y era hora.